Sucesos en Zamora

Un hostelero condenado por abuso sexual a una camarera: "¿Echas un polvo?, me hace falta"

El zamorano admitió el acoso verbal a la víctima con comentarios machistas antes de "tocarla y manosearla" dos veces en la cocina del bar

Un momento del juicio.

Un momento del juicio. / Cedida

Pasados los primeros meses de contrato, la camarera comenzó a sufrir el acoso sexual de su jefe, quien pasó de los comentarios "soeces, maleducados y machistas" a proponerle en más de una ocasión mantener relaciones sexuales en un hotel en la provincia de Salamanca o en alguna localidad zamorana fuera de la comarca de Tábara, donde se ubica el bar que regenta.

No satisfecho con las reiteradas llamadas de atención de la víctima para que dejara de vejarla con expresiones mal consideradas como "piropos", el imputado, de iniciales A.R.E., llegó a preguntarle en más de una ocasión: "¿Quieres echar un polvo, me hace falta".

De las palabras a los hechos hubo poco trecho, el condenado por abuso sexual el Juzgado de lo Penal terminó por lanzarse a realizar "tocamientos y a manosear" a la mujer el 20 de septiembre de 2020, a las 15.30 horas, según admitió en el juicio para poder ver rebajada las penas que solicitaba la Fiscalía de Zamora con la que llegó a un acuerdo, así como con el abogado de la denunciante, que fue su empleada entre septiembre de 2019 y el mismo mes de 2020, una vez que se vio acorralada en la cocina del local.

La magistrada acaba de condenarle a pagar una multa de 2.160 euros y a indemnizar a la mujer con 2.000 euros por los daños psicológicos que sufrió por la actitud "deleznable" del hombre, en palabras del Ministerio Público.

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La camarera, contratada por el acusado solo para trabajar fines de semana y días festivos, se vio abordada de forma inesperada por su jefe que "procedió a tocar y manosear, siempre por encima de la ropa, a la víctima a la altura de los pechos, cintura, culo y partes íntimas", de acuerdo con los hechos probados que recogerá la sentencia.

Aunque la mujer logró deshacerse del acusado y "decirle con rotundidad que no quería nada con él en el terreno íntimo ni tener ninguna relación de ese tipo con él", el hostelero no entendió el mensaje. Unos quince minutos después, el hombre volvió a abordar a la trabajadora también de forma sorpresiva con el mismo objetivo de someterla a tocamientos en las mismas partes íntimas del cuerpo, según describió la mujer y se han dado por probado.

AturdidA

Una vez que la empleada logró quitarse de encima de nuevo al procesado, abandonó el bar, al que nunca volvió a trabajar ni a aproximarse. La denuncia llegaría días después, cuando logró contar lo ocurrido a su círculo más próximo.

La víctima declaró que, cuando consiguió salir del establecimiento, "se sintió aturdida y perturbada" en tal extremo que "ni tan siquiera fue capaz de relatar lo sucedido a las personas más cercanas hasta pasados varios días", de acuerdo con el testimonio de la mujer que se incluye en las conclusiones del Ministerio Fiscal. Tras conseguir acudir a su familia para que conociera lo que había sufrido, la mujer decidió interponer una denuncia.

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