El teletrabajo permite a Estela y Miguel volver a su pueblecito de Zamora, del que quieren ser alcaldes

La digitalización permitió a Estela, Miguel y sus dos hijos volver a Sejas de Aliste. Allí han ganado calidad de vida, y quizá, unas elecciones: en mayo pedirán el voto a sus vecinos para hacer del pueblo un lugar mejor

Estela y Miguel, dos teletrabajadores que quieren cambiar el mundo rural

Estela y Miguel, dos teletrabajadores que quieren cambiar el mundo rural / EMILIO FRAILE

En Sejas de Aliste quedan dos bares, una tienda en liquidación por jubilación y noventa habitantes; también, desde hace año y medio, hay una familia de teletrabajadores que ha conseguido regresar gracias a las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías. Estela, Miguel, Martina y Milan viven un sueño cumplido desde el verano de 2021, en el que han tenido que sortear tantas trabas como ilusiones llevan a sus espaldas para contribuir a hacer de Sejas un lugar mejor.

Desde el salón de la pareja no se ven coches ni edificios. Por la ventana, entra la luz clara de un día de invierno a tan solo unos minutos de la Culebra. Afuera hace frío, pero el aire de la sierra resulta agradable. Mientras tanto, en el despacho, Estela y Miguel trabajan con sus ordenadores: ambos son trabajadores digitales, que despegados de las oficinas de Madrid, han encontrado el hueco por el que fugarse a Sejas, siempre con el ordenador bajo el brazo.

Ella se encuentra inmersa en su transición al mundo digital, cuyos primeros pasos ya pueden seguirse en su perfil @EstelaSafe en la aplicación de Instagram.

Naturales de Aliste, este ha sido un viaje de regreso en el que la pandemia, como era de esperar, tuvo "algo que ver", según explica la joven familia sobre lo que fue el catalizador que los hizo dar el primer paso de retorno a Aliste, donde ambos crecieron. Aunque siempre habían buscado la manera de volver, según relata Estela, fue el COVID lo que terminó de hacerles dar el paso: Miguel, desarrollador de software, consiguió que la empresa aceptara una jornada 100% en remoto gracias a las nuevas posibilidades que el confinamiento impuso. El teletrabajo funciona para él, que defiende que su desempeño es igual esté sentado en su casa de Sejas o en la oficina de la capital; eso sí, él es más feliz en el pueblo.

Esta pareja hizo las maletas y decidió apostarlo todo por volver a la tierra. Desde entonces han experimentado, sin romanticismos, todo lo bueno y todo lo malo de vivir en uno de los territorios rurales más despoblados de Europa. Y es que la densidad demográfica de este municipio fronterizo se sitúa por debajo de los 8 habitantes por kilómetro cuadrado, línea que la determina como una "zona muy escasamente poblada" a ojos de la legislación comunitaria, y que significa que su población sufre también carencias en algunos aspectos.

Teletrabajo en Sejas de Aliste

Teletrabajo en Sejas de Aliste / EMILIO FRAILE

Aunque la pandemia empujó a muchos a huir de las ciudades, volver no ha sido una decisión espontánea. Estela y Miguel conocían a fondo las contras de volver. "Las ventajas las tengo clarísimas", aclara Estela sin dudar en que los cuatro han ganado en "calidad de vida" desde que cambiaron Madrid por Aliste.

Para Estela, adaptar su vida laboral a esta nueva etapa ha sido algo más complicado que para Miguel. En su caso, Estela ha tenido que virar de dirección profesional, y aunque con el bienestar y el cuidado como base de su trabajo, la alistana ha cambiado el día a día en sus dos negocios de estética en Madrid por el coaching en redes sociales, donde habla sobre estilo de vida saludable y ha creado una comunidad virtual que acompaña y brinda apoyo a quienes quieran cambiar de hábitos. Ella se encuentra inmersa en su transición al mundo digital, cuyos primeros pasos ya pueden seguirse en su perfil @EstelaSafe en la aplicación de Instagram.

Si la pandemia abrió la puerta, ha sido la digitalización la que los ha permitido cruzarla. Aunque a veces, a trompicones: la señal de Internet no es suficiente algunos días y "hay que racionar la conexión", bromea Miguel, que explica que él sufre cortes en las videollamadas de trabajo si hay más dispositivos que tiren de la red al mismo tiempo. Aún así, la familia se apaña, y el padre reflexiona sobre la importancia de las telecomunicaciones en el mundo rural: "Una inversión de este tipo no es rentable para las empresa, tendrá que ser por subvención para que los pueblos no se mueran", piensa sobre el papel que las administraciones deben jugar, a lo que Estela responde: "Pues tendrá que ser el Gobierno, que es el responsable de que España no se muera". Y es que en la cabeza de estos jóvenes, hay muchas ideas sobre cómo hacer del mundo rural un lugar mejor.

Más difícil encontrar casa en Sejas que en Madrid

Teletrabajo en Sejas de Aliste

Teletrabajo en Sejas de Aliste / EMILIO FRAILE

Tras un año y medio afincados en Aliste, esta joven familia se encuentra aún en plena construcción de su nueva vida. También en el sentido literal, ya que las obras de su nueva casa empiezan al otro lado del pueblo.

El acceso a la vivienda ha sido una de las mayores dificultades que Estela y Miguel han encontrado en su periplo de vuelta a la Zamora más rural, donde acceder a una vivienda, a veces, no puede solucionarse ni con todo el dinero del mundo, que tampoco sirve para agilizar los largos procesos burocráticos o salvar las intrincadas exigencias de urbanismo, protesta la pareja sobre unas trabas que pueden desincentivar a los jóvenes que apuesten por el mundo rural. De hecho, fueron tantas las complicaciones en relación a la vivienda que "casi" se rinden y regresan a la ciudad.

