Zamoreando

¡Porque lo diga Puigdemont!

Es lo que nos faltaba para que políticos sin escrúpulos puedan hacer lo que les venga en gana

La manifestación contra la amnistía de Pedro Sánchez en Zamora.

La manifestación contra la amnistía de Pedro Sánchez en Zamora. / José Luis Fernández

Carmen Ferreras

Carmen Ferreras

Da la sensación (por empezar de alguna manera) que en la cuestión esta del pacto entre PSOE y Junts, la voz cantante la lleva Puigdemont. Él marca los tiempos. Él dice. Él hace, Él dispone. Él dirime. Él ordena. Él manda. Sánchez acata. La entrega de Sánchez y su interesada "generosidad" con el separatismo catalán ha servido no sólo para unir a las cuatro asociaciones de jueces, también para que con ellos, los fiscales, las instituciones de la Unión Europea, un centenar de abogados del Estado y la sociedad civil a través de la movilización en las calles, amén de diversas organizaciones empresariales, inspectores de Hacienda y otros colectivos que se irán sumando, hayan mostrado su rechazo al tremendo golpe dado por Sánchez a la separación de poderes que recoge el pacto suscrito entre el PSOE y Carles Puigdemont para investir a Sánchez. Son muchos los españoles que más que investir prefieren embestir pacíficamente contra todos los protagonistas de esta fea historia que solo apoyan los implicados y aquellos como el PNV de Ortuzar que, a río revuelto…

El PSOE, Sánchez, Bolaños, Santos Cerdán, individual y colectivamente, han hecho un "striptease", impropio de políticos serios, para mayor regodeo del prófugo. En el colmo de la bajada de pantalones, el Partido Socialista ha aceptado también la creación de comisiones de investigación parlamentaria para aplicar la ley de amnistía a causas llamadas "lawfare", término que le encanta al prófugo y que ha metido sin necesidad de calzador en el zapato del pacto. Término con el que ni los jueces españoles ni la mayoría ciudadana está de acuerdo porque con respecto al "procés" no ha existido persecución judicial alguna, que es lo que la palabrita viene a significar. Eso sería admitir el incumplimiento de la separación de poderes y la independencia judicial, propios de un Estado de Derecho, poderes que Puigdemont se quiere cargar para su mayor tranquilidad. Con sus más y sus menos, no cabe duda alguna de que en España se ha venido actuando con independencia y rigor hasta la entronización como presidente del Tribunal Constitucional de Cándido Conde-Pumpido, que para nada hace honor a su nombre. Y antes, entre 2020 y 2022, el nombramiento de Dolores Delgado García como fiscal general del Estado. Un despropósito con vitola Sánchez.

No es de extrañar que los jueces hayan montado en cólera. Les asiste toda la razón. No pueden permanecer impasibles, la calle les arropa, ante el desmantelamiento de los poderes en España, especialmente el que afecta a su independencia. ¿Pero quién es Puigdemont?, ¿quiénes son los políticos para que se arroguen el derecho de juzgar a los jueces? El poder judicial cuenta con sus propios mecanismos. ¿Porque lo diga Puigdemont hay que poner todo patas abajo? Es lo que nos faltaba para que políticos sin escrúpulos puedan hacer lo que les venga en gana y convenga, porque ya no habrá nadie ni antes ni después de los políticos. Mal asunto. Un acuerdo que a nadie convence, mata y entierra en el mismo día a Montesquieu. Aunque siempre lo negó, creo que fue Alfonso Guerra quien, en 1985, acuñó aquel aforismo que se ha perpetuado hasta nuestros días: "Montesquieu ha muerto". Ahí lo dejo.

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