Buena jera

Lo que no pase aquí en Zamora…

Un ratón estropea Internet y dos cabestros suben al tejado, ¿hay quien dé más?

Los toros de Villalpando, por los tejados

Los toros de Villalpando, por los tejados

Luis Miguel de Dios

Luis Miguel de Dios

Dicen que el realismo mágico lo inventaron los escritores hispanoamericanos y que solo a ellos se les podían ocurrir historias como las que suceden, por ejemplo, en "Cien años de soledad", del colombiano Gabriel García, en "La guerra del fin del mundo", del peruano Mario Vargas Llosa, o en "Pedro Páramo", del mexicano Juan Rulfo. Tengo mis dudas. Esas novelas, y otras cuantas más, son una maravilla y le revelaron al mundo una forma de narrar y unos episodios hasta entonces casi desconocidos, aunque la literatura española ya nos había ofrecido excelentes adelantos como "El diablo cojuelo", de Luis Vélez de Guevara, o el mismísimo Quijote, fuera Cervantes sanabrés, como sostiene el profesor Leandro Rodríguez, o no. Y digo que tengo mis dudas porque el llamado realismo mágico campa por estos lares desde hace siglos y ahí sigue, pese a que cada vez somos menos y tanto el realismo como la magia nos da para lo que nos da. No hay que pedirle demasiadas peras al olmo. Con que suelte algunas, basta y sobra.

El caso es que me puse a pensar en el realismo mágico (o casi surrealismo) de esta tierra al enterarme de algunas noticias recientes, de esas que te obligan a pellizcarte y que te mueven a soltar la carcajada aunque maldita la gracia que tienen para los perjudicados. Una muy llamativa fue la del ya famoso ratón de Sanabria. Resulta que una parte de esta comarca se quedó sin Internet, que es como si al lago le quitas el agua. Un desastre en toda regla, especialmente para negocios, restaurantes, bares y los cientos de veraneantes que sin el móvil, la tablet y el ordenador son como los recién nacidos sin la teta materna. Inmediatamente surgieron las quejas y las críticas por el supuesto mal funcionamiento del servicio. Nada nuevo, sobre todo en una zona muy castigada por el subdesarrollismo técnico. Y comenzaron las investigaciones para saber el origen de la avería y ponerle remedio. Y, ¡oh sorpresa!, nada de fallos humanos ni de fibra óptica venida a menos ni de satélites durmiendo la siesta. La culpa fue de un ratón (o ratona o ratone) que mordió un cable. ¡Lo que no pase aquí!

El roedor está en paradero desconocido y las sucesivas llamadas a su teléfono celular no han dado resultado. Lo llamaremos "Tera desconexión" y punto. Que arrastre toda su vida la vergüenza de ese mote, que, seguramente y como es tradición, heredarán su descendientes

Creo que no se le ha dado suficiente bombo al asunto. Si hubiera ocurrido en otros sitios, ya habría cientos de artículos, reportajes, videos y hasta guiones de películas o series. Y algunos enterados lanzarían el reto de ir a buscar al flautista de Hamelín para que a golpe de canciones, aunque fuera regetón, acabara con la plaga. Se rechazó su propuesta, entre otras razones porque el roedor está en paradero desconocido y las sucesivas llamadas a su teléfono celular no han dado resultado. Lo llamaremos "Tera desconexión" y punto. Que arrastre toda su vida la vergüenza de ese mote, que, seguramente y como es tradición, heredarán su descendientes.

La segunda cita zamorana con el realismo mágico nos llegó desde Villalpando, la capital de Tierra de Campos. No son aquellas llanuras muy dadas a las apariciones, los duendes, los fantasmas y las cosas misteriosas y sobrenaturales, pero ¿qué puede pensar alguien que sale tan tranquilo a la calle y descubre dos cabestros andando por los tejados como si fuera lo más normal y natural del mundo. "Joder, si no he bebido ni me ha fumado un porrito ni tengo ardiendo la sesera". Pues, no; no hizo falta ni el alcohol ni el canuto ni calentura en las meninges para que cientos de personas vieran a los dos mansos caminar sobre la cubierta de un edificio hasta que esta se derrumbó. Lo que no pase aquí…En la historia de Villalpando parece que la explicación es sencilla: los bueyes estaban en un corral, aprovecharon que había unas alpacas de paja haciendo escalera y se pusieron a trepar, quizás porque ya saben que la escalada es un deporte olímpico y los juegos de París están a la vuelta de la esquina, el verano que viene. No se descarta que los cabestros villapandinos se hayan puesto ya en contacto con el roedor sanabrés para sacar algún rendimiento económico a sus hazañas. Ahora lo raro se paga bien y las teles ya están ojo avizor. Unas pesetillas nunca vienen mal por muy ratón que uno sea.

Tendrán una dura competencia con el cabestro y los novillos que se metieron en un portal de Íscar (Valladolid) y tardaron en salir o con la doctora que iba de servicio a la corrida de toros de El Burgo de Osma (Soria) y dio positivo en un control de alcoholemia. El espectáculo tuvo que retrasarse hasta encontrar otro sanitario que pudiera sustituir a la "positiva". Más realismo mágico. Y sin salir de esta región. Ya que no somos los más ricos, al menos aspiramos a ser los más cachondos. Algo es algo.

Suscríbete para seguir leyendo