"En mi casa": en las residencias de Moraleja del Vino y Villalcampo

Los centros Los Rosales y Virgen de la Encarnación cuentan con unidades de convivencia tras los buenos resultados de un proyecto piloto en 2015

"En mi casa": en las residencias de Moraleja del Vino y Villalcampo

"En mi casa": en las residencias de Moraleja del Vino y Villalcampo / T. S. R.

T. S. R.

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Los buenos resultados del proyecto piloto "En mi casa" desarrollado en 2015 en la residencia Los Rosales, en Moraleja del Vino, propiciaron su desarrollo en la residencia Virgen de la Encarnación, en Villalcampo, en 2018. Cada uno de estos centros cuenta con una Unidad de Convivencia, con el modelo de atención centrado en la persona.

"En mi casa": en las residencias de Moraleja del Vino y Villalcampo

"En mi casa": en las residencias de Moraleja del Vino y Villalcampo / T. S. R.

Ambos centros residenciales ofrecen instalaciones con amplios jardines, salas comunes, habitaciones dobles e individuales, sala de rehabilitación, o sala de terapia ocupacional. La residencia Los Rosales tiene también cafetería.

"En mi casa": en las residencias de Moraleja del Vino y Villalcampo

"En mi casa": en las residencias de Moraleja del Vino y Villalcampo / T. S. R.

Las unidades de convivencia son espacios reducidos que pretenden reproducir la estructura, el ambiente y el funcionamiento de un hogar. "Son espacios más íntimos, dentro de la propia residencia, en los que cohabita un grupo reducido de personas, con diversas situaciones de dependencia, a quienes se les proporciona una atención personalizada con los apoyos que precisan y desean para el desarrollo de la vida cotidiana", señalan responsables de ambas residencias, citando el conocido como Acuerdo Belarra.

"En mi casa": en las residencias de Moraleja del Vino y Villalcampo

"En mi casa": en las residencias de Moraleja del Vino y Villalcampo / T. S. R.

"Estos espacios se asemejan a un hogar tanto en su arquitectura, decoración y mobiliario, como en las rutinas y horarios, que se adaptan a las preferencias y hábitos de las personas que conviven en ellos, favoreciendo su participación, autonomía, comodidad, estimulación orientación y bienestar".

Están compuestos por un espacio común que incluye una zona para la preparación de comidas, comedor y sala de estar para uso de las personas que conforman la unidad de convivencia, sus familiares y personas allegadas, y por las habitaciones que viven en la unidad.

Con este modelo se trata de evitar el desarraigo para que los residentes puedan continuar, en la medida de lo posible, con sus rutinas hogareñas. En las unidades de convivencia, los residentes realizan tareas como poner y quitar la mesa, ordenar y limpiar el menaje de cocina, o elaborar postres y comidas sencillas, además del uso de nuevas tecnologías y el cuidado de las plantas y de la ropa, con todo lo que ello conlleva, entre poner la lavadora y tender, recoger y doblar las prendas.

Todo ello en función de su grado de dependencia y de sus gustos y preferencias, con "actividades que sean significativas para cada persona".

Los cumpleaños de los residentes de la Unidad se celebran con postres elaborados por ellos mismos. Y entre las actividades, en ambos centros, se realizan, a parte de las cotidianas de la vida diaria, las relacionadas con la terapia ocupacional y con fechas señaladas: Desde los Reyes Magos, Carnaval, Feria de Abril y San Fermín, hasta la recogida de aceitunas, el Magosto, o las salidas a la Feria de la Cerámica de San Pedro.

En Los Rosales, cerca de Zamora capital, destacan los encuentros intergeneracionales con los alumnos del CRA de Moraleja del Vino. Este año asistieron a cantar villancicos con los usuarios del centro y les entregaron una postal navideña a cada uno. También, la visita anual de Secundino y su acordeón, así como de otros grupos, como Manteos y Monteras, y las Águedas de Moraleja.

En la residencia Virgen de la Encarnación se han organizado actividades con Los Campusinos, Manteos y Monteras y María Jesús, "la hija de una de nuestras usuarias, que con frecuencia ameniza las tardes de los residentes con instrumentos como la pandereta, el almirez o las conchas, al compás de música tradicional y coplas o romances que son recordados y relatados por algunos de nuestros usuarios".