La "misión pedagógica" de Burganes y Olmillos de Valverde: acabar con la brecha digital

Adultos de hasta 77 años llenan las aulas de ambas localidades para participar en los talleres Rural TIC de digitalización social y económica

La monitora Beatriz Izquierdo explica todas las funcionalidades de Whatsapp a adultos de entre 50 y 75 años de edad en las antiguas escuelas de Burganes de Valverde.

La monitora Beatriz Izquierdo explica todas las funcionalidades de Whatsapp a adultos de entre 50 y 75 años de edad en las antiguas escuelas de Burganes de Valverde. / J. A. G.

El viejo mapa geográfico de España mira de reojo la transparencia proyectada sobre la pared: una pálida imagen de un teléfono móvil con una aplicación con flechas indicativas como si se tratase del panel de un animal diseccionado para una clase de zoología. En este caso el “animal” se llama Whatsapp y su proyección sobre el frontal del aula de las antiguas escuelas de Burganes de Valverde sugiere una metáfora sobre el tiempo pasado y presente.

Beatriz Izquierdo, "nómada" voluntaria del programa Rural TIC 2.0, acaba de comenzar su primer taller de digitalización. Cómo usar Whatsapp y sus funcionalidades es el tema. Más de una veintena de adultos con entre 55 y 77 años la escuchan atentamente. El recinto está lleno. Es una clase práctica, así que todos tienen sus teléfonos móviles a mano y siguen sus indicaciones. La interacción genera interés, sorpresas (¡Esto no lo sabía!), complicidad, equívocos y diversión. La diversión del aprendizaje útil termina generando entusiasmo y fidelidad para la próxima clase.

Como si una moderna versión de las Misiones pedagógicas hubiera regresado a la zona casi un siglo después (las hubo en los años 30 del siglo cerca del Valle de Valverde, en la Sierra de la Culebra), el programa Rural TIC 2.0 del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) cumple la función formativa que persigue, salvando, claro está, las notables diferencias socioeconómicas y culturales entre ambas épocas.

Las dos monitoras del programa, Rocío y Beatriz, atendiendo las dudas de sus alumnos ayer por la tarde. | J. A. G.

Las dos monitoras del programa, Rocío y Beatriz, atendiendo las dudas de sus alumnos ayer por la tarde. | J. A. G. / J. A. G.

Entonces fue la secular indigencia cultural y el analfabetismo extremo; una brecha que un grupo de intelectuales de la II República intentaron combatir pie con pared entre 1931 y 1939 yendo a los pueblos más remotos de España con libros, música, teatro y cine.

La de ahora es una brecha digital que afecta a adultos de más de 50 años con diferentes niveles formativos; desde amas de casa a catedráticos de universidad, pero que ninguno niega. De estos alumnos nadie había nacido en el 39 y desde luego tampoco padecen de analfabetismo digital porque el que más o el que menos se defiende con el móvil y con la aplicación. Pero tampoco se engañan: hay muchas cosas que no saben y hay miedo a tocar "lo que no se debe". Aprender, también a perder el miedo, viene muy bien, explican.

"Cuando hicimos la presentación el lunes en Burganes y en Olmillos explicamos todo lo que íbamos a enseñar en las dos semanas de talleres. Un señor de Olmillos me dijo: Vamos poco a poco. Primero sumar".

Beatriz Izquierdo tira de esta anécdota para explicar que hay diferentes perfiles. "Hay quien, por ejemplo, sabe usar Whatsapp pero se sorprende al descubrir cosas que no sabía, y hay quien conoce lo básico y no necesita pasar de ahí. También hay personas que no han venido al taller pero que me han visitado en el Centro de Día para preguntarme. Les da reparo acudir y hacer preguntas en público. Con lo básico, enviar una fotografía, la ubicación, o hacer una video llamada... cuatro pasos, tienen suficiente".

Vecinos de Burganes de Valverde, en el taller Rural TIC el pasado martes.

Vecinos de Burganes de Valverde, en el taller Rural TIC el pasado martes. / J. A. G.

El programa Rural TIC 2.0 no es otra cosa que una herramienta basada en un modelo colaborativo que tiene como objetivo contribuir a la digitalización social y económica de la sociedad que vive en entornos rurales, rompiendo las barreras que la aleja de las nuevas tecnologías.

