Entrevista | Fernando Jáuregui Periodista y escritor

“Pedro Sánchez es un hombre que tiene resiliencia y buenas cualidades de gobernante”

“El socialismo de ahora es personalista, tiene poco que ver con las tensiones y corrientes del partido de González”

Fernando Jáuregui, durante la presentación de su libro en el Club LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA. | A. B.

Fernando Jáuregui, durante la presentación de su libro en el Club LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA. | A. B. / B. Blanco García

Beatriz Blanco García

Beatriz Blanco García

Cuatro décadas de socialismo en España —con sus éxitos y sus fracasos— condensadas en el último libro de Fernando Jáuregui. La foto del hotel Palace que protagonizaron Felipe González y Alfonso Guerra aquel 28 de octubre de 1982 da nombre a este último trabajo, realizado por un periodista que también aprovecha para analizar en qué momento está el socialismo en particular y la política española en general, ante un año eminentemente electoral.

–¿Cómo se puede analizar la evolución del socialismo en España, décadas después de la mítica imagen que ilustra su último libro, “La foto del Palace”?

–Como a la sociedad y al mundo. En 1989 ya llevaba Felipe González siete años gobernando en España, se cae el muro de Berlín y se transforma el mundo. Hasta entonces, estaba la Europa del este y la occidental, comunista y capitalista. Con la caída del muro empiezan a interrelacionarse ambas, se acaba la Europa heredera de la revolución bolchevique y queda la hegemonía absoluta de la Europa capitalista, que es lo que tenemos ahora. Esa transformación, en la mentalidad de la izquierda de entonces, fue muy profunda, porque había una parte que todavía creía en la visión más radical de lo que debía ser el marxismo y, aunque minoritario, todavía existía dentro del partido socialista español. A partir de ese cambio, todo fue acelerándose a lo que es un predominio clarísimo del capitalismo y el liberalismo, con las corrientes más conservadoras. Hoy la socialdemocracia es algo muy diferente a lo que era, hasta el punto de que, ahora mismo, yo no sabría definirla, como me pasa con el socialismo, porque hay muchos. No es lo mismo el socialismo sueco, que el peruano o español.

–¿En qué se caracteriza este último?

–Ahora mismo significa una supervivencia de una serie de ideas. Y dentro siguen conviviendo dos corrientes distintas, aunque una es absolutamente predominante, la que representa Pedro Sánchez, que no tiene una tesis teórica, sino que es la praxis absoluta, la práctica de gobernar. Es una forma legítima de ejercer el poder, no la critico, centrada en ejercer con una serie de gente que no es socialdemócrata. ¿Esa está siendo una fórmula afortunada para gobernar en España? Desde luego, de momento, sí. Nadie sabe qué pasará más adelante. Es una fórmula bastante inédita en Europa ahora mismo, pero es que tampoco hay un país que sea como España, con tantos problemas territoriales. Cada socialismo tiene que tener sus propias recetas para poder gobernar y sobrevivir en el mundo. El español es, ahora mismo, personalista, tiene poco que ver con el partido de González, con esas tensiones y corrientes. Este es un partido muy presidencialista. Pero Pedro Sánchez es el presidente de la Internacional Socialista ahora mismo, así que, algo tendrá el agua cuando la bendicen.

El periodista cántabro, durante su visita a Zamora esta semana. | Ana Burrieza

El periodista cántabro, durante su visita a Zamora esta semana. / Ana Burrieza

–¿Podría haber ido el socialismo español por otros derroteros si los enfrentamientos de años anteriores hubieran acabado con otro vencedor, como Susana Díaz, José Bono o Carme Chacón?

–Si hubiese ganado Bono a Zapatero, por ejemplo, no habría habido los pactos con los catalanes y a lo mejor tampoco habría sido posible la negociación con ETA. De lo que sí estoy totalmente seguro es de que si hubiera ganado Susana Díaz a Pedro Sánchez en las primarias el rumbo hubiera sido diferente y, ahora mismo, el partido socialista no estaría gobernando.

Puede que pactar con Bildu haya sido necesario para pacificar el país territorialmente

–¿Por qué lo afirma con esa contundencia?

–Primero, porque no se hubiese formado la llamada formación Frankenstein, Susana Díaz nunca habría pactado con Podemos y, en segundo lugar, porque no habría tenido el cuajo político de presentar aquella moción de censura de Sánchez en 2108, por lo que el PP seguiría en el Gobierno. Pero todo esto son hipótesis, por supuesto. Tampoco creo que el PP hubiera pactado con alguien como Pablo Iglesias, un líder tan atípico en cualquier política europea en aquella época. Recuerde que se decía que era el hombre que no nos iba a dejar dormir.

–¿Pedro Sánchez ha demostrado ser un buen estratega o todo se debe a que la fortuna le ha sonreído en cada paso que ha dado?

