Entrevista | Carlos Núñez Músico. Gaitero. Icono de la música celta

"Siento la necesidad de dar visibilidad a esta España interior, como Fermoselle, que tanto nos nutre"

"Las músicas tradicionales de Zamora y León sonarán en los barcos que vienen del norte de Europa, gracias a un proyecto con Brittany Ferries"

El gaitero gallego actúa hoy, a las 20.30 horas, en la Plaza Mayor de Fermoselle

Carlos Núñez durante un concierto en el Teatro Principal de Zamora

Carlos Núñez durante un concierto en el Teatro Principal de Zamora / JAVIER DE LA FUENTE

La gaita de Carlos Núñez vuelve a sonar en la Zamora rural, en Fermoselle –20.30 horas en la Plaza Mayor–, uno de los "lugares mágicos" elegidos por el músico gallego para su gira de verano. Un concierto en la España de interior, en la Zamora periférica y fronteriza, de la mano de una autoridad mundial de la gaita y la música celta. Vuelve la magia de un artista que con el mismo respeto y veneración es capaz de tocar en la catedral de Saint-Denis de París, hace dos semanas, y en el corazón de los Arribes del Duero, hoy.

–Vuelve a la provincia de Zamora, donde usted ha dicho que encuentra a uno de los mejores públicos del mundo.

–Zamora es un lugar muy importante para nosotros, con un público que realmente sabe de qué estamos hablando, conoce muy bien la música tradicional. Por eso es un lugar muy especial. Todos los años hacemos concierto en el mes de diciembre y además este verano hemos incluido Fermoselle dentro de la gira "Lugares mágicos", especiales, con una historia y una cultura que te hace sentir cosas.

–¿Qué supone para un artista de su proyección actuar en este rincón de los Arribes del Duero?

–Para mí tocar en Fermoselle supone tocar en una especie de paraíso interior, desconocido para la mayor parte del público, entre España y Portugal, al borde del río Duero. Una zona muy antigua, muy relacionada también con la música y que además tiene esa energía de las fronteras. Siente la cercanía a Portugal y viceversa. Es el mundo de la gaita que se comparte a ambos lados del río, al igual que las flautas y tambores. Son músicas antiquísimas que llevan miles de años ahí y es una suerte poder experimentar un concepto como éste en un lugar así. Animamos a la gente a que se acerque a vivir algo diferente.

–Por mucho que vuelva a Zamora, cuenta con una legión de incondicionales muy conocedores de su repertorio, ¿qué novedades presenta en Fermoselle?

–Siempre estamos cambiando y en esta ocasión venimos con muchas novedades. Por supuesto, vamos a hacer nuestros guiños a las músicas tradicionales de Zamora, con invitados de la zona –los tamborileros de Fermoselle– y con las flautas y las gaitas que también van a venir de Portugal. Es un concierto con muchas canciones. Estamos recuperando mucho repertorio de canciones que hemos ido grabando a lo largo del tiempo, fruto de colaboraciones con artistas de todos los géneros. Desde canciones que grabé con el cantante de Supertramp, Roger Hodgson, hasta alguna llegar a ser número 1 de lo 40 Principales, "El pozo de Arán". Y después todas las novedades de los viajes que estamos haciendo.

Para mí tocar en Fermoselle supone tocar en una especie de paraíso interior, desconocido para la mayor parte del público

–¿Se refiere a algún proyecto en el que está embarcado?

–Estamos viajando muchísimo en estos últimos meses a territorios celtas –Cornualles, Gales, Irlanda, Escocia, Bretaña– , volviendo a conectar con el mundo celta por el Atlántico. Trabajamos en un proyecto muy bonito con Brittany Ferries, la compañía que une por barco Irlanda, Inglaterra, Bretaña y el norte de España. Estamos grabando músicas atlánticas de todo ese mundo celta y me han pedido expresamente que incluya músicas de la zona de León y Zamora para que se oigan en los barcos que son visitados por dos millones de viajeros al año. Me encantó esa sensibilidad hacia todo el territorio del interior. Les gustaría que los viajeros que vengan desde el norte de Europa descubran otros lugares más allá de zonas de sol y playa.

–Una manera de proyectar la música tradicional y a la vez atraer turismo a estos espacios menos conocidos.