Esta es la descripción oficial. Los talleres son, desde luego, mucho más flexibles y cercanos. Tal es así que, aunque las dos voluntarias de Ineco (la empresa del programa) que desde el domingo y hasta el día 26 residirán en la casa rural de Burganes, tienen que teletrabajar el 80% de la jornada en el Centro de Día y dedicar el 20% restante de su jornada a impartir los talleres, se han acomodado en realidad a las necesidades de sus alumnos. "Pueden venir al Centro de Día o incluso llamarnos a la casa rural para preguntar dudas. Después de un taller, al día siguiente, dedicaremos tres horas, desde las seis a las nueve, a resolver problemas", explica Izquierdo.

Los talleres tienen dos vertientes: una social y otra económica. La primera pasa por enseñar a usar la aplicación de Sacyl, la banca online, pagos con Bizum, aplicaciones de compras, gestionar el correo electrónico, o usar correctamente Internet para evitar estafas o robo de datos. Especializada en la parte económica, la monitora Rocío Fernández de Pierola, encargada del alumnado de Olmillos, prevé centrarse la semana que viene en formar a sus alumnos en adquirir competencias digitales para relacionarse con la sede electrónica de la administración.

"El día de la presentación dos personas me preguntaron por el cuaderno digital para agricultores y ganaderos. Antes llevaban los papeles a la ventanilla. Ahora la relación es digital y sí que hay una brecha que les lleva a contratar los servicios de una gestoría cuando pueden gestionar ellos mismos e interactuar con la administración", explica. El cuaderno digital para profesionales del campo, los peligros de Internet y el kit digital, serán algunos de los temas que impartirá Rocío.

Otra imagen de la segunda jornada formativa. Los talleres se prolongarán hasta el día 26.

Otra imagen de la segunda jornada formativa. Los talleres se prolongarán hasta el día 26. / J. A. G.

Ayer por la tarde, las dos monitoras "nómadas" resolvieron en Burganes las dudas de sus alumnos. "Estoy muy contenta y la experiencia está siendo muy buena. Están muy agradecidos con la formación y con la atención", aseguró Beatriz por la mañana.

"Veo muy bien el programa. Son herramientas que se tienen que utilizar y siempre se aprende algo. Es verdad que hay una brecha digital y aunque cada persona tenga un diferente nivel y cosas que te sorprenden porque no las sabías. En el móvil hay muchas aplicaciones que no usamos por desconocimiento o por miedo a bloquearlo o a estropearlo", explica una alumna de 58 años que prefiere mantener su nombre en el anonimato. "Vivimos en un pueblo y utilizar la aplicación de Sacyl para pedir cita o cambiar la medicación mía o de mis padres es muy útil y nos mejora la vida. Todo esto lo tenemos en el bolsillo", añade.

Loren, de 74 años, paró ayer a una vecina mientras paseaba por un camino del pueblo. "Iba con el móvil. Las mujeres lo usamos mucho y le dije que viniera al taller. Parecía que le estuviera vendiendo el curso. Fue muy reticente y no quiso, pero esta experiencia es inmejorable y utilísima. Por ejemplo, poder enviarle la ubicación a alguien para que sepa dónde estás o al mecánico porque hay una rueda pinchada. La verdad es que no entiendo como no se han llenado dos aulas en cada pueblo", enfatiza. Loren agradece hasta tres veces a las monitoras "que nos estén facilitando tanto el aprendizaje, siendo además voluntarias. Por favor, no olvide escribirlo", ruega.

Julián Donado, de 77 años, profesor en la UNED de Historia Medieval jubilado y exagregado cultural de la Embajada española en Roma reside en Burganes la mitad del año. Ayer su mujer se fue a Madrid. Él se quedó para continuar asistiendo a los talleres. "La iniciativa es magnífica. Hay que felicitar al Ayuntamiento. Los jóvenes ya manejan estas herramientas y no hay tanta brecha digital con ellos, pero sí entre las personas mayores. Por eso es muy útil y hay mucho interés en aprender cosas y ver la utilidad práctica".

Julián elogia "la vocación educativa y la paciencia de las monitoras" y subraya encarecidamente la utilidad del taller. "Hay muchas cosas que conocía, pero hay muchísimas que no. Es una iniciativa que será muy bien recibida donde se haga porque la gente mayor usa solo el móvil para llamar y recibir llamadas, y en un teléfono móvil hay muchas posibilidades prácticas". "La gente mayor a veces tenemos demasiado respeto a los aparatos: ¡A ver si toco esta tecla y la preparo! Hay que perder el miedo. ¡Ojalá se hiciera esto en todos los pueblos!", proclama.

Suscríbete para seguir leyendo