Entrevista | José Roales Presidente de la Cámara Agraria Provincial de Zamora

"El año es catastrófico para el campo de Zamora, vamos camino de perder el 100% de la cosecha"

"Si se reducen las siembras habrá menos oferta de mercado, precios más altos y por tanto más gente que no pueda comprar la barra de pan"

José Roales, presidente de la Cámara Agraria Provincial de Zamora

José Roales, presidente de la Cámara Agraria Provincial de Zamora / JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ

Los agricultores y ganaderos "celebran" el San Isidro más complicado. "Más de lo que esperábamos" confiesa José Roales, presidente de la Cámara Agraria Provincial de Zamora. Agricultor de Villamayor de Campos, Roales acepta con deportividad ese sambenito de "llorones" que siempre se ha colgado al sector. La realidad es que con dos años continuados de malas cosechas –esta campaña aún peor que la anterior–, la incertidumbre y el pesimismo es palpable porque "ya son muchos meses sin que salgan las cuentas".

–El de 2022 fue un año malo para el campo, pero por lo que se ve no se había tocado fondo.

–Pues sí porque este año va a ser incluso peor que el año pasado. El campo está mucho peor, el año pasado llovió un poquito en abril y otro poquito en mayo, pero esta primavera no hemos visto el agua y encima ha hecho muchísimo calor. Se están juntando muchos condicionantes para que el año sea catastrófico, porque el calor es tan malo o más que la falta de agua.

–¿El más nefasto que se ha conocido?

–Ya hemos pasado algún año por este apuro, pero no dos años seguidos por estos apuros, y hay que tener en cuenta que el año pasado fue muy, pero que muy malo.

–¿Qué esperan entonces de esta cosecha?

–Lleva el camino de ser el cien por cien de la cosecha perdida. Salvo alguna tierra de un terreno más fresco que puede dar un poquito, lo demás es un desastre. Puede llegar a ser una cosecha nula. Lo peor es que venimos de un año con unos resultados malos con todo lo que eso conlleva. Arrastramos un déficit de forrajes y de paja desde el año pasado que se va a juntar con éste. Y no solo va a ser a nivel de Zamora y Castilla y León. El problema es que la falta de forrajes y de paja es a nivel nacional.

–¿Qué consecuencias arrastra esa falta de alimento para el ganado?

–Casi no queremos ni pensarlas. Desde que un gran número de explotaciones agrarias vayan a reducir la siembra para el año que viene, al cierre de explotaciones agrícolas. Es tremendo el problema que se les avecina a los ganaderos, con falta de forrajes, falta de paja, encarecimiento de los precios y los especuladores de las empresas lácteas con la amenaza de bajarles el precio de la leche.

Es tremendo el problema que se les avecina a los ganaderos, con falta de forrajes, falta de paja y encarecimiento de los precios

–Mirando al cereal, los precios van en picado cuando apenas ha empezado la temporada de cosecha, ¿qué está pasando?

–Estamos ya a precios de antes de la invasión de Ucrania, incluso más bajos. Mientras, los abonos no han bajado prácticamente nada, los herbicidas tampoco, el gasóleo ahí anda. Ya veremos a ver cómo se presenta la campaña de cereales, y no solo por estos condicionamientos, sino porque no va a ser fácil ni barato encontrar semilla para sembrar. Este año no vamos a poder ni coger de nuestra propia explotación semilla para sembrar y la poca que puede haber será mala, con un poder germinativo sensiblemente inferior a una semilla normal.

–¿Se van a quedar tierras sin segar?

–Hay bastantes tierras que no se pueden aprovechar ni para forraje porque está tan baja la planta que no la cogen las máquinas y económicamente no interesa porque no tienen prácticamente nada. Por ejemplo, los guisantes prácticamente no se van a segar porque la vaina apenas tiene granos, planta muy baja que la cosechadora ni la va a poder coger.

–Al menos el cereal valdrá dinero, por escaso.

–Lo que se espera es que suba, pero resulta extrañísimo que, a estas alturas del año, cuando sabemos que en Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Murcia, parte de Castilla-León no va a haber cosecha, Cataluña y Aragón también muy mala, y sin embargo los precios de los cereales están bajando.

–¿Qué está pasando?

–Pues no lo sabemos. Igual que a raíz de la guerra de Ucrania nos temíamos que había un componente especulativo, que no todo era culpa de la guerra, ahora los especuladores, fondos buitre que son los que alteran el mercado, tanto al alza como a la baja, pues se han ido a otro sitio. Y eso es lo que hay.

