Opinión | Lo común

Contra el clima

Siempre hubo tormentas, granizo, baile de temperaturas

GALERÍA | Los estragos de la tormenta de granizo en Zamora

GALERÍA | Los estragos de la tormenta de granizo en Zamora / Cedidas

Sé cómo suena de irracional el título. Es como escribir Contra la vida, Contra el aire, Contra el agua, Contra el mundo. Pero es que es justo de eso de lo que quiero hablar. De quienes hacen política contra el mundo, el agua, el aire y la vida. Ayer decían las noticias que los océanos tienen temperaturas altísimas y nunca vistas, lo que alarma a quienes entienden de eso. Esa bola que llamamos tierra es, sobre todo, un planeta de agua. Los océanos ocupan la mayor parte de la superficie y es el líquido amniótico donde nació la vida, como nacemos nosotros en el íntimo y pequeño océano del vientre materno, aunque después salgamos al exterior y nos las apañemos para respirar. Sin los océanos no hay mundo, tal y como lo conocemos. O mundo sí, pero no vida.

Pero eso nos pilla demasiado lejos y es abstracto para quienes no somos expertos. Más cerca nos queda ese último tormentón de la madrugada del jueves. Tras un día entre primaveral y veraniego, de inesperadas mangas cortas, llegó la noche y con él una granizada impresionante, truenos y relámpagos que nos levantaron asustados de la cama. Parecía el fin del mundo. ¿Normal todo ello? Para los negacionistas del clima, por supuesto. Siempre hubo tormentas, granizo, baile de temperaturas. ¿Dónde está la novedad, nos dicen? No caigan en la trampa de responderles. Es la ciencia la que da repuestas contundentes cada día. La meteorología, el estudio del clima, es hoy un sólido campo de estudio y con múltiples ramas. Recopila datos, los procesa y compara a lo largo de los años y siglos. Por eso sabemos que de normal no hay nada en lo que está ocurriendo. La acción humana está deteriorando el complejo mecanismo del planeta de agua, abocándolo al colapso. Ya no es hipótesis. Cada vez hay más pruebas ante nuestros ojos.

¿Por qué, entonces, hay tantos que siguen empeñados en negar las evidencias y el amplísimo consenso de la comunidad científica? Porque no les interesa que sea cierto. Implica cambios que chocan contra las políticas que aspiran a imponernos o que no quieren modificar, mueran los que mueran. Evitar el cambio del clima y la ruina del planeta significa, en efecto, transformar la forma en que nos organizamos. No podemos seguir con el desaforado consumo de energía actual, ni comiendo lo mismo que comemos, ni viajando sin ton ni son solo porque nos aburrimos, ni produciendo como producimos. Salvar nuestra casa común implica vivir de otra manera y eso pone de los nervios a los defensores de los privilegios que tienen los de arriba.

No hay más que eso. Que ya es. Pero por eso, por defender lo indefendible, hay partidos dispuestos a fingir que no vamos camino del infierno. De eso es de lo que de verdad va la política. Mucho ojo.

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