Entrevista | María José Mateos Ares Jefe de Zona Rural de Caja Rural de Zamora recién jubilada

"El mejor comercial que puedes tener en la Caja Rural de Zamora es un cliente satisfecho"

"Para el éxito de nuestro modelo de banca cercana creo que ha sido fundamental tener un Consejo Rector con personas independientes"

María José Mateos Ares, en su despacho este jueves, último día trabajo antes de su jubilación.

María José Mateos Ares, en su despacho este jueves, último día trabajo antes de su jubilación. / ANA BURRIEZA

Carlos Gil Andrés

Carlos Gil Andrés

María José Mateos Ares, jefa de la zona Rural acaba de poner fin a su vida laboral en Caja Rural de Zamora después de tres décadas largas. Primera mujer directora de oficina Mateos defiende el modelo de la cooperativa de crédito y se va satisfecha de ver los frutos que una buena labor bancaria tienen en la sociedad. "Veo personas a las que ayudamos cuando estaban empezando que hoy tienen empresas importantes y cómo ellos nos han ayudado también a crecer a nosotros".

–¿Como llega a Caja Rural?

–Venía ya del sector bancario, pero me trasladaban y acepté la oferta de Caja Rural de Zamora, porque me podía quedar en casa. Acerté de pleno. Es verdad que cuando llegué hubo tiempos convulsos, con la dimisión del presidente Cubells y pasamos unos años difíciles, pero luego todo ha sido ir para adelante.

–¿En algún momento se arrepintió de su decisión?

–No, tenía confianza y puse mi granito de arena para que esto saliera, porque estaba en el comité de empresa y nos involucramos en la solución. Nunca me he arrepentido del cambio, de hecho aquí me he jubilado.

No solo no cerramos oficinas sino que abrimos. La última, la de Fuentelapeña, dentro de cuatro días

–¿Dónde empieza?

–Aquí, en la oficina principal, en cuentas corrientes, atendiendo al cliente. A los cuatro o cinco años me fui de directora a Toro. En la Caja había doce mujeres, incluyendo la secretaria de dirección o la telefonista e irme de directora a Toro, que entonces era una de las tres oficinas más importantes era todo un hito. No había ninguna mujer directora de una sucursal en la provincia. Lo cierto es que aquí en la Caja siempre me han dado esas oportunidades.

–¿Le extrañaba a la gente ver de directora a una mujer?

–Mucho. Pero tengo que decir que en la vida he tenido ningún problema, ni de discriminación o acoso por parte de clientes o compañeros.

–Ahora cuando da cuenta de los balances el director general se enorgullece del gran porcentaje femenino en la plantilla.

–Me alegro mucho de haber sido pionera. A mi me fue bien profesionalmente en Toro, la oficina mejoró mucho y de ahí mi salto, que llevo 21 años de jefe de zona, un salto ser ejecutivo en la central. El otro día estuve comiendo con empresarios de Toro que hoy son muy importantes y recordaba cuando los conocí: estaban empezando y hemos ido creciendo juntos. La Caja les apoyó y ellos hicieron crecer a la Caja. Y son parte ya de nuestra acción comercial, porque un cliente satisfecho es el mejor comercial que puede tener la entidad, porque te trae nuevos clientes.

–Se mantuvieron independientes sin escuchar los cantos de sirena de las fusiones y acertaron.

–Yo se que hubo presiones desde las entidades o desde el Banco de España, pero este modelo funciona, ¿por qué vamos a estropearlo?. El ejemplo de la Caja Rural está ahí, con un crecimiento exponencial. Creo que ha sido muy importante tener siempre gente independiente en el Consejo Rector, que ha dejado trabajar a los profesionales, y no depender de cuotas políticas u otros intereses.

Podemos hacer lo mismo que la gran banca, pero con un trato más personalizado

–La Caja lleva el apellido Rural pero desde hace décadas son un banco generalista, no sectorial.

