Fallece Victoria Prego: Así fue su última visita a Zamora

La periodista y escritora fue invitada al Club LA OPINÓN-EL CORREO DE ZAMORA, donde destacó «las enormes dificultades para alcanzar la igualdad»

Victoria Prego, periodista, en las instalaciones de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA

Victoria Prego, periodista, en las instalaciones de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA / R. E. (Archivo)

Jesús Hernández

Hablaba pausadamente y escribía con esa claridad que parece emanada de la firme serenidad. «La mujer es un gran poder en la sombra. Enorme», dijo. Como siempre, sin perder esa sonrisa inteligente y ¿pícara? Victoria Prego habló sobre "Mujer y poder, un binomio imposible", «una manera de provocar», en el Club La Opinión-El Correo de Zamora en la que fue su última visita a esta ciudad, en abril de 2006. Ese poder «limita y ata muchísimo». Si ellas se decidieran a ceder una parte de ese poder y ponerlo en manos de los hombres, «reconociendo la auténtica igualdad», tal cosa también «se traduciría en una parte de libertad». El precio por «cuidar la vida privada» y, al mismo tiempo, «competir en la vida pública» sería menor.

La periodista y analista de la política nacional, destacó que «se plantean enormes dificultades a las mujeres occidentales para alcanzar la auténtica igualdad». Abonan un «altísimo precio por ejercer en esas condiciones», fuera de casa y en el propio domicilio. «Eso les lleva, a muchas, a desistir de esa tarea». Algunas teorías, publicadas en Estados Unidos y sustentadas en datos del descenso de la natalidad, indican que «las próximas generaciones contemplarán el regreso de las mujeres al hogar». Teorías. Esas previsiones, que esbozan la dificultad de resolver ese binomio, sólo serán confirmadas con el tiempo. No obstante, existe una «inercia masculina», advirtió, «a ceder posiciones».

Sus «ideas», o sus propuestas, para superar esa imposibilidad exponen la existencia de «varios elementos esenciales». Y uno de ellos es éste: un Estado no puede financiar, «y gastarse millones de euros», la formación de la mitad de la población y, después, dejar que ese censo resulte improductivo. Los gobiernos, dijo, «no pueden consentir ese dispendio». Por eso deben buscarse «otras salidas». Y la mejor es «la igualdad real», que «sólo se alcanzará cuando las mujeres ceden parte del poder que conservan en sus manos, que es el poder de lo privado».

Victoria Prego, con una brillante trayectoria profesional -presentadora y directora de telediarios, corresponsal en el extranjero, conductora de espacios radiofónicos...-, destacó también su «cambio de posición» en eso de las cuotas. «Tal y como está el patio», el activismo femenino «casi muere con mi generación». Porque, apuntó, «las jóvenes actuales han nacido en igualdad y no perciben la sensación de que deban batallar por nada». Y, quizá, las cuotas favorecen la idea de que ellas «han de estar en los puestos públicos». De lo contrario, con la alta resistencia masculina y la baja presión femenina, «probablemente irían retrocediendo». Así, pese a no gustar de esos porcentajes, se ha reconciliado algo «con el concepto».

Carmen Ferreras, Victoria Prego y Paco García, en el Club LA OPINIÓN- EL CORREO DE ZAMORA.

Carmen Ferreras, Victoria Prego y Francisco García, en el Club LA OPINIÓN- EL CORREO DE ZAMORA. / R. E. (Archivo)

El olvido de aquellas mujeres luchadoras y universitarias de la II República, que abrieron brecha en tantos campos -sobre todo, en el cultural-, constituye «una injusticia histórica», denunció. Se trataba de un «puñado muy reducido, las circunstancias resultaban muy distintas y los tiempos posteriores fueron muy traumáticos»... En España se tiene «la sensación de una vuelta a empezar con la Transición. «Yo creo que se bucea poco en las fuentes porque se buscan los modelos contemporáneos», aunque «algunos personajes» -y mencionó a Clara Campoamor- «no son olvidados».

La madrileña ha estudiado la Transición política en España, que tanto exigió de todos y que ahora se intenta minimizar, tal vez interesadamente, por parte de algún sector, ignorante de la historia. «Tengo la impresión de que el director de la serie televisiva y yo rescatamos la obra de esos personajes», que, «hasta entonces, no se conocía». Así, se ha reconocido el papel de Adolfo Suárez, primer presidente del Ejecutivo tras la Dictadura, quien «había sido muy denostado». Lo mismo sucedió con el Rey, Felipe González, Carrillo... «Quedan otros personajes por revisar». Siempre es el tiempo quien hace esa labor: de criba y de salvación. En vida, la opinión pública y los investigadores «son más cicateros». Mucho más.

La presencia de mujeres en el Gobierno y en las altas instituciones, concluyó, «no es síntoma de progresismo, sino de deseo de igualdad y de equiparación». Si se planteara la hipótesis de que la llamasen con este argumento: «te convocamos porque queremos contar con una mujer», posiblemente les contestaría: «te vas a quedar con el puesto». Y, espontánea, sonrió. Con naturalidad. Con claridad.