Raigambre

La leyenda de la Virgen del Tránsito en Zamora

Virgen del Tránsito en el Convento del Corpus Christi

Virgen del Tránsito en el Convento del Corpus Christi / N. R. (Archivo)

Gustavo Rubio Pérez

Había transcurrido casi una década desde que Ana Osorio de Ribera perdiera a su marido Don Juan de Carvajal, nueve años en los que Ana se había dedicado plenamente a la oración, y fue entonces, llegada ya la primavera de aquel año de 1589, cuando la nobilísima señora Doña Ana Osorio de Ribera, de la ilustrísima familia de los Marqueses de Astorga, decidió establecer en su testamento que en el mismo lugar donde ella habitaba, se fundara un convento para la orden de las clarisas descalzas. Tres años más tarde a Doña Ana le sobrevendría la muerte en la Bien Cercada.

Pasado ya un año del fallecimiento, el conde de Alba de Aliste, que había sido el testamentario, comenzará a dar carta de naturaleza a las últimas voluntades de Doña Ana, y dado que la casa de Alba de Aliste estaba emparentada con la casa de los Borja de Gandía, determinó que fueran las monjas clarisas descalzas de Gandía las que vinieran hasta estas latitudes del Reino de León para fundar el monasterio del Tránsito zamorano.

Tras la navidad del año de 1597, sor Ana de la Cruz, conocida como la Salomona de España por la gran sabiduría que atesoraba a pesar de su juventud, junto con sor Beatriz del Espíritu Santo, sor Vicencia de Jesús y sor Juana de Jesús, iniciaron el camino hacia Zamora.

Llegaron a la ciudad el 16 de enero, pero debido al mal estado del tiempo y a una descomunal crecida del Duero, la cual incluso atravesaba los ojos pequeños del puente de piedra semurensis, las clarisas descalzas gadienses hubieron de detenerse, y siguiendo las indicaciones del guarda que se encontraba en la puerta sur del pétreo puente, se guarecieron en el cercano convento de los Padres Jerónimos cuyas imponentes dependencias disponían de una hospedería para mujeres. En dicho emplazamiento conventual estuvieron las cuatro monjas varios días, hasta que llegado el 22 de enero se autorizó el paso del puente, yendo a recibirlas el conde de Alba de Aliste, el Chantre de la Catedral, y una copiosa representación de toda la alta alcurnia residente en Zamora, encargándose todos ellos de acompañar a las monjas hasta el que sería su nuevo hogar.

Ya instaladas en el convento, era inmensa la añoranza que la madre Ana sentía recordando a la imagen de la Virgen del Tránsito de las monjas Descalzas de Gandía, y a la cual profesaba una gran devoción; sin embargo, la situación económica de las hermanas no permitía la realización de una escultura de una Virgen dormida semejante a la que habían abandonado en Gandía, por lo que las monjas tuvieron que encomendar su anhelo a la oración, para que llegado el caso fuera la divina providencia la que dispusiera si esa también fuera su voluntad.

︎Imagen de la procesión del 2011 de la Virgen del Tránsito  extraída del blog www.jesusario.blogspot.com. Alberto García Soto

︎Imagen de la procesión del 2011 de la Virgen del Tránsito . / Jesusario, Alberto García Soto

Y ocurrió que el 2 de mayo de 1619, a primeras horas de la mañana, llamaron al torno conventual dos peregrinos procedentes de Compostela que decían venir a realizar el encargo que la madre abadesa tenía. Sor Petronila, la tornera, se quedó estupefacta al oír aquellas palabras, y rápidamente transmitió dicha información a la Madre Abadesa, que abandonando con urgencia el coro eclesial donde se encontraba, fue al encuentro de aquellos forasteros. ¿Sabrían estos verdaderamente del fuerte deseo que tenía la congregación de poseer una escultura de la dormición de la Virgen María? Sor Ana de la Cruz saldría de dudas enseguida.

"- Madre, vinimos para tallar para su comunidad una imagen de Nuestra Señora del Tránsito, por lo que tan pronto como sea posible le imploramos que nos permita hacerlo.

-Pero ¿cómo conocéis nuestro anhelo si nadie fuera de los muros de nuestro convento sabe acerca de ello?

-Madre, pues sea como fuere, parece ser que vuestro deseo bien ha sabido burlar el fuerte grosor de estas tapias conventuales."

Sor Ana, quedó aún más extrañada tras semejante respuesta, ya que para ella únicamente el cielo era conocedor de lo que las hermanas ambicionaban, eso o bien que la indiscreción de alguna de las monjas más jóvenes de la congregación hubiera hecho partícipe de ello a un tercero.

"-Madre, usted no se preocupe y confíe en nosotros pues vamos a realizar lo que ustedes tanto quieren.

- Pero, hermanos -respondió la abadesa- nosotras carecemos de medios para pagarles la obra...

-No se preocupe, cuando la tengamos finalizada ya se verá como ajustamos el precio. Eso sí, le rogaríamos que nos dé usted una estancia dentro de la clausura, pues estamos de paso y no conocemos la ciudad.”

Procesión de la Virgen del Tránsito en Zamora por su 400 aniversario

La Opinión de Zamora

Sor Ana accedió y les concedió una habitación, y aunque aquel era un convento de clausura y en un principio nadie ajeno a la hermandad puede estar en él, y mucho menos pernoctar, existe una norma que hace una excepción permitiendo abrir sus puertas a aquellos obreros que venían a realizar algún trabajo.

Una vez en la habitación, los peregrinos piden a las hermanas que salgan, cierren la puerta por fuera, y que en ningún momento les molesten ni que nadie pretenda cucear mientras estén tallando la escultura. Las hermanas lo aceptan.

Y pasan las horas … y aquellos hombres no piden ni comida ni agua, ni se siente ruido alguno en la dependencia, y comienza a crecer el desasosiego entre las monjas, pues al fin y al cabo son dos perfectos desconocidos los que ahora tienen entre ellas alojados. Finalmente Sor Ana decide abrir la puerta y … allí, ante ella, se encuentra una soberana imagen, la de la Virgen del Tránsito, pero no hay rastro alguno de los peregrinos … quizás fueran dos ángeles del cielo quienes realizaron la talla, tal y como cuenta la leyenda; en todo caso lo cierto es que son ya más de cuatro siglos los que llevamos disfrutando en la Perla del Duero de la preciosa imagen de Nuestra Señora del Tránsito. Por otros tantos más … como poco.

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