Tras la pista de los orígenes zamoranos
Mauro Acedo busca desde Santa Fe (Argentina) sus raíces zamoranas en Porto de Sanabria
"Las historias pueden tener finales felices, trágicos o ambas". Así comienza a relatar Mauro Acedo, de 42 años, las vicisitudes de sus antepasados, zamoranos que llegaron a Argentina a principios del siglo pasado y cuya historia ahora él recopila —lo poco que sabe, debido a que ha pasado demasiado tiempo— para conocer un poco más de sus raíces españolas, que se concentran en Porto de Sanabria.
Allí nacieron Lorenzo Acedo y María Tomás, sus tatarabuelos, que, por motivos que él desconoce, debieron cambiar su residencia e instalarse en la localidad leonesa de Valderas. Uno de los hijos de este matrimonio es el bisabuelo de Mauro, Gabriel Acedo, quien conoció en tierras leonesas a la que sería su mujer, María Casilda Vázquez, con quien tuvo tres hijos.
La decisión de emigrar
Esta familia de origen zamorano fue la que, en 1906, tomó la decisión, como tantas otras por aquella época, de emigrar a Argentina en busca de una vida mejor. Ellos, al menos, tuvieron la suerte de viajar juntos, por lo que la distancia fue con los parientes que quedaron a este lado del Atlántico, manteniendo ellos el núcleo familiar.
Uno de los hijos de Gabriel y María Casilda se llamaba Justiniano, el abuelo de quien ahora busca sus orígenes familiares. Con cinco años fue acogido por tierras argentinas y allí continuó su vida, teniendo nada menos que nueve hijos.
El sueño de la nacionalización
El menor de ellos, Ismael Ramón, es el padre Mauro y, también por él, busca estos antepasados zamoranos.
"Hace meses empecé el sueño de nacionalizar a mi padre y a mí y fue entonces cuando fui descubriendo retazos de mi familia", explica, con la esperanza de que los descendientes de los hermanos de Gabriel que quedaron en España, puedan lanzarle nuevas pistas sobre su pasado.
Recuerdos de montañas antes de cruzar el Atlántico
"A mi padre el suyo le contó que solo tenía recuerdos de montañas, ya que con cinco años embarcó a Argentina junto con sus dos hermanos pequeños y sus padres", rememora Mauro sobre la débil memoria de su abuelo de su lugar de nacimiento. María Grande fue el primer destino de la familia Acedo Vázquez, donde se hizo con 500 hectáreas de terreno para comenzar una nueva vida.
"Nunca nacionalizaron a mi abuelo y hermanos, así que murieron siendo ciudadanos españoles", asegura, recordando que la vida del emigrante en esa época fue muy dura. "Justiniano —su abuelo— no pasó del tercer grado, aunque sus padres parece que eran personas que sabían leer y escribir muy bien", describe. El padre de Mauro, Ismael Ramón, tiene hoy 72 años y la esperanza intacta como la de su hijo por contactar con su familia en Zamora.
Y es que casa, a pesar de la distancia, se mantenían costumbres españolas. "Mi abuelo Justiniano hacía jamón, carneaba para elaborar salame, porque su mujer era de origen italiano y había mezcla de varias culturas", relata. Ahora su nieto está decidido a buscar las raíces familiares. "Soy nieto de español, cascarrabias, testarudo pero honrado. No es ningún delito saber de dónde venimos. Nos pueden robar lo que sea, pero nunca la dignidad, porque soy un buen trabajador", finaliza.
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