Entrevista | Roberto Sanz Artista

Roberto Sanz, artista:"No nos acordamos de las contiendas bélicas hasta que estallan"

"El artista tiene que tratar los conflictos, a veces dormidos y que saltan a la palestra, para despertar conciencias"

El artista berciano Roberto Sanz en el espacio rampa junto a sus obras. | J.L. F.

El artista berciano Roberto Sanz en el espacio rampa junto a sus obras. | J.L. F. / Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

El artista berciano Roberto Sanz reúne una serie pictórica bautizada como "Alzado de la ruina" en el espacio rampa del Museo Etnográfico de Castilla y León hasta el próximo día 28 de enero. El creador fija su atención en espacios destruidos en conflictos bélicos como el enfrentamiento en Ucrania o entre Israel y Hamás.

–¿Qué le mueve a plasmar los paisajes destruidos como consecuencia de distintas guerras?

–Comencé a trabajar en 2018 sobre el concepto de la ruina. Trabajaba en diferentes temáticas que tenían que ver desde zonas industriales abandonadas de El Bierzo, en donde yo vivo, como antiguas minas abandonadas. Buscando otras temáticas que tuvieron que ver con concepto de ruina me apetecía ya desde hacía tiempo tocar este conflicto entre Israel y Palestina. Llevaba tiempo dándole vueltas la cabeza ya que siempre me había llamado mucho la atención.

–¿Cuál fue la primera obra?

–La figura de un chico, con la cara tapada, en la Intifada lanzando una piedra. La obra está puesta en la exposición de Zamora al principio, es el que da comienzo a la exposición. Se trata de una acuarela y es el único cuadro donde aparece una figura. Todos los demás so paisajes desolados donde la figura, el hombre, no está presente.

–¿Por qué?

–Porque me centré en el paisaje desolado. Me parecía que si metía a personas muertas, recordando por ejemplo los desastres de la guerra de Goya donde sí que vemos todas esas atrocidades que se hicieron con el ser humano, personas con los brazos cortados, los brazos segmentados, empaladas ... todas esas imágenes horribles que trabajó Goya me parecía que en el siglo XXI ya no tenía sentido utilizar el ser humano tan claramente. Opté por eliminar completamente la figura y centrarme en los restos que quedaban. Las piezas las he hecho a través de fotografías de personas que han ido in situ y a través de documentación que he encontrado con Internet. Mi intención es en algún momento es ir a pintar allí, aunque la situación ahora se ha puesto muy mal.

–La primera obra es una acuarela, pero emplea también otras técnicas.

–Hay acuarela y hay óleos que están realizados sobre lienzo o sobre papel. Muchos de ellos tienen un cristal que los unifica y se ve de manera muy distinta.

–¿Qué le impulsa a combinarlas?

–Cada tema te pide una técnica. Así el caso del chico lanzando una piedra tenía claro que tenía que hacerlo con acuarela que es mucho más rápida e intuitiva, necesitaba de esta técnica. El óleo, por ejemplo, es magnífico para representar las texturas, de ahí que lo utilice para pintar una ciudad devastada.

–La ruina material conlleva otro tipo de destrucción ante la que el artista no permanece indiferente.

–Afecta porque tienes que hacer un trabajo de documentación, ver imágenes desagradables y contemplar durante muchas horas imágenes del conflicto que te mueven a indagar sobre él y sobre las atrocidades que comete en ser humano. El pintor tiene la obligación de tratar estos temas y se ha visto que un conflicto abandonado puede saltar a la palestra y dar la vuelta completamente.

–¿Qué persigue con estas obras?

–Mi intención era remover las conciencias sobre el conflicto entre Hamás e Israel que cuando comenzó la exposición estaba parado, pero no ha hecho falta porque se ha vuelto virulento. Parece que he utilizado el conflicto, pero en mi caso llevaba cinco años trabajando sobre esta parte del mundo. En este proyecto trabajo sobre paisajes de Palestina y de Jerusalén para poner de relevancia el contrasta sobre cómo estaba una zona y otra. Cuando yo comencé el trabajo la diferencia entre una parte y otra era abismal.

–Ahora ¿qué relectura se puede hacer de su producción?

–Por desgracia tenemos una serie de conflictos en el mundo que por desgracia están candentes y están en ebullición como un volcán a punto de explotar y desgraciadamente hasta que no sucede, no nos acordamos de ellos. Ha pasado con Ucrania, de cuya guerra hay un cuadro en la muestra del Etnográfico, que es uno de los conflictos que hay repartidos por el mundo. A la hora de tratar los conflictos me he dado cuenta que la guerra, por desgracia, crea un velo que unifica a todos los conflictos y los vuelve muy parecidos. El resultado después de unos bombardeos, da igual que sea en Sudamérica que en Oriente Medio, deja un rastro de destrucción y hay que remover conciencias para que no nos olvidemos de los muchos conflictos, que desgraciadamente, hay repartidos por el mundo.

–Tras la exhibición en el Museo Etnográfico de Castilla y León hasta el día 28 de enero ¿qué pasará con esta producción?

–Ahora estoy en el proceso de buscarle una nueva casa donde pueda continuar exhibiéndose porque me parece que es una serie muy interesante que no debería de volver al almacén o quedar guardaba. Creo que debería de ser expuesta. Además, creo la exhibición en el Museo Etnográfico ha supuesto el inicio de una fructífera relación cultural entre El Bierzo y Zamora que pueda materializarse en futuras exposiciones.