Así transcurrió la investigación del presunto homicidio del Lago de Sanabria

Un cuerpo apareció flotando en Pozo Muerto en diciembre de 2019, tres años y medio después, dos detenidos portugueses prestan declaración en el Juzgado de Puebla

La Guardia Civil sanabresa abrió las pesquisas para descartar el suicidio: alguien había intentado hundir el cadáver

La víctima permaneció más de un año en el Instituto Anatómico Forense de Zamora sin identificar

Siete agentes custodian a la detenida al salir del Juzgado. Lleva una camiseta negra con una franja roja.

Siete agentes custodian a la detenida al salir del Juzgado. Lleva una camiseta negra con una franja roja. / Araceli Saavedra

La jueza de Instrucción de Puebla de Sanabria tomó ayer declaración a dos ciudadanos portugueses investigados por un presunto delito de homicidio, a raíz de la aparición de un cadáver en el llamado "Pozo Muerto", en la desembocadura del Lago de Sanabria en río Tera, en diciembre de 2019.

La declaración de los dos detenidos, un hombre y una mujer, se prolongó casi cuatro horas, tras lo cual ambos fueron enviados de nuevo a una prisión de Portugal, desde donde fueron trasladados desde la prisión de Alama, en Pontevedra.

Entrada del hombre investigado al Juzgado, tras la declaración de la mujer. | Araceli Saavedra

Entrada del hombre investigado al Juzgado, tras la declaración de la mujer. | Araceli Saavedra / Araceli Saavedra

En la fase de instrucción se emitieron las comisiones rogatorias al correspondiente juzgado de Portugal para que los dos investigados prestaran declaración personalmente en Puebla de Sanabria, que ayer se hacía efectiva con su presencia ante la jueza instructora.

Con un amplio despliegue de la Guardia Civil en la Plaza Mayor de Puebla, los investigados, cuya identidad no ha trascendido, llegaban al Juzgado poco después de las 10 de la mañana. La declaración de la mujer investigada ante la juez se prolongó casi dos horas, hasta las 12:30, cuando entraba en el edificio el segundo investigado. Cerca de las tres de la tarde salían para regresar a la prisión de origen, en Portugal. No ha trascendido ningún dato de las declaraciones, el sumario del caso está bajo secreto judicial.

Vehículos de la Guardia Civil en la Plaza Mayor para impedir la circulación por la zona del Juzgado. | Araceli Saavedra

Vehículos de la Guardia Civil en la Plaza Mayor para impedir la circulación por la zona del Juzgado. | Araceli Saavedra / Araceli Saavedra

Tampoco ha trascendido si se trata de un ajuste de cuentas por tráfico de drogas, prostitución o dinero, como se barajó desde el comienzo de las investigaciones. Los hechos por los que se investiga a estas dos personas se remontan a diciembre de 2019 cuando apareció un cadáver en el Pozo Muerto sin ningún tipo de identificación y en circunstancias extrañas. Medía 1,64 metros de altura, aparentaba unos 70 años de edad e iba vestido con pantalón negro, jersey marrón claro, un forro polar negro y botas del número 40.

A finales de 2021 se identificó al fallecido a través de la base de datos mundial de Interpol. Los archivos compartidos por los cuerpos de seguridad de la Organización Internacional de Policía Criminal aportaron no solo su identificación, sino también su ficha policial con los antecedentes por diversas causas en Reino Unido, país en el que la víctima residió durante varios años.

La víctima, de nacionalidad portugesa, no tenía ninguna vinculación aparente con España, de ahí que la identificación del fallecido llevara a abrir una investigación a nivel internacional.

La Guardia Civil de Sanabria inició las indagaciones ante las extrañas circunstancias de su hallazgo y el sospechoso estado del cadáver. El cuerpo, descubierto accidentalmente en la orilla por una mujer que paseaba con un niño, fue trasladado al Instituto Anatómico Forense de Zamora, donde permaneció más de un año depositado hasta que se identificó y se autorizó su inhumación en el cementerio de la capital zamorana, sin que nadie reclamara el cuerpo.

La Guardia Civil protege al investigado en el momento de su salida del Juzgado de Puebla. | A. S.

La Guardia Civil protege al investigado en el momento de su salida del Juzgado de Puebla. | A. S. / Araceli Saavedra

La primera línea de investigación fue descartar el suicidio. Las evidencias apuntaban a que la víctima no murió en la zona donde fue encontrada, y además había indicios de que se intentó mantener sumergido el cuerpo.

Otro de las interrogantes fue averiguar cómo había llegado el fallecido hasta ese lugar. La Guardia Civil investigó las líneas de trasporte de autobús, especialmente las que acceden a la zona del Lago de Sanabria, así como los taxis de la comarca, por si hubiera accedido en un transporte público, al no encontrarse ningún vehículo particular en la zona.

En esos primeros meses de investigación se pidió la colaboración ciudadana para identificar a la persona, con resultado negativo, como también se contrastaron las denuncias de desaparición en las provincias colindantes que coincidieran con lo único que había, su descripción física.

Al no tener resultado, y tras el archivo inicial de las diligencias por indicios de suicidio, se buscaron otras vías de investigación porque no cuadraba a los investigadores la condición en que apareció el cuerpo, que evidenciaba que se había tratado de hundir, y podría estar más relacionado con un ajuste de cuentas.

Los avances en la investigación han estado sujetos al cumplimiento de los tratados internacionales para llevar a cabo las comisiones rogatorias, tanto para identificar a los supuestos autores del delito como para su comparecencia en España.

Suscríbete para seguir leyendo