Gracias a la llegada de otra pareja, la localidad pasó de cuatro a ocho niños en tan solo un año

Ellos han podido seguir adelante gracias al apoyo familiar, con quienes se instalaron los primeros meses antes de levantar la soñada casa de piedra, un proyecto que se ha dilatado más de lo que esperaban: fue así cómo decidieron buscar una vivienda de alquiler en la que esperar. Pero descubrieron que conseguir una vivienda en renta en Sejas es mucho más difícil que en Madrid, a pesar de que la mayoría de casas del pueblo permanecen vacías gran parte del año.

Tras buscar y convencer a los propietarios, la pareja consiguió la casa en la que ahora residen hasta que la suya propia esté lista, un camino con más espinas que rosas: el primer reto fue encontrar una finca en la que construir. "Como tienen poco valor, no las venden", explica Estela sobre el apego que une a los vecinos a las parcelas, que en muchos casos prefieren quedárselas a traspasarlas por su valor real, que no suele ser muy elevado.

Cuando la esperada finca llegó, con ella aparecieron las trabas urbanísticas. Estela y Miguel han invertido un año en el proyecto de su vivienda, nunca bueno para la administración. Como el Ayuntamiento no tiene plan urbanístico, los jóvenes tienen que regirse por el de la Diputación, en el que sólo se aceptan modelos de casas tradicionales: ventanucos, tejados a cuatro aguas y formas poco prácticas que no encajan con lo que ahora sería una casa "normal" adaptada a la vida moderna. "No ayudan nada con ese tipo de trabas", confiesan sobre la que ha sido una pelea de desgaste.

Educación y Sanidad, las dos caras contrapuestas del mundo rural

Teletrabajo en Sejas de Aliste

Teletrabajo en Sejas de Aliste / EMILIO FRAILE

Cuando Martina y Milan aterrizaron de la mano de sus padres en Sejas, el pueblo resucitó un poquito. Gracias a la llegada de otra pareja, la localidad pasó de cuatro a ocho niños en tan solo un año. "A Zamora subimos un par de veces por semana, como las actividades para Martina", explican.

Este es el segundo curso que los niños estudian en el colegio de Alcañices, donde los padres señalan que "hay diferencias" más que notables. Para empezar, Martina acude a una clase de diez, menos de la mitad que en Madrid. Una atención mucho más personalizada que se traduce en que la pequeña de seis años domine la lectura, mientras que sus antiguos compañeros aún están empezado a día de hoy. Y es que la educación "se nota", señala Miguel. "En eso hemos ganado", cuenta Estela y añade lo felices que Martina, y Milan, que cumple tres años, están en su nuevo colegio. Por no hablar de las tardes de juegos en Sejas, donde los niños son los reyes y disfrutan de la libertad de poder jugar sin peligros, "eso en Madrid sería impensable", admiten los padres sobre la independencia que su hija de seis años ha ganado.

"Es difícil de describir", confiesan sobre cómo se sienten desde que viven en Sejas, donde su rutina diaria es igual, pero se sienten más "liberados", repiten sin parar.

En contraposición, la falta de servicios es más patente en la Sanidad. "Solo hay médico una vez a la semana y hay pueblos a los que no va nunca", apunta Estela sobre la mayor de las preocupaciones allí. Hace un tiempo, el pequeño Milan sufrió un brote de alergia "dieron cita para el lunes siguiente", cuenta la madre sobre esta urgencia en la que se encontraron sin médico.

Los más mayores del pueblo sufren incluso más, ya que muchos no tienen como desplazarse a las farmacias de otros pueblos, por lo que a veces piden a la pareja que les traigan la medicación. "Es comprensible que no haya todos los días, pero la cosa puede cambiar, evolucionar, podemos desaturar las ciudades", sopesa la joven sobre el potencial que para ella tienen los pueblos.

"Hemos dudado en todo este proceso", confiesa Estela sobre los altibajos que han atravesado estos meses. Ante la duda, procuraban recordar el motivo que los había llevado a dar el paso de regresar "aquí te sientes alguien", confiesan, alegres de haber abandonado la vida de Madrid, donde explican, eran una "hormiga más" cuya vida se iba en "producir". Por ello, animan a más jóvenes a "abrir la mente", plantearse "qué quieren" y volver a la tierra para "intentar a hacer algo por ella", sugiere la pareja a todos los zamoranos que pasan una vida lejos y muchas veces, establecida por inercia "no se plantean las cosas" añaden sobre un estilo de vida que ha empujado a miles de jóvenes a malvivir en grandes ciudades con sueldos muy escasos. Ellos recuerdan que hay otra opción. "Es difícil de describir", confiesan sobre cómo se sienten desde que viven en Sejas, donde su rutina diaria es igual, pero se sienten más "liberados", repiten sin parar.

La mejor versión de Sejas

Sobre su futuro en un pueblo de la España Vaciada, Estela y Miguel son optimistas: "Esto es reversible", opinan. "Queremos que mejore, salvar lo que se pueda y hacer cosas por el pueblo, estamos en todo", añade Estela. El compromiso de la pareja es tal que en mayo pedirán el apoyo de los vecinos para tomar las riendas del Ayuntamiento y solucionar todos los problemas que puedan.

Estas han sido las ilusiones que han traído de vuelta a Estela, Miguel, Martina y Milan, que un día tomaron la decisión de no ser nunca más cuatro "hormiguitas" en la ciudad, pensamiento con el que los padres concluyen: "Aquí eres una persona y sientes que haces algo por el mundo".

Suscríbete para seguir leyendo