Zamora, meta románica del ajedrez

Un especialista de Zaragoza incluye a la capital en su periplo por España para aunar cultura, arquitectura y geografía con la promoción del deporte entre menores

Zamora, entre cuadros blancos y negros

R. G.

De avanzadilla, el palo de selfi que sujeta su teléfono móvil con el que retransmite en directo, en riguroso streaming, el recorrido turístico por Zamora, anunció la llegada del zaragozano ajedrecista Miguel Ángel Mimbela a la plaza de la Catedral, donde se encontró con el grupo de niños y niñas que a las cinco en punto, a pesar de la gélida tarde, le esperaban ya enfrascados en batallas sobre el tablero a tamaño casi real.

«La vuelta ajedrecista a España» acababa así ayer en la capital, la meta románica, de la mano de su creador, el streamer maño hijo de un laureado ajedrecista.

Niños y niñas zamoranas aplauden al ajedrecista

Niños y niñas zamoranas dan la bienvenida al ajedrecista maño Miguel Ángel Mimbela. / S. A.

El telemáico viajero decidió un buen día deshacerse de su instrumental de veterinario para echarse a la carretera, móvil en mano, y desde su canal de Twitch maridar la enseñanza y práctica del deporte del tablero con la difusión de la riqueza cultural, histórica, arquitectónica y paisajística de la diversa España.

Llegó a Zamora de la mano de las escuelas municipales de ajedrez, con Alfonso Martín Carretero como anfitrión y cicerone de una actividad al aire libre que convocó a decenas de niños y niñas de la capital al pie de la seo zamorana, donde pudieron echar reñidas partidas en mitad de la calle. 

El maño iba explicando a sus seguidores en la red social Twitch la grandiosidad del principal monumento de zamorana, de su peculiar cimborrio, a la vez que realizaba un barrido por la plaza que abandonó tras ensalzar la pericia de tan noveles jugadores y jugadoras, a los que dirigió la diminuta pantalla digital durante unos minutos para después conversar con quien había sido su contacto en Zamora, el profesor de ajedrez Alfonso Martín Carretero, que imparte clases en el colegio de La Milagrosa.

Miguel Ángel contagió rápido su alegría, "¡saludad a La vuelta ajedrecista a España!", pidió mientras preguntaba a su guía particular "por qué has elegido este enclave" para instalar su tablero móvil y las piezas de ajedrez casi del tamaño de algunos y algunas ajedrecistas. "Esta plaza es magnífica", situada en el corazón de "la ciudad medieval que fue Zamora, época en la que solo los reyes y nobles podían jugar al ajedrez". Martín Carretero quiso simbolizar con la elección del lugar que "hoy cualquier persona puede acceder al ajedrez, disfrutar de él".

El organizador de «La vuelta ajedrecista a España» con su cicerone en Zamora, Martín Carretero. | S. A.

El organizador de «La vuelta ajedrecista a España» con su cicerone en Zamora, Martín Carretero. / S. A.

Martín Carretero quiso destacar la iniciativa de este zaragozano que ya ha pasado por la vecina León en su trayecto desde Zaragoza para continuar hoy, día 3 de diciembre, hacia Salamanca en un viaje existencial que le mantiene mucho más relajado que el ejercicio de la ciencia veterinaria y le permite hacer partícipe de su singular periplo al resto del país con su difusión a través de Internet, desde donde ensalzó ayer el patrimonio de la capital, asombrado ante una ciudad medieval que mantiene el románico puro en sus 23 templos y el modernismo en edificios de las calles más señorilaes, bienes arquitectónicos tan bien cuidados a pesar de su larga historia.

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El streamer pidió al también abogado zamorano que contara para su público y para los presentes la historia de aquel "genio del ajedrez benaventano, Celestino Alonso Rodríguez Valdespino, el cuarto de los grandes jugadores españoles del siglo XIX, que a punto estuvo de competir con el mítico norteamericano ajedrecista Paul Murphy. No fue posible porque la delicada salud del zamorano se lo impidió", agregó Martín Carretero. Sí compitió, sin embargo, con grandes maestros como Mackenzie y Blackburne.

"Bueno, me voy a continuar callejeando por Zamora. Hasta luego y muchas gracias", se despidió para volver a desaparecer tras cruzar el jardín situado junto al Consejo Consultivo de Castilla y León. Los grupos de contrincantes se fueron sucediendo hasta bien pasadas las seis de la tarde, bajo la atenta mirada de personas adultas y de otros menores de edad que les rodeaban para no perder detalle de las jugadas sobre el tablero tendido en el suelo, casi de tamaño natural para colocar peones, torres, alfiles, caballos y las majestades, el rey y la reina. Las estrategias que se fueron desplegando terminaron en jaque mate, para cabreo de quienes perdían; o en tablas, en alguna ocasión, con ayuda de padres y madres.

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