–Hacemos de todo, llegamos a lo mismo que la gran banca, incluso tenemos un departamento de Extranjero que funciona de maravilla. Hacemos lo mismo que puede hacer la gran banca solo que con un servicio mucho más personalizado. Nunca hemos cerrado oficinas, ni hemos puesto horario de atención de caja, no hace falta cita previa, ni tenemos a la gente esperando en la calle ni en las peores épocas del COVID, es una banca de otra manera. Es la banca tradicional adaptada al mundo moderno, con todos los servicios informáticos en un banco grande. Esa posibilidad hace que podamos tener clientes que viven fuera de Zamora, cosa que antes no se podía hacer porque requerías de servicios presenciales, mientras que ahora puedes funcionar online. Por ejemplo, hacemos muchas hipotecas fuera en Gijón, Vigo, Valencia o Sevilla, porque los padres les dicen a sus hijos cuando necesitan un crédito que miren en Caja Rural de Zamora.

–¿Por qué todos los bancos cierran oficinas menos ustedes?

–Hay pueblos que cuando yo empecé a trabajar tenían escuela y hoy están con cien habitantes. Podemos presumir de que no hemos cerrado ninguna oficina, aunque obviamente hemos reducido el horario, porque no podemos tener un empleado de brazos cruzados. Hay pueblos a los que vamos un día a la semana, pero seguimos dando el servicio, adaptándonos a la situación. Por cierto vamos a abrir una oficina en Fuentelapeña dentro de cuatro días.

–Las preferentes fueron un escándalo nacional. ¿Ha tenido alguna vez la sensación de estar vendiendo un producto tóxico?

–Nunca. A ningún cliente, ni yo ni otro compañero de la Caja, le hemos vendido algo que pueda decir que le han engañado. Siempre le explicamos todo lo que conlleva un producto. Somos una banca tranquila.

Las nuevas tecnologías permiten tener clientes en toda España

–¿Hay presión sobre los empleados por vender?

–Hay objetivos. El mundo trabaja con objetivos. Es más, lo que no objetivas no lo vas a hacer nunca. Si hay un producto que no lo tienes objetivado no lo vas a vender, pero no solo en banca, sino en cualquier sector. Pero le puedo decir que somos la envidia de todos nuestros colegas del sector porque aquí la relación es más personal y hay más autonomía profesional. Yo por ejemplo si tengo que solucionar un asunto complicado tengo que bajar dos plantas hasta la Dirección General y otra más al Departamento de Riesgo.

–A la gente le vuelven loca las variaciones de los tipos de interés. ¿A ustedes también?

–Cuando empecé a trabajar aquí se pagaba el plazo fijo al 12%. Imagínese que las hipotecas a lo mejor estaban al 18%. Ahora necesitas mucho más volumen de negocio para ganar lo mismo, porque los márgenes se han reducido. Y los tipos ha habido de todo: bajaron, volvieron a subir, hace año y pico estábamos en el menos 0,50 y ahora estamos en el 4,25 el Euribor, que sería a lo mejor un tipo normal.

–¿Tiene sentido cobrar por los servicios?

–Si, porque las oficinas hay que mantenerlas y los márgenes se han reducido. Nosotros somos los que menos servicios cobramos de la banca, y muchos no los cobramos. Por ejemplo, la PAC nos supone al equivalente a tener 15 personas en horario completo. No es eso, porque se hacen cada oficina, pero tenemos meses realmente agobiantes en los que la mayor parte del tiempo se nos va en hacer eso.

¿Preferentes?. Ningún cliente puede decir que aquí le hemos engañado

–¿Que le gusta del trabajo?

–El trato con la gente. Este trabajo me ha permitido conocer a mucha gente. Tengo muchos amigos en la Caja y muchos clientes que son amigos.

–Su despacho, supongo, será una especie de confesionario.

–Sí, con secreto de confesión incluido. Lo que se cuenta aquí, aquí se queda, no puede salir nunca, no ya solo por el secreto bancario, sino por el personal.

–¿La política, ni olerla?

–Apolítica. Conozco a buena parte de los alcaldes de Zamora y me llevo bien con todos, sean del partido que sean.

–¿Lo que más le cuesta?

–Decir a un cliente que su proyecto no es viable. En algún caso a alguien le has dicho que no y le has hecho un favor y con los años te lo han reconocido. Nos podemos equivocar, porque a veces rechazamos proyectos que han sido viables y hemos apoyado otros que acaban en morosidad.

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