Entrevista | Miguel Hermoso Actor

"El teatro te ayuda a establecer un punto de vista diferente para analizar lo que te rodea"

"Delibes es un clásico porque su obra transciende y cuestiona el origen del impulso de agresividad que parecemos tener los humanos"

Miguel Hermoso

Miguel Hermoso / Alessandro Arcangeli

Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

El actor Miguel Hermoso pisa el Teatro Principal el jueves día 30 de noviembre con el montaje teatral "Las guerras de nuestros antepasados".

–Defenderá un texto contemporáneo escrito por Miguel Delibes, toda una referencia literaria.

–Cuando a un texto o a un autor lo llamamos clásico es porque trasciende al tiempo en el que se escribió. De alguna manera desgraciadamente Delibes se sale con la suya porque la novela se escribió en 1975 y 50 años más tarde, nos encontramos toda la humanidad preguntándonos si no hemos aprendimos nada de la Primera Guerra Mundial, de la Segunda, de la Guerra Civil Española… de las contiendas del siglo XX que tanta tragedia acarrearon. Nos plantamos con una obra que cuestiona el origen de ese impulso de agresividad elemental que parecemos tener todos los seres humanos y ahí está el debate que, si las guerras las provocan las élites que nos llevan a los humildes ciudadanos de a pie a enfrentarnos los unos a los otros o reside en el instinto básico del ser humano el estar con esta tendencia a confrontar, a ver en el de al lado a un posible enemigo más que un colaborador. Ese es el debate que te plantea la obra.

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–Un planteamiento de actualidad total.

–Cuando estrenamos estábamos centrados en la Guerra de Ucrania y ahora, se nos ha echado encima un conflicto como el existente entre un estado como Israel frente a una región que no es un estado, pero que está en manos de una organización terrorista. Todo nos implica a todos, es un mundo global, mucho más que en el siglo XX. Cada vez que se desata un conflicto afecta a la economía global, al medio ambiente y parece incluso que sirven para generar nuevos enfrentamientos alrededor del conflicto entre bloques que se alinean a un lado y al otro. Enfrentamientos en nuestro propio país entre personas que defienden una postura y otra, que parece que nos mueve a discutir… yo me veo a veces intentando no entrar en ciertos temas con compañeros porque no quiero generar una tensión. Yo soy una persona muy poco convencida de casi todo, no me estar en posesión de la verdad y de la razón. Creo que es la forma más honesta de vivir y es algo que cada vez sale más caro porque piensan que eres tolerante con acciones de crueldad o con totalitarismo.

Yo soy una persona muy poco convencida de casi todo, no me estar en posesión de la verdad y de la razón. Creo que es la forma más honesta de vivir y es algo que cada vez sale más caro.

–Su personaje ¿tiene también esa característica?

–Sí, efectivamente. Si algo tiene el haber trabajado este texto de Delibes con un director argentino como Tolcachir, a quien la parte de realidad puramente española resultaba bastante lejana, es que hemos hecho una aproximación bastante creativa. Hemos tratado de extraer de la obra algo en lo que nos pudiéramos involucrar de una forma personal los tres que hemos colaborado en la puesta en escena el director y dos actores Carmelo Gómez y yo. Así como Carmelo interpretando a Pacífico ha puesto mucho de sí mismo porque fue un chico criado en la zona rural de León y tiene muchas vivencias parecidas a las del personaje o incluso en el vocabulario, el personaje que interpreto igual que a veces Miguel Hermoso trata, a veces con éxito y a menudo sin él, de contemplar la historia desde una cierta altura. Por eso se empeña en extraer la bondad que puede haber en un personaje como Pacífico Pérez, interpretado magistralmente por Carmelo Gómez, que está condenado a 20 años de reclusión por un delito de asesinato y está pendiente del juicio por el asesinato de un funcionario de prisiones. De la mano del doctor Burgueño, que es el personaje que interpretó, vamos descubriendo a ese personaje, el origen de la violencia en él e inspira bondad. Este doctor me ha permitido explorar algo personal porque me hago las mismas preguntas que él y conmigo los espectadores, ya que hay momentos en los que se dirige a ellos como si estuviéramos en un coloquio. La obra te gana un poco con el humor por las situaciones que presenta y sin darte cuenta, pasas de la risa al llanto sin darte cuenta de que todo te conduce a la tragedia de convertir a un ser bondadoso en un ser violento y desprovisto de empatía.

Miguel Hermoso

Miguel Hermoso / Alessandro Arcangeli

–La obra se basa en la novela de Delibes adaptada por el dramaturgo Eduardo Galán. El lenguaje tan característico del autor vallisoletano ¿se conserva?

–No hay nada que esté en el texto que no esté en el libro de Delibes. En la novela hay auténticas perlas a las que tienes que renunciar porque la obra tiene que tener una duración. El lenguaje se conserva con las aportaciones de Carmelo porque yo soy un chico de ciudad. Manejamos un lenguaje muy rico que quizá el espectador no entiende, pero para eso está el doctor que como no comprende tiene que seguir preguntado. Jugamos con el lenguaje más culto del doctor y más rústico que viene de Delibes.

–De sus palabras se deduce que la elección de los intérpretes no ha sido azarosa.

–En mi caso quiero pensar que sí. Llevo bastante tiempo trabajando con Jesús Cimarros y con Eduardo Galán. En el caso de Carmelo está clarísimo porque es un superdotado para la interpretación. Solo él te puede transmitir una cierta agresividad interna que te puede intimar y minutos después, convertirse en un ser casi desvalido al que uno tiene la necesidad de proteger. El personaje encaja con él como un guante. Estoy disfrutando mucho y es una obra que conecta con el público.

las guerras de nuestros antepasados

las guerras de nuestros antepasados / Cedida

–¿Cómo?

–Por la simpatía que te produce el personaje de Pacífico Pérez, un ser casi angelical rodeado de monstruos y la empatía que te produce el doctor que se implica casi hasta la desesperación porque quiere salvarlo y que se haga justicia con él. Además, Carmelo y yo hemos conseguido un punto de conexión muy vivo, muy verdadero. Todo sucede en un ámbito abstracto porque la escenografía no necesita implantar ese código realista. Son unos módulos que vamos moviendo y que te ayudan a situarte en distintos lugares que vamos corriendo a lo largo de la función. También la luz y el espacio sonoro que te ayudan a viajar.

–En los momentos actuales ¿necesitamos teatro como el que podrán en escena en el Principal?

–Quiero pensar que sí. Quiero pensar que el teatro no puede ser aburrido, pero también te tiene que dar elementos de reflexión y, por supuesto, a través de la emoción y del humor. Tras una función te tienes que llevar algo a casa a lo que darle vueltas. En estos tiempos en los que abres el periódico y uno se pregunta qué demonios estamos haciendo y uno deja de comprender muchas cosas, quiero pensar que un teatro como este te ayuda establecer un punto de vista diferente al que tenías para analizar las cosas que te rodean.

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