No despilfarrar el agua ha sido el gran mensaje de este verano. Las piscinas hinchables, los huertos regados a manta y el lavado de coches se han convertido en actividades señaladas por algunos ayuntamientos, que han pedido responsabilidad a los vecinos respecto al uso del agua, un bien escaso en uno de los veranos más secos que se recuerdan.

Pero las fiestas han seguido en todas las comarcas de Zamora. Los hinchables de agua y las fiestas de espuma han adornado los programas de fiestas de los pueblos durante este verano, desde el norte hasta la frontera sur, no ha quedado comarca indemne a esta moda que parece no hacerse eco de las recomendaciones públicas de ahorro.

El cañón de espuma medio tiene un depósito de 1.000 litros de agua. Este consumo es en realidad minúsculo en comparación con los más de 200.000 litros que un municipio de 600 habitantes promedio consume cada día. Aún así, promover este tipo de juegos pasados por agua podría no servir como el mejor de los ejemplos en un momento en el que la pedagogía y la concienciación se disponen como las mejores herramientas para luchar contra la sequía desde el lado ciudadano.

Los programas de fiestas veraniegas han chocado de frente con un contexto de restricciones, y en muchos casos, se han celebrado a solo unos kilómetros de distancia de las poblaciones donde ya se habían aplicado restricciones o cortes nocturnos, por cuyas carreteras además, podrían haber transitado los camiones cisternas camino del norte de la provincia.

La lista de pueblos que han necesitado de ayuda para suministrar de agua a los vecinos se acumula cada día, con la llegada de nuevas partidas que suben hasta municipios como Robleda de Cervantes, Peque, Cunquilla de Vidriales y Paramio solo en el día de ayer.

También el balance de prohibiciones ha aumentado durante el verano. Y en Aliste, son varios los ayuntamientos que han advertido que multarán con hasta 3.000 euros a los vecinos que rieguen huertos, una medida para evitar el despilfarro a toda costa en pueblos que con la llegada del verano multiplican su censo flotante y los gastos superfluos. Y es que cada gota ha de contar este verano, que aunque ya se acaba, ha dejado un rastro cuyo impacto seguirá visible meses después por las pérdidas agrícolas.

Por su parte, en algunos lugares ha quedado finalizada la temporada de resbalinas de agua y fiestas de la espuma, mientras que en otros esperan poder a abrir el grifo en las próximas semanas.