Escuelas en pandemia: Otra forma de enseñar y aprender

La comunidad educativa se vio sacudida por la pandemia, pero supo adaptarse a las normas para continuar el curso escolar

Un grupo de alumnos trabaja con mascarillas en el aula.

Un grupo de alumnos trabaja con mascarillas en el aula. / Eva Ponte

Beatriz Blanco García

Beatriz Blanco García

Colegios cerrados a cal y canto, patios vacíos de juegos, pasillos en absoluto silencio en pleno marzo. Los centros educativos eran una auténtica estampa de un mundo apocalíptico que nadie esperaba vivir, desde las escuelas rurales hasta el Campus Viriato. Una situación que sus protagonistas recuerdan con un escalofrío recorriendo su cuerpo, por todo lo vivido, y con el convencimiento de haber sobrellevado la situación de la mejor manera posible, intentando mantener la educación a flote en plena pandemia.

Las riendas de esa nueva realidad se llevaron desde la Consejería de Educación, que iba dictando normas y protocolos contrarreloj. El director general de Centros e Infraestructuras, José Miguel Sáez Carnicer, recuerda que en un primer momento la prioridad era "poner a disposición de la comunidad educativa todas las herramientas informáticas, que no hubiera una desconexión entre alumno y profesor". Aunque apunta que Castilla y León estaba "avanzada" en nuevas tecnologías, "esta situación obligó a acelerar los trabajos para que fuera una realidad cuanto antes, poniendo también en marcha mecanismos para que los docentes y equipos directivos manejaran todas esas herramientas".

Adiós a la presencialidad

Aun así, las complicaciones eran evidentes. "La docencia se basa en la relación presencial entre profesor y alumnos, por lo que se tuvieron que reinventar ambas partes", señala. Por ello, subraya el intenso trabajo de los equipos docentes, que estuvieron en los centros los primeros días de manera presencial para preparar toda la infraestructura necesaria. "Ahora la situación es totalmente distinta, se está acometiendo una transformación digital que marcará un antes y un después. Todos los centros cuentan ya con una conexión con mayor banda ancha, sin limitación de conexión de equipos y más segura. Y se está llevando a cabo un proyecto de cableado que transformará todas las clases en aulas digitales interactivas", anuncia.

Otra forma de enseñar y aprender

Otra forma de enseñar y aprender / B. Blanco García

Destaca, por último que, tras lo peor del COVID, "mientras otras comunidades autónomas apostaron por la semipresencialidad, en Castilla y León se optó por contratar más profesores y utilizar todos los espacios disponibles para mantener la distancia de seguridad y evitar que ningún alumno perdiera clase presencial ningún día". Eran los primeros pasos de la nueva normalidad. Una apuesta por volver a las aulas que ha dado, según su parecer, los excelentes resultados del último Informe PISA. "Nunca ninguna comunidad había quedad primera en las tres competencias evaluadas: matemáticas, lectura y ciencias. Castilla y León lo ha conseguido, además de estar entre las diez mejores del mundo", añade.

Otra forma de enseñar y aprender

Otra forma de enseñar y aprender / B. Blanco García

Con respecto a los estudios superiores, el único que tenía acceso al Campus Viriato en esas fechas era Francisco Cuadrado, delegado del rector de la Universidad de Salamanca y decano de la Facultad de Ciencias de la Educación en Zamora. "Era una sensación muy rara, que no voy a olvidar nunca, el estar en estos espacios tan amplios yo solo que, en algunos momentos, me sirvió de válvula de escape", confiesa, al tiempo que aplaude la "rápida reacción" de la USAL. "A los profesores nos bombardearon con tutoriales para poner todo en marcha. Fue muy duro sacar el curso adelante, haciendo uso desde casa de nuevas tecnologías que muchos ni habían visto", describe.

Otro segundo momento complicado, por el trabajo previo necesario, fue adaptar el campus zamorano a las medidas exigidas cuando arrancó el curso 2020-2021, de nuevo con alumnos en clase. "Había que quitar mesas de las aulas, repartir mejor el espacio, dividir con líneas por el suelo los pasillos o colocar dispensadores de gel hidroalcohólico", pone como ejemplos. Medidas a las que los alumnos "respondieron muy positivamente", asegura. Una adaptación de diez pero a la que "nadie quiere volver", recalca.

Otra forma de enseñar y aprender

Otra forma de enseñar y aprender / B. Blanco García

"Es, con diferencia, de las experiencias más intensas que hemos vivido en la profesión". Así define Luis de Mena, director del colegio Santísima Trinidad-Amor de Dios, aquel viernes en el que se anunció que el lunes no se volvería a clase. "En tiempo récord, el claustro tuvo que transformarse camaleónicamente para impartir clase de una manera que a ninguno se nos había pasado por la cabeza", recuerda. Y fue posible gracias a la implicación de la Dirección Provincial de Educación y el Área de Programas. "Nos transmitieron calma desde el primer día", reconoce.

