La lucha de un sargento de Zamora por acercarse a su madre con discapacidad

El Ejército niega al joven un destino cercano a su madre, con discapacidad y esquizofrenia, a pesar del mandato médico: "Darle estabilidad psicológica"

El suboficial, tutor de la mujer desde los 18 años, recurre al Jefe del Estado Mayor para que se le permita conciliar la vida laboral y familiar

La madre del sargento zamorano, una mujer de 60 años con discapacidad intelectual y esquizofrenia.

La madre del sargento zamorano, una mujer de 60 años con discapacidad intelectual y esquizofrenia. / M. A.

Con solo 18 años, el joven zamorano ya tenía sobre sus hombros la gran responsabilidad de cuidar y mantener a su madre diagnosticada de esquizofrenia y otros trastornos psicóticos a los que se han ido añadiendo obesidad, artritis y un cáncer de mama. Un historial clínico que concluye en una "limitación grave" para esta mujer de 60 años con un grado de discapacidad del 66% reconocido que precisa del cuidado constante y de la proximidad del único hijo que cuida y mantiene a la zamorana María Ángeles.

Una dedicación que solo será posible si el Ejército de Tierra accede a acortar la distancia física entre ambos y concede al sargento de 30 años un destino que le permita dejar Pontevedra, dada la carga emocional que implica esta situación, amén de la económica. Y es que a los gastos de especialistas, medicinas y aseo personal de la zamorana se añaden los de los viajes continuaos a Zamora cada vez que el suboficial dispone de días libres, exponen fuentes próximas al joven angustiado y acorralado por la negativa del Mando de Personal del Ejército de Tierra (Maper) que le acaba de caer como un jarro de agua fría.

Una situación compleja que ha manejado hasta hace unos años como ha podido, con la ayuda inestimable de su abuelo que, cumplidos ya los 85 años, no dispone de la misma capacidad, agilidad, energía y resistencia para atender a diario a la madre del suboficial, indican esas fuentes. Esta circunstancia ha disparado el estrés que venía sufriendo el joven, máxime después de que los médicos que tratan a su madre le hayan indicado que es recomendable "estar presente de forma constante en la vida de la paciente, para mantener la estabilidad psicológica de la misma, mujer supervisión y continuación de sus cuidados".

Esta parte de la alegación ante el Ejército para pedir cambio de destino, a la que ha tenido acceso este periódico, no ha hecho mella en el Maper, en el teniente general Antonio Jesús Cabrerizo. Su respuesta fue que "no era necesaria la concurrencia del solicitante en la vida" de la madre, según las mismas fuentes.

El Jeme, el último recurso

El Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra (Jeme), el general Amador Enseñat y Berea, tiene la última palabra en la vía militar. La denegación solo le dejaría una puerta abierta al sargento: la vía civil. El bienestar de su madre y, por ende, de su abuelo, están por encima de todo para este mando que no ha dudado en encararse ya con la Agencia Tributaria, apuntan fuentes próximas.

La prioridad de ver bien a su madre y al anciano, que siempre ha sido un pilar fundamental en sus vidas, difíciles por el trastorno mental de María Ángeles, mueve a este joven que no ha cesado de luchar desde muy joven por mantener a flote la pequeña unidad monoparental que forma junto a su progenitora, indican las mismas fuentes.

Ese propósito irrenunciable, que no puede eludir al carecer de familiares que le puedan ayudar y tener obligaciones legales como tutor, mantiene a flote su férrea voluntad de conseguir que el Ejército le facilite ese destino con el que poder viajar a Zamora de forma inmediata si su madre lo precisa, lo que resulta imposible con 373 kilómetros por medio.

Su destino en Pontevedra y una economía mermada por los continuos gastos de desplazamiento no ayudan en esa tarea. En su solicitud y en el recurso presentado contra la negativa al cambio de destino no ahorra detalles sobre una situación "personal excepcional", a la que se agarra como clavo ardiendo para exponer ese necesario traslado para conciliar las dos vertientes esenciales de su vida: la familiar, con una carga descomunal, y la profesional.

El siguiente peldaño, el Contencioso Administrativo

La única salida del sargento zamorano si el recurso ante el Jefe del Estado Mayor del Ejército le falla sería acudir a los tribunales ordinarios para exigir ese derecho a la conciliación. Una batalla que terminaría en el Juzgado Contencioso Administrativo y que sean las instancias civiles las que decidan. El zamorano alude a la Instrucción Técnica 19/14 del Ejército que regula la conciliación familiar y laboral del personal militar ante circunstancias excepcionales para reclamar el derecho a un destino cerca de Zamora.

No parece tener ninguna duda en recorrer ese camino que ya transitó para lograr que los gastos de aseo, manutención y servicios básicos de su madre que no cubrían la pensión de esta pudieran deducírsele de su declaración de la Renta. Y lo consiguió. Hacienda le reclamaba los 2.622,25 euros descontados de su IRPF. Ese contencioso le llevó a abrir jurisprudencia para otros tutores de personas con pensiones mínimas.

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