Una familia unida por la elaboración de jabón

Los cuatro hijos de Avelina "Avi" Cuñado y Virgilio Castro han nacido y crecido entre los jabones de Zorro D´Avi, una empresa familiar donde la mecanización es prácticamente nula en todo el proceso de fabricación artesanal.

La empresa familiar abre sus puertas en el polígono industrial de Castellanos, de Puebla de Sanabria, este fin de semana para conmemorar y representar a la provincia de Zamora en el Día Europeo de la Artesanía, iniciativa que cuenta con el apoyo de la Junta de Castilla y León a través de su Dirección General de Comercio. La empresa tiene el distinto de marca de Meseta Ibérica y de productos ecológicos tras un exhaustivo proceso de testado.

El proyecto de fabricar jabones surgió hace 28 años, "con mucho sacrificio" y con dos niños todavía pequeños Virgilio y Santi, convertidos ahora en parte fundamental de la empresa familiar "cada uno tiene su campo de trabajo" en la fábrica y en las ferias y mercados artesanos. Con su marca de jabón han llevado el nombre de Sanabria por toda España y han exportado a otros países, como Francia. Las dos hijas menores Belén y Azucena se están formando en las especialidades de Biología y Farmacia para incorporarse a la empresa. "Azucena, la más pequeña, está deseando ocuparse de la formulación" reconoce Avi.

Esos primeros jabones salieron de las lecciones aprendidas de niña de la abuela Romualda "ella siempre hacía el jabón para casa" y la voluntad de Avi "en lugar de irme a jugar yo me metía de pies a cabeza cuando hacía el jabón o había que hacer la matanza".

De aquellas el jabón se elaboraba con grasas y mantecas "para lavar la ropa y para el cuerpo". Esas enseñanzas quedaron guardadas hasta que se presentó el momento oportuno. Avi fabricó en casa un jabón casero para lavar la ropa a mano. Sus manos estaban agrietadas con frecuencia y con esa "colada" a mano, su piel se suavizó.

La marca arrancó con tres tipos de jabón: nogal, azufre y naranja. En la actualidad fabrican cerca de 40 tipos naturales y biológicos, el último sorprendentemente de vino, 6 variedades de champú, y diferentes variedades de cremas y bálsamos, además de hidrogel en plena pandemia.

Los primeros canales de comercialización fueron locales, en concreto de "Jesule" del grupo de desarrollo Adisac que iba a las ferias y llevaba productos de la zona. Y los jabones siempre se vendían.

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Luego se sumaron establecimientos de hostelería y los comercios locales. La venta creció con el boca a boca, además de una constante presencia en las ferias, de Zamora a Ibiza, Las palmas, Cáceres, Portugal, etc. Avi iba coleccionando los carteles de la geografía que han ido recorriendo.

Prácticamente la primera incursión fue de sus hijos Virgilio y Santi que se pusieron con un puesto en uno de los primeros Mercados Medievales "con una mesita pequeña y una caja de jabones". Y al poco de empezar "llamaron que habían vendido toda la caja y necesitaban más. Subí corriendo a Castellanos a buscar otra caja. También la vendieron y ya no había más hasta la próxima feria".

Todo el proceso es artesanal, bajo estrictos controles sanitarios y solo hay dos máquinas, una mezcladora eléctrica y una máquina inventada para marcar el corte en las planchas de jabón para que salgan trozos más iguales, aunque solo marca, porque el raspado y el corte es manual. Es tan manual que se puede saber hasta quién lo cortó. Aví prefiere cortar las aristas del jabón mientras que uno de sus hijos prefiere aristas vivas.

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Las ferias son apasionantes para ellos "a mis hijos no los verás sentados y con el móvil. Siempre están de pie y hablando y atendiendo al público, mirando a los ojos al cliente" dice con orgullo. Es fundamental ese contacto con el cliente, que pregunten, que les expliques y que prueben porque casi siempre repiten.

El secreto de esta empresa en proceso de crecimiento "es que la familia siempre esté unida".