Opinión

El Zangarrón de Sanzoles de Celedonio Pérez

Presentación del libro de Celedonio Pérez.

Presentación del libro de Celedonio Pérez. / E. F.

“De bien nacidos es ser agradecidos” es una de las tantas frases que, basándose en la lógica, la experiencia, la sensatez, la buena voluntad y un larguísimo etcétera, tienen una virtualidad total para que el comportamiento humano sea, al menos, un poco llevadero y, por ello, respetuoso. Además, quiénes son de esa manera, a parte de la propia satisfacción personal, conlleva la de aquellos que le han procurado la satisfacción a sus demandas, necesidades y deseos, lo que les impulsará a seguir obrando beneméritamente hacía los demás.

Y que nada mejor que ser agradecidos al “terruño” en que se vieron las “primeras luces”, donde se pasaron los mejore años; es decir, la infancia; donde se aprendieron “las primeras letras”, donde se hizo la Primera Comunión, etc., y, en muchos casos, donde se retorna cuando las circunstancias vitales, de todo tipo, lo posibilitan.

Y siempre aportando al “suelo” que nos vio nacer lo mejor de nosotros mismos, muy especialmente aportando lo que la profesión lo permita, contribuyendo al mantenimiento, mejora, engrandecimiento, difusión y promoción de las sanas costumbres y tradiciones, engrandeciendo lo que recibimos de nuestros mayores.

Excelente ejemplo de cuando acabamos de reseñar, es la recientísima publicación de “El Zangarrón de Sanzoles. La historia del brujo que se convirtió en diablo bueno. Rito, tradición y mito”, de la que es autor el eximio sanzolano, periodista y amigo Celedonio Pérez Sánchez, recientemente publicado por la editorial Semuret, de Zamora. Y es que la pasión, el conocimiento; además de haberse colocado “la careta de esta mascarada hasta en dos ocasiones”, como manifiesta su hija Alba en el prefacio; surgen en cada línea para deleite de sus lectores, lo que hace muy recomendable su lectura, pues se aprende y se “vive”. Además, esos sentimientos los manifiesta, muy cariñosamente, en la dedicatoria al autor de estas líneas, al decir que está “escrito desde el balcón de la emoción”.

Por todo ello, habrá que divulgar el contenido de tan preciado libro por todos los canales y medios que las nuevas tecnologías posibilitan; pues de lo que se trata, pensamos, es que el mayor número de personas se deleiten con su amena escritura; amén de su adquisición por bibliotecas, instituciones y público culto en general, que procura saber mucho y bien de toda manifestación tradicional, histórica, etc., como por los zamoranos de “pro”.

Y claro está, como recomienda el autor en el epílogo, allá a finales de diciembre habrá que ir a su pueblo a ver, a sentir, a disfrutar, a aprender, a conocer, etc., de este evento popular.

Enhorabuena amigo Celedonio por tan encomiable y necesario texto, como a tus paisanos por disponer de él, al reflejar una de sus más queridas costumbres.

Marcelino de Zamora