Jugar sin juzgar

La experta Gey Lagar aborda con profesores zamoranos la puesta en marcha de patios dinámicos para favorecer la inclusión

Gey Lagar, durante su charla en el CFIE de Zamora con un grupo de profesores. | Cedida

Gey Lagar, durante su charla en el CFIE de Zamora con un grupo de profesores. | Cedida / B. Blanco García

Beatriz Blanco García

Beatriz Blanco García

Da igual llamarlos patios dinámicos que recreos inclusivos. Lo importante es que acogen a todos los alumnos y sirve para, con la excelente excusa del juego, fomentar la inserción social de todos los miembros del colegio, sin importar sus características y singularidades. Así nació el proyecto dirigido por Gey Lagar —experta en TEA, licenciada en Historia del Arte, activista de la inclusión social, terapeuta, asesora y formadora — que estos días está compartiendo en Zamora, dentro de las I Jornadas de Atención a la Diversidad, organizadas por la Dirección Provincial de Educación, con la iniciativa "Inclusión social a través del juego en contexto de recreo".

La ponente destaca la variedad de integrantes del grupo con el que está trabajando en el CFIE de Zamora, formado por asociaciones, personal del propio centro de formación y docentes. "Lo que queremos es que estas personas se formen para que emprendan un plan de implementación de esta metodología en sus centros", aspira.

De la teoría a la práctica

Tras unas pautas teóricas y la fundamentación más científica sobre la necesidad de abordar la inclusión en los recreos, el curso se centra en hablar de los estudios que ponen en valor esas mejoras palpables y aprender a analizar un patio, "observando el momento del recreo y su contexto, el alumnado y sus patrones de actividad, cómo interpretar ese no juego de algunos niños, que no se debe a que no sepan o no les apetezca, sino que hay algo más profundo", enumera Lagar, quien señala que una guía con información sobre cómo iniciar el juego y una serie de actividades, talleres y propuestas lúdicas logrará que todo el alumnado participe.

Una de las primeras trabas por parte de los profesores con las que se encuentra la experta cuando se quieren poner en marcha estos patios inclusivos es la organización. "Consideran que dedicar tiempo al patio con los programas es perder tiempo de descanso. Esa es la primera barrera, sin todavía hablar de los niños, además de la falta de recursos o la dificultad que ven para ponerlo en marcha", apunta. "Pero todo eso está contextualizado en nuestro programa, que se va implantando un día a la semana, luego dos y como máximo tres, para que los docentes vean que no venimos a invadir su descanso, sino a apoyar al alumnado en una necesidad como es el juego", subraya, dejando claro que no se abandona al profesorado en el proceso, sino que se les ofrece material y se les apoya durante el camino de transición hacia esos patios inclusivos.

Gey Lagar, durante el curso sobre patios inclusivos en el CFIE de Zamora

Gey Lagar, durante el curso sobre patios inclusivos en el CFIE de Zamora / Cedida

Parte de estos materiales los están descubriendo los profesores participantes en este taller —de Infantil a Secundaria—, realizados en función de las necesidades de esos niños que no disfrutan del recreo. "Todos los juegos que se les enseñan estos días han partido de casos concretos del alumnado, con el objetivo de la inclusión", apunta.

Rechazar los mitos

Un alumnado sobre el que también deben desaparecer algunos mitos, como el de que los niños con trastorno del espectro autista no pueden jugar si carecen de habilidades sociales o la desgana de algunos menores que sufren una situación familiar compleja. "A través del juego se abordan y estimulan habilidades sociales, comunicativas y cognitivas", razona. "En vez de juzgar, hay que pensar que se trata de niños, así que hay que quitarle la "z" a ese verbo y dedicarse a jugar", propone.

"Si los juegos se explican, aprenden a jugar y no se quedan en una esquina, apartados por su diagnóstico", afirma la experta desde su experiencia, añadiendo que el juego que se propone "no es dirigido, no se obliga a nadie a participar, sino que a través de este programa, con sus engranajes, se estimula a todos a hacerlo".

Además, ese alumnado que, gracias a los patios inclusivos, empieza a disfrutar del recreo con esta adaptación "vive un tiempo de calidad que luego repercute en las aulas, con una mejora atencional y más alegrías tras el descanso", asegura Lagar, sin olvidar otros beneficios "que no da el juego tecnológico", como habilidades sociales. "Decidir un juego, crear un turno, afrontar si te toca ser el líder o estar en un equipo con el que sabes que no vas a ganar", pone como ejemplos de aspectos que "nutren el aprendizaje para la vida".

Sociedad en avance

Con todo, Gey Lagar reconoce que se ha avanzado mucho en sensibilidad hacia la inclusión en las aulas. "Nosotros comenzamos con este programa de patios inclusivos en 2011 y cada año tenemos mejor acogida, creando una gran red de centros. La atención a la diversidad está cada vez más presente, porque es una realidad y la sociedad va abriendo los ojos", agradece, aunque apunta a que el avance podría ser más rápido si estos aspectos se comenzaran a tratar en las universidades con los futuros maestros "recibiendo ya en aula ese enfoque inclusivo", considera.

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