Soledad y tristeza acompañan hoy la puesta de sol camino de Portugal. Nuestra tierra, la tuya, Valer y Aliste está ahogada por el dolor. Hay días en que uno pone en duda hasta la justicia de Dios. El lunes hablamos y hoy todo el mundo iba a conocer en mi periódico, al que tantas veces me acompañaste, tu apuesta por los valores agroalimentarios de la tierra: vinos, ternera de Aliste, moras, castañas, miel y setas. Pero te has ido José Luis, sin decir adiós y nuestras mejillas son regadas por las lagrimas de otoño, nuestra sonrisa se apagó, en nuestro corazón sólo hay sitio para ti, en nuestra memoria lugar para tu imagen y esa tu eterna sonrisa, heredada de tu bisabuelo, el tío Valentín Gallego, hermano de mi abuela Paula.

En 1997, cuando la vida comenzó cebarse con mi familia, en el templo de San Jorge de Gallegos del Campo, en el sepelio de mi cuñado Enrique, llorando me dijiste “Chany, nunca os dejaré solos” sentencia ante mi hermana María y mis sobrinas Yolanda y Ana entonces solo unas niñas”. Y lo cumpliste. Hoy recuerdo aquel niño que con cuatro años llegaba a Valer y, a los cinco minutos, estaba en la plaza con su traje de Arconada, sus guantes y su balón: Chany, tírame unos penaltis. Y allí estábamos José “El de Pura” y yo cumpliendo tus deseos, con Manolo, mi padre Felipe y Estanislao de testigos.

Muy felices aquellos años noventa de juventud y fiestas patronales y verbenas, las de Valer, Gallegos, Flores y todo Aliste con la eterna cuadrilla: “Tú “Maño”, e Isidoro como líderes, Toñín, Carly, Teniente, Juanito, Mariano, Juanjo, Sebín, Víctor, los “Felicianos”, Manolo el de Ceferino, Pablo, Juan Manuel, Ángel Fernández, Manolo Andrés y su primo Juan, Jesús el de Petra, Paco, Raúl, Albertín, Jesús y Juan “Los Teresa”, Loren, Roberto, Ángel el de Boni, Tere, Toñi, las tres “Marians”, Raquel, Ana y Marisol, al ritmo de “Balas Blancas” con sabor a Ballantines. Sigues aquí, en nuestros corazones y memorias y ahí arriba desde el cielo vas a cuidar de nosotros. Adiós amigo, sabes cuanto te queremos.