Día de Europa

Castilla y León, el faro europeo contra la crisis demográfica

Transformar la vulnerabilidad en oportunidades ha sido el impulso que ha conseguido movilizar una partida histórica de los fondos europeos

Dos personas mayores pasean por una carretera cerca de la localidad zamorana de Otero de Sanabria.

Dos personas mayores pasean por una carretera cerca de la localidad zamorana de Otero de Sanabria. / N. R. (Archivo)

Castilla y León se prepara para afrontar los retos del presente y del futuro: la crisis demográfica y la transición verde y digital se presentan como los principales desafíos a superar para el que es el mayor territorio de los Veintisiete, una tarea para la que cuenta con el apoyo de la Unión Europea y de una partida histórica de fondos, gracias a los que la comunidad transformará sus vulnerabilidades en oportunidades de desarrollo.

Para ello, aumentar el dinamismo y la innovación de Castilla y León es una de las prioridades de la financiación europea que desde hace décadas llega a la región, un territorio intermedio con un PIB per cápita de entre el 75 % y el 100 % de la media comunitaria, lo que lo incluye en la tipología de territorios más vulnerables a la transición ecológica, según el Informe de Cohesión de la Comisión Europea.

A pesar de ello, las transiciones verde y digital pueden convertirse en un aliado del crecimiento para no dejar a nadie atrás, como se desprende del mantra de los Veintisiete, que han elegido a Castilla y León como la sede del proyecto piloto contra la despoblación y el envejecimiento, una de las crisis que la Unión Europea vigila en todo su territorio. El programa Mecanismo de Fomento del Talento (TBM) impulsado desde la Comisión y la OCDE, se ha revelado como un hito único que brinda a Castilla y León la oportunidad de convertirse en el faro europeo contra la crisis demográfica. Para ello, la Comisión y la OCDE monitorizarán el impacto de nuevas políticas para la dinamización demográfica que se han empezado a implementar en las nueve provincias de Castilla y León, un camino que la comunidad ha empezado a andar hace tiempo y que puede brindar resultados que ayuden a atajar esta crisis en toda Europa.

Inversión de los fondos europeos en Castilla y León

De igual manera, la transición verde ha recalado en la comunidad a través de iniciativas como la renovación de la infraestructura energética, tanto de las ciudades como de los pueblos, y por supuesto, también en el medio rural. Modernizar los regadíos de la comunidad a través de la eficiencia energética ha sido una de las líneas de actuación en el sector del campo, desde donde se ha puesto en marcha la construcción de parques solares que abastezcan de energía renovable a los regantes de Castilla y León, todo ello para conseguir una agricultura más sostenible y limpia a lo largo y ancho de un territorio en el que la agricultura significa algo más que trabajo: este oficio consigue fijar población al medio rural en el kilómetro cero de la despoblación europea. Las comunidades de regantes Toro-Zamora y Virgen del Aviso han sido algunas de las beneficiarias de esta medida, donde han contado con el apoyo del Fondo Europeo Agrícola del Desarrollo Rural para modernizar sus campos. 

Como otro gran ejemplo de estas inversiones, la Diputación de Zamora ya ha puesto en marcha el Programa DUS 5000 de Eficiencia Energética que permitirá que 44 pequeños ayuntamientos del mundo rural puedan renovar su alumbrado público y conseguir un ahorro estimado del 52% de la energía consumida, todo ello, gracias a 9 millones de euros procedentes de los fondos Next Generation. Otra de las grandes inversiones europeas en la provincia ha ido destinada al nuevo parque de bomberos de la ciudad de Zamora, una infraestructura muy esperada cuya construcción será financiada prácticamente en un 80% por los fondos Interreg de la Unión Europea, que ha hecho posible que un Ayuntamiento con menos de 60.000 habitantes pueda levantar un parque valorado en 3,4 millones de euros.

Abezames, uno de los pueblos afectados por la despoblación en la provincia.

Abezames, uno de los pueblos afectados por la despoblación en Zamora. / Archivo

Los fondos europeos no solo se traducen en servicios, sino también en valor añadido. Castilla y León es una de las comunidades españolas cuyos resultados académicos han ido más allá de los primeros puestos del informe PISA: las universidades con sede en la comunidad han desarrollado investigaciones y patentes gracias a la financiación europea que crean valor en el territorio, como en el caso de la Escuela Politécnica de Zamora, de la Universidad de Salamanca, donde un grupo de investigadores ha dado con la fórmula para transformar artes pesqueras en asfalto más resistente para las carreteras, una solución para reciclar este residuo y darle una segunda vida útil.

La inversión europea en investigación se da la mano con los esfuerzos por afrontar la crisis demográfica. La tecnología de los cuidados se ha revelado como una de las grandes apuestas de desarrollo de la comunidad, invirtiendo en proyectos que quieren transformar el mercado de asistencia a las personas dependientes en una fuente de riqueza y oportunidades para los jóvenes. El proyecto RuralCare es uno de los ejemplos, donde la Junta de Castilla y León ha invertido 2,7 millones de euros (de los que 2,2 proceden de fondos de la Unión Europea) para implementar “cuidados de larga duración mediante apoyos de proximidad en el ámbito rural”. La tecnología de los cuidados también se ha materializado en un proyecto de la Universidad de Valladolid que facilitará la autonomía de las personas dependientes con los robots gracias a la financiación Next Generation, una apuesta por el futuro de Castilla y León a través de la innovación y la inversión de la mano de la Unión Europea.

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