La energía fotovoltaica, pilar del proceso de descarbonización

B. C.

España, al igual que el resto de los países de la UE y de la OCDE, ha iniciado un proceso de descarbonización que viene motivado, no solo por el cambio climático, sino también por otros factores como mejorar nuestra autosuficiencia y seguridad energética, reduciendo el consumo de combustibles fósiles que son 100% importados. Desde que, en 2018, se alcanzara el pico en la producción de petróleo, ha comenzado un proceso de caída al que se suma el agotamiento de otras fuentes de energía como el carbón. Los primeros efectos ya se están notando en sectores como el trasporte y otros sectores industriales y agrícolas que utilizan el diésel como principal combustible. La búsqueda de alternativas es urgente y una prioridad en las políticas energéticas de nuestro país y todo su entorno.

El Plan Nacional Integrado de Energía y CIima (PNIEC) 2021-2030 se plantea como objetivo avanzar en la descarbonización, sentando unas bases firmes para consolidar una trayectoria de neutralidad climática de la economía y la sociedad en el horizonte 2050, con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 23% respecto a 1990. En el documento se recuerda que, en nuestro país, 3 de cada 4 toneladas de gases de efecto invernadero se originan en el sistema energético, por lo que su descarbonización es el elemento central sobre el que se desarrollará la transición energética.

El PNIEC se propone en esta década que el 74% de la energía eléctrica provenga de fuentes renovables y se plantea alcanzar 76 GW de producción de energía fotovoltaica en 2030 y adelanta el cese en el uso del carbón de manera definitiva a 2025. Con estas previsiones, la energía fotovoltaica se sitúa como la principal fuente renovable en la que se basa la trasformación energética.

Ventajas de la energía fotovoltaica frente a otras renovables

La fotovoltaica presenta, frente a otras fuentes de energía, ventajas ambientales, económicas y sociales. La generación eléctrica a través de paneles solares no produce emisiones, proviene de una fuente inagotable, el sol, no genera contaminación acústica, se trata de una tecnología muy fiable y avanzada y tiene los menores costes de producción. Por otra parte, permite la hibridación con otras fuentes de energía como la eólica o con baterías, y tanto la instalación como el mantenimiento de los paneles solares es mucho más sencilla y económica que la de otras fuentes energéticas renovables.

Pero las ventajas no se quedan ahí, pues desde el punto de vista social permite el acceso a la electricidad a los consumidores, a través del autoconsumo, y fomenta la creación de comunidades energéticas que generan y consumen su propia energía y contribuyen al desarrollo local. Además, es la forma de energía renovable que genera más empleos verdes para desarrolladores, constructores, instaladores y mantenedores de centrales.

No obstante, no todos los problemas medioambientales y de calentamiento global se solucionan con la sustitución de las fuentes de energía fósiles más contaminantes por otras renovables, sino que es necesario un cambio de cultura asociada a la reducción del gasto energético. Según afirma el investigador del CESIC y divulgador científico Antonio Turiel, “hay estudios científicos que demuestran que podríamos seguir con el mismo nivel de vida que tenemos, el mismo bienestar, incluso y un poco mejor, consumiendo la décima parte de la energía y de los materiales que consumimos hoy en España, con la ventaja además de que esto se podría generalizar a todos los habitantes del planeta”. El objetivo más ambicioso pasa por un modelo de consumo más racional, eficiente y sostenible en un planeta de recursos finitos, y esto exige una conciencia colectiva que va más allá de las fuentes de energía.