Cándida, historia de una superviviente

Hoy, tenemos el privilegio de estar con ella compartiendo y soñando parte de un trocito dulce de su eternidad

Cándida, en la celebración de su centenario

Cándida, en la celebración de su centenario / Cedida

Concha Ventura

Concha Ventura

Nos reunimos el 17 de junio de 2023, la familia y amigos de Cándida, cobijados bajo su mirada afectuosa y luminosa, para celebrar sus cien años de vida, que están llenos de sorpresas.

Aunque nos parezca extraño, existen en la actualidad pueblos que no conocen la idea de tiempo. Baste un ejemplo, los Amondawa, una tribu de aborígenes de la selva amazónica, en Brasil, no hacen planes, ni le dan importancia a la historia de su propio pueblo, tampoco entienden de alarmas, ni de relojes, ni de calendarios. Se rigen por la sombra de la noche y por la luz del día, y en su lengua no existen palabras como tiempo, niñez, juventud, vejez.

Al no cumplir años y, como los individuos a lo largo de la vida van envejeciendo, cambian de nombre dependiendo de la etapa vital en que se encuentren. Al no conocer la idea del tiempo, nosotros como los Amondawa, le daríamos muchas menos vueltas a las cosas en la cabeza, pero ojo, nos hubiéramos perdido esta celebración, porque les recuerdo que, para esa tribu no hay cumpleaños. Y Cándida en este momento en que se ha convertido en centenaria, como ha empezado un nuevo ciclo, tendría que ser llamada de otra manera como, por ejemplo, "Gran Cándida". De todas formas, a muy poca gente se le concede el privilegio de vivir cien años, un siglo y ¡qué siglo!

Ha conocido una España con unos cuantos cambios de gobierno, y aquí sigue ella, tan guapa y coqueta como siempre

Como se puede comprobar, la vida a Cándida le ha dado mucho de sí, y la ha hecho multimillonaria, en primer lugar, en tiempo, ya que se extiende desde 1923 hasta 2023, exactamente 36.525 días, que traducidos en segundos se convierten en 3,155.760.000, ("tres mil ciento cincuenta y cinco millones, setecientos sesenta mil segundos"), que ya es decir, a ver cómo asimilamos la cifra, qué de cosas han visto esos ojos, aún llenos de fulgor.

Ha conocido una España con unos cuantos cambios de gobierno, y aquí sigue ella, tan guapa y coqueta como siempre, después de sobrevivir a la monarquía de Alfonso XIII, a Primo de Rivera, a la Segunda República, a la Guerra Civil, al Franquismo y a la Democracia con los reyes Juan Carlos I Felipe VI. Y también ha sido millonaria en otras muchas cosas.

A Cándida hija de Maximina y Faustino, conocido como el Pelotari o El Gato, aparte de ser muy coqueta, como ya quedó dicho, Dios le concedió unas manos inspiradoras para coser y bordar, como muy poca gente ha sabido hacerlo. Ha tenido una gran familia compuesta por cuatro hermanos José, Fausto, Manuela y Carlos, y también ha tenido un marido estupendo, Antonio, gran amante de su familia, de los puros y de la caza, y tres hijas, Conchita, Mini y Toñy, además de dos nietos, Sara y Félix, y tres maravillosos biznietos, Juan, David y Miguel, y como remate, un gran número de sobrinos, primos, cuñados y amigos, como lo certificamos los aquí presentes.

Un gran poeta persa, Omar Khayyam, escribió lo siguiente: Si sembraste en tu corazón/ la semilla del Amor, no fue inútil tu vida. Hasta llegar aquí, todos hemos intentado sembrar amor a lo largo de nuestras vidas, pero Cándida nos supera con creces, claro que ha contado con más tiempo y eso le ha dado ventaja. Y si el amor es comprensión, a ella le ha sobrado.

Y también Cándida es alegría, porque a pesar de los golpes de la vida, muchas veces ella ha conseguido disolver en los otros con sus acciones y consejos, las nubes interiores, esas que van cargadas de penas negras y tristezas. Y si el amor es la maravillosa lumbre que hace todo más fácil, Cándida, con gran perseverancia, no ha dejado de echar leña en el fuego del hogar, para ofrecer su calor a quienes la han rodeado.

El escritor uruguayo, Mario Benedetti, afirmaba que "Cinco minutos bastan para soñar toda una vida", y eso es lo que estamos haciendo aquí en este momento, porque hoy, tenemos el privilegio de estar con ella compartiendo y soñando parte de un trocito dulce de su eternidad.

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