Baltasar Lobo, en profundidad

El último número de la revista Atticus dedica su artículo principal a un trabajo de la experta Inés Gutiérrez-Carbajal sobre el escultor

Una de las piezas icónicas de Baltasar Lobo

Una de las piezas icónicas de Baltasar Lobo / LOZ

Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

Un extenso, minucioso y detallado repaso por su vida y por su obra del escultor zamorano Baltasar Lobo ofrece el último número de la revista cultural Atticus.

La publicación, en su número doce, consagra la portada, integrada por un collage de piezas desde bronces, mármoles e incluso obras inacabadas firmadas por el escultor terracampino, y, por ende, el artículo principal a un trabajo sobre Lobo que firma la doctora en Historia del Arte por la Universidad de Valladolid, la zamorana Inés Gutiérrez-Carbajal.

"Cuando Inés me comentó la posibilidad de escribir un artículo sobre Baltasar Lobo le dije que sí sin pensarlo" señala el editor de la publicación Luis José Cuadrado, quien cuenta con la estudiosa entre las firmas de referencia.

El impulsor de la revista, editada en Valladolid y que sale adelante gracias al respaldo público-privado y que puede adquiriese en Zamora en la librería Mil Hojas, subraya que hasta el momento únicamente "nos habíamos hecho eco de exposiciones relacionadas con Baltasar Lobo" de tal manera que "se salda una deuda que teníamos pendiente con este genial escultor".

Portada dedicada al escultor Baltasar Lobo. |Cedida

Portada dedicada al escultor Baltasar Lobo. |Cedida / Natalia Sánchez

Con el sencillo título de "Baltasar", a lo largo de 22 páginas a todo color, la experta en escultura y en pintura del siglo XX en Zamora, aproxima de una manera muy didáctica en primer lugar a los orígenes del escultor, a través de unos apuntes biográficos donde ya evidencia sus muchas fuentes consultadas.

INES GUTIERREZ CARBAJAL

INES GUTIERREZ CARBAJAL / JOSE LUIS FERNANDEZ

Recorre desde su nacimiento en Cerecinos de Campos hasta sus estudios en Valladolid y luego en Madrid, como pensionado de la Diputación beca que perdió "por la falta de informes a que estaba obligado a enviar", hasta la llegada a su vida de Mercedes Guillén con la que se casa en 1936. También alude a su activa militancia, de hecho, comparte el dato de que el pintor estuvo "casi todo el desarrollo de la contienda en Barcelona, no en frente. Dedicado a las labores de instrucción cultural de los milicianos catalanes".

La partida al exilio de la pareja por su militancia política y la pérdida del hijo que esperaban, que marcaría al escultor, la remarca la doctora en Historia del Arte por la Universidad de Valladolid que también recoge el peregrinar por campos de concentración y la ayuda de Picasso a la pareja en París.

Exposiciones

La investigadora documenta que Baltasar Lobo, en vida, efectúo "un total de 58 exposiciones individuales y 192 colectivas desde la primera en Valladolid en 1927 hasta la última en Caracas en 1983", obras que tras su fallecimiento "(...) han motivado 25 retrospectivas en varias ciudades de España y de otros países".

Legado

La zamorana profundiza en el asunto del legado del artista. En su opinión "todo el conjunto, más que cesión se trata de un "comprao" del legado, valorado en 212 millones de pesetas. 203 como pago al fisco francés y el resto para los transportes desde París y acondicionar la iglesia de San Esteban", primera sede del Museo Baltasar Lobo.

Portada del ejemplar de Atticus

Portada del ejemplar de Atticus / Cedida

La experta además señala que "el Ayuntamiento adquiría, implícito en el pago, el compromiso de hacer un museo donde exhibir su obra" y añade que en ese contrato "estaban incluidas las 37 escayolas depositadas en Verona en la Fundición Bonvicini", que "(...) todavía no han llegado a Zamora".

Gutiérrez-Carbajal menciona en el artículo, cimentado en su libro "Escultura del siglo XX en Zamora", que en el año 1986 Baltasar Lobo realiza un legado de "138 esculturas" que cede en depósito a la Caja de Ahorros Provincial de Zamora".

La historiadora del Arte, a tenor las fuentes que ha cotejado, afirma que "(...) Lobo, en agosto de 1986, solo había enviado 28 piezas para ser expuestas entre septiembre y octubre en la Bienal", unas obras que finalmente, al morir Lobo y su mujer, "quedaron en Zamora" de tal forma que se mezcla "el legado propiamente dicho, las obras adquiridas por el Ayuntamiento y algunas cedidas por las hermanas y la sobrina del escultor".

La experta también ahonda en la obra de Lobo y sus influencias, su estética y señala que "era un enamorado del mármol". Con un repaso por década a década concluye el interesante artículo sobre el brillante Baltasar Lobo.

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