–También hay menos ganadería que alimentar.

–Bien es cierto que ha descendido la cabaña ganadera y a lo mejor puede influir en la bajada del precio, pero no a los extremos a los que está cayendo. Son bajadas de 9 euros la tonelada en una semana, después de otra caída importante la semana anterior. A estas alturas del año los mercados apenas se movían porque estaban esperando a los cereales nuevos. Se hacía una mínima operación, una partida puntual, pero prácticamente los mercados a estas alturas empezaban a tranquilizarse. No sabemos qué pasa, solo que los cereales están como antes o más bajos de la invasión de Ucrania.

–El campo es un sector estratégico en esta provincia, ¿qué consecuencias puede tener esta situación tan vulnerable?

–Cierre de explotaciones y reducción de los cultivos. Si se reducen las siembras habrá menos oferta de mercado, es decir, precios más altos y por lo tanto más gente que no pueda comprar la barra de pan.

Está en juego la agricultura y la ganadería, y no solo esto, es que no va a haber alimentos. Ojo, que hablamos de las cosas de comer

–Nos metemos en el pantanoso terreno del mercado alimentario para los humanos, más allá del desabastecimiento que temen los ganaderos.

–Por eso estamos reclamando un acuerdo nacional. Por ejemplo, no se puede consentir que la Administración esté permitiendo la utilización de paja que no sea para ganadería, con la escasez que hay. No puede ser. Se lo hemos dicho a las administraciones regionales y naciones y nadie hace nada. Ahora mismo se impone un acuerdo social con todos los sectores implicados y las administraciones para poner orden a todo esto. Porque está en juego la agricultura y la ganadería, y no solo esto, es que no va a haber alimentos. Ojo, que hablamos de las cosas de comer.

–El campo lleva tiempo sintiendo las consecuencias del cambio climático y ya hay quien habla de todo un replanteamiento del sistema agrario.

–Lo está viendo todo el mundo y ese acuerdo global ya se debería haber tomado por todo lo que afecta al cambio climático. Es cierto que se está hablando de ese replanteamiento, pero en Zamora no tenemos muchas más posibilidades en el campo. Desde hace años se están estudiando semillas de ciclo mucho más corto, más resistente al aumento de las temperaturas y el descenso de las precipitaciones, pero eso lleva su tiempo. Y en el caso de replantearse el sistema agrícola, aquí sembramos cereales y no va a haber agua para regar todo el mundo. Por eso es tan necesario un acuerdo global, que la gente se ahoga.

De nuevas quién va a incorporarse, con las pocas facilidades que dan las administraciones, dos años que no llueve, el precio de la cebada... pues sale corriendo.

–Hay mucho que pedirle a San Isidro este año...

–Que llueva. No podemos estar así. Si cayeran 25 litros, que es difícil a las alturas que estamos, alguna cebada de terreno más fresco se podría salvar. En las alfalfas, ya que no se ha podido dar el primer corte, con algo de agua quizás se podría dar un segundo. El problema es que las cuentas no salen, la gente tiene créditos y si no se cogen cosechas, la deuda por encima del cuello.

–¿Quién habla de revelo en semejantes condiciones?

–Aquí únicamente puede planteárselo un hijo que su padre tenga la explotación montada y se quiera atrever. De nuevas quién va a incorporarse, con las pocas facilidades que dan las administraciones, dos años que no llueve, el precio de la cebada... pues sale corriendo.

–¿Entonces quién va a sembrar las tierras?

–Pues no es ninguna burrada si digo que en un término municipal llegará una empresa de servicios, echará el arado en una punta y no le levantará hasta que llegue a la otra. Y en el campo, vaya. El problema está en la ganadería. Las empresas ya están amenazando con revisar a la baja los contratos de leche de vaca y la gente está harta de amenazas, de ese matonismo, esta mafia y cállate la boca. Y en el ovino, no solo es que necesitemos a los emigrantes, es que vamos a tener que pagar incluso las pateras para que el sector siga adelante. Les quedan ocho años a las ovejas en Zamora. Se ha reducido la cabaña, los ganaderos son muy mayores y nadie quiere venir al sector. Desaparecen las ovejas en Zamora. Estamos ante un problema nacional, social y económico. Por eso, repito, estamos reclamando acuerdo aborde con seriedad todo este asunto o, de lo contrario, nos queda poquito tiempo.

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