–Es parte de la magia de la música, que permite poner en contacto países y culturas. Antes de llegar a Fermoselle he grabado con un grande de las músicas de Zamora, Alberto Jambrina, al que he invitado a participar en este proyecto de Brittany Ferries. Qué privilegio; por un lado grabar músicas tradicionales, enfilar el río Douro y tener un encuentro con nuestros amigos de Miranda do Douro y de Sendim, visitando gaiteros portugueses. Este viaje a Fermoselle es toda una inmersión con baño en el río incluido y con visitas musicales. Por cierto, me encanta esa historia que dice que el nombre de río Douro es agua en celta.

–En el concierto van a participar los músicos de Fermoselle, de la Asociación Juan de la Encina, ¿qué le aportan estas colaboraciones tan habituales en sus actuaciones?

–Aprendemos muchísimo de todos ellos. Me han enviado el repertorio, piezas muy bonitas que hemos estamos preparado, incluido el músico americano que viene con nosotros, Jon Pilatzke, violinista, bailarín y cantante de The Chieftains. Ha aprendido las piezas de los flautistas y tamborileros de Fermoselle. Un músico que vive en Nueva York, que es de Otawa (Canadá), aprendiendo con todo el cariño esas melodías tradicionales, me parece fantástico. La música tiene ese poder.

El interior de Zamora, conserva esencias, sonidos, ritmos, sabidurías orales que son únicas en toda Europa

–¿Cómo es ese cambio de registro de un gran concierto a un pueblo como Fermoselle, tocando en su icónica plaza de madera?

–Es maravilloso. Fíjate qué contrastes. Hace un par de semanas estábamos grabando en la Catedral de Saint-Denis de París las músicas celtas de Beethoven con Bryn Terfel y la Orquesta Nacional de Bretaña y de pronto vienes a Fermoselle. París es una gran capital, el mundo, la belleza producida por el hombre, y en cambio en Fermoselle nos encontramos con la naturaleza en estado puso, una herencia celta muy antigua, sensaciones muy potentes. Fermoselle te proporciona tradición, sabiduría de la realidad, cosas que ni siquiera están escritas en los libros. Lo más grande es que son músicas que no han sido transcritas muchas de ellas a partitura. Invito a descubrir este mundo de la oralidad que aún está vivo en este lugar que guarda una de las tradiciones más antiguas de Europa. Fermoselle, el interior de Zamora, conserva esencias, sonidos, ritmos, sabidurías orales que son únicas en toda Europa. Tenemos la suerte de contar con estos tesoros, por eso la gira de "Lugares mágicos" es una experiencia que te enriquece mucho humanamente. Todos los días aprendes de la gente. Qué suerte bañarte en el río Duero con músicos de la zona, ya le gustaría a muchas estrellas del rock que van de festival en festival.

Me encanta que haya gente luchando por estos pueblos y estos territorios; nosotros lo hacemos desde la música

–No es fácil que un artista de proyección nacional e internacional se plante en un pueblo de esta España de interior que, por otro lado, tanta necesidad tiene de hacerse visible y romper con el recurrente discurso de la despoblación. Usted vuelve a Fermoselle, ha estado en Alcañices, Fuentesaúco... ¿Por qué?

–Yo lo siento casi como una misión, una aportación que tenemos que hacer desde la música. No se trata solo de hacer macrofestivales y buscar el business. Siento la necesidad de corresponder con todo eso que me ha dado la música tradicional. Hay que dar visibilidad. Conciertos como el de Fermoselle evidentemente no son tan rentables como los de una gran ciudad, pero lo haces por romanticismo ¡qué caramba!. Porque es hermoso, aprendes muchas cosas y te nutre. Son experiencias humanas únicas. Me encanta que haya gente luchando por estos pueblos y estos territorios; nosotros lo hacemos desde la música. Lo bonito es que somos un equipo. La música, la cocina, los vinos, el patrimonio, los propios periodistas, que sois como los druidas capaces de recibir todas esas energías y comunicar. Esa sensación de creación colectiva me encanta.

–Además en un espacio de frontera, una periferia muy rica desde el punto de vista etnográfico pero también condenada al olvido durante siglos.

–Es posible que nos hayamos centrado en las grandes ciudades y la costa, y que haya faltado una visión de darle mas vida al interior. Eso se consigue con trabajo, con comunicaciones y con cultura. El interior de nuestro país guarda seguramente los mejores tesoros desde el punto de vista humano.

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