Apoyo en competencia digital

También está muy agradecido a los CFIE. "En esa época, muchos de nosotros estábamos inmersos en planes de formación en competencia digital y nos vimos obligados, en menos de 24 horas, a llevar todo ese aprendizaje a la realidad, poner en práctica la teoría de cómo desenvolvernos en un aula digital o hacer uso de determinadas herramientas para las evaluaciones", pone como ejemplos

Otra forma de enseñar y aprender

Otra forma de enseñar y aprender / B. Blanco García

Especial apoyo recibieron también de las familias. "Los primeros días lanzamos una encuesta para que nos ayudaran a dibujar la hoja de ruta que íbamos a seguir, porque no sabíamos si estábamos mandando demasiadas tareas, si eran muchas horas de conexión…". Ahí, otra vez, entró en juego la Dirección Provincial de Educación, junto a Inspección Educativa. "A las 72 horas, nos estaban pidiendo a los colegios que detectáramos la famosa brecha digital, buscando a aquellos alumnos que no pudieran conectarse", narra. Gracias a un acuerdo con Vodafone y Cruz Roja, "cuando se pudo salir, se llevaron a esas casas tarjetas de conectividad, para que los estudiantes pudieran asistir a las clases desde cualquier dispositivo móvil, daba igual dónde estuvieran", detalla.

No se olvida de los directamente afectados, los alumnos. "Entre el impacto del cierre de los centros y la normalidad actual, están esos dos cursos donde venían con mascarilla, en grupos estables o con épocas donde se quedaban en casa para seguir las clases, gracias a las cámaras que instalamos en las pizarras. No era lo mismo, pero había una alternativa", se consuela.

Otra forma de enseñar y aprender

Otra forma de enseñar y aprender / B. Blanco García

Cuatro años después, analiza cuáles son las medidas que se impusieron por necesidad y que han quedado ya instauradas "para bien", considera. "La primera, el teletrabajo de los docentes. Hoy por hoy, hay muchas comisiones, grupos y seminarios que antes se hacían presencialmente y ahora se pueden seguir online, lo que otorga eficacia y agilidad, al igual que el poder realizar cursos de formación de manera bimodal en la actualidad", explica. Una posibilidad que también se sigue manteniendo con las familias, "lo que facilita la conciliación", valora.

Normas que se mantienen

En el ámbito de la organización en los centros escolares, destaca esas salidas escalonadas de los grupos de alumnos impuestas por los consejos escolares "que se siguen manteniendo, al igual que los patios inclusivos, una posibilidad que antes ni nos habíamos planteado y que, gracias a la pandemia, llevó a una reflexión, convirtiendo una amenaza en una buena oportunidad", considera.

Otra forma de enseñar y aprender

Otra forma de enseñar y aprender / B. Blanco García

Lo que tiene claro es que esa capacidad de adaptación de los docentes a una nueva forma de trabajar tiene mucho que ver con que Castilla y León "sea una comunidad con un rendimiento tan grande en competencia digital. Detrás hay muchas horas de formación de un profesorado que supo dar respuesta", aplaude.

La visión de las familias

Desde la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos (FAPA) de Zamora, su presidenta, Carmen Junquera, subraya que el auténtico esfuerzo en esos momentos tan complicados lo realizaron las familias. "Se tenía que trabajar, hacer de padres y ejercer también como profesores", enumera. Y todo en un espacio donde se convivía intensamente las 24 horas del día. "Nos tocó aprender sobre medios digitales, y eso los que los tenían, porque no en todos los hogares había dispositivos suficientes, a veces estar conectados para trabajar y ver clases era inviable", recuerda.

Un encierro repentino e impuesto por las especiales circunstancias que obligó a las familias "a vivir con otro ritmo diario, más pausado, que algunos supieron aprovechar y disfrutar", considera, viendo una parte positiva en esa época, pero sin olvidar que quienes peor lo pasaron fueron los menores. "No poder estar con sus iguales a esas edades es algo complicado, sobre todo para los hijos únicos", detalla, añadiendo que "les ha quedado en cierta medida instaurado el miedo de juntarse en casa para hacer trabajos de clase, siguen siendo bastante reacios. Todavía hay algo latente, no está superado", advierte.

Otra forma de enseñar y aprender

Otra forma de enseñar y aprender / B. Blanco García

Como representante de FAPA Zamora, denuncia que las asociaciones de padres han perdido algunos de sus derechos tras el COVID. "Cuando comenzó todo el tema de la pandemia, no se podía entrar en los centros, algo que se ha mantenido en algunos colegios, por lo que los padres no pueden estar como antes en el patio, hablando con otras familias o charlando con los profesores", revela, "con lo que se ha perdido el vínculo tan cercano que había antes", añade.

Libertad de horarios

Otro de los puntos negativos que se suman a las consecuencias del COVID es una libertad de horarios "que a veces es buena y otras mala", reconoce Junquera. "Hay profesores que mandan tareas el fin de semana o resuelven dudas y los niños preguntan en cualquier momento del día a los docentes. Se ha producido una libre disponibilidad que habría que revisar, para poder tener ese derecho a la desconexión", razona.

Por último, lamenta que aquel deseo en plena pandemia que la sociedad se creyó, no se ha hecho realidad. "Se decía que íbamos a salir fortalecidos de esto y no es cierto, se nos ha olvidado pronto todo lo que habíamos prometido", considera.

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