–Las dos cosas. Que es un hombre de suerte nadie lo puede discutir: es guapo, viene de una familia sin problemas económicos y triunfa cuando va al extranjero. Es un hombre tocado por el dedo de la diosa Fortuna, sin duda. Pero sería injusto quedarse solo con eso. Se la ha jugado muchas veces, como buen gobernante. Le dieron una patada el 1 de octubre de 2016 y mientras todos se unían en Ifema para adorar a Susana Díaz, él cogía su coche y se iba agrupación por agrupación, militante por militante por todo el país a pedir su respaldo. Aprovechó muy bien el cabreo de muchos y muy poca gente hubiera sobrevivido a esa patada que lo sacó de Ferraz por la ventana. Supo tejer una serie de alianzas e incluso ser infiel a su palabra, aunque no se lo reprochamos lo suficiente. Es un hombre que tiene resiliencia, es obvio, un tipo fuera de lo común como resistente y con buenas cualidades de gobernante, incluso en la parte de “killer”.

Uno de los grandes culpables de la crisis política que hemos sufrido es Albert Rivera

–¿A qué se refiere?

–No le ha temblado la mano a la hora de descabezar a Susana Díaz y a gente incluso más fiel, como Ábalos, Carmen Calvo o Iván Redondo. Lo ha hecho porque sabía que le convenía, como a la hora de aliarse con gente con la que había dicho que no lo haría, como ha ocurrido con Bildu. Pero no es una crítica, porque puede que fuera necesario, por ejemplo, para pacificar territorialmente España. Estamos ante un fenómeno de la naturaleza.

–Ha logrado llegar a lo más alto, pero ¿no es cierto que ha sido en una de las peores épocas en las que alguien podía ser presidente de un país?

–Cierto, nadie se había encontrado con una pandemia y con una brutal crisis económica derivada de una guerra totalmente inesperada, un tipo como Trump gobernando Estados Unidos o la invasión del Capitolio. Hemos sobrevivido a fenómenos prácticamente bíblicos, incluida Filomena. El país aguanta muy bien y España funciona, lo que no funcionan a veces son nuestros representantes. Pedro Sánchez se ha dado cuenta de que tiene un país que marcha empresarialmente, sindicalmente y con la sociedad civil incluida. Él ha sacado partido de todo, ha sabido, además, unificar el PSOE sin querellas internas, cosa que no ha logrado ni PP, ni Ciudadanos ni Unidas Podemos ni los independentistas.

ZAMORA. EL CLUB DE LA OPNION CON FERNANDO JAUREGUI. LA FOTO DEL PALACE

ZAMORA. EL CLUB DE LA OPNION CON FERNANDO JAUREGUI. LA FOTO DEL PALACE / ANA BURRIEZA

–¿Dónde puede estar el secreto para evitar esos cismas?

–Desde Indalecio Prieto y Largo Caballero ha tenido varias oportunidades y no lo ha hecho porque los militantes tienen el orgullo de pertenecer a ese partido. Hay orgullo de partido socialista y eso es algo que he descubierto recientemente. Cuando le pregunté a González hace un año por su asistencia al congreso de octubre de 2021 para ensalzar a Pedro Sánchez, me contestó una frase que se me ha quedado grabada: “porque, aunque tú no te lo creas, yo soy militante del Partido Socialista Obrero Español”. Me dio la clave al decirme que ser del PSOE para la gente del PSOE es algo más que pertenecer a un club, como pasa con el Barça. Hay un orgullo de militancia, lo he comprobado muchísimas veces, sobre todo escribiendo este libro, para el que he hablado con más de cien personas y, casi todos, me han contestado eso. Es el partido con más solera de España, el que ha pasado por mayores vicisitudes. Como decía Zapatero, es el que se parece más a España, aunque no estoy seguro de eso. Pero hay algún factor que, aun teniendo cuarenta oportunidades de romperse a lo largo de su historia, desde que nació en 1879, sin embargo, no lo ha hecho.

El orgullo de los militantes de ser parte del PSOE es lo que mantiene a la formación

–¿Eso es quizá lo que les falta a otros partidos como Ciudadanos, que llegó a rozar el éxito y ahora está a punto de desaparecer?

–Ciudadanos es la historia de una necedad. Uno de los grandes culpables de la crisis política que hemos sufrido es el propio Albert Rivera, una figura atractiva que estuvo a punto de hacer una formación ilusionante a la que votaba mucha gente que sentía que hacía falta un partido de centro y de moderación. Una vez lo denominé “partido bisagra” y Rivera se ofendió, él creía que se iba a convertir en el hegemónico dentro de una derecha moderada y que iba a llegar a presidente del Gobierno. De hecho, creo que hoy podría ser vicepresidente del Gobierno y estaríamos todos más contentos, él sobre todo, con los de Ciudadanos. Pero para sucederle, encima, llega Inés Arrimadas, a la que no se le ocurre otra cosa que marcharse de Cataluña cuando había ganado las elecciones e intentar una especie de golpe de estado en Murcia con una moción de censura. Todo esto ha dividido aún más el partido.

–¿Cómo se podría definir la política en España?

–En este país hay dos características lamentables en la política. Una es la confrontación permanente y otra el personalismo y la lucha por el poder, con gran falta de patriotismo. Bismarck decía que los españoles somos el pueblo más fuerte del mundo, porque llevamos siglos intentando destruirnos y no lo hemos conseguido todavía. Y aún seguimos en lo mismo, con una política de confrontación, totalmente testicular, es decir, que se hacen las cosas porque les salen de ahí mismo. Es algo que no pasa en ningún país de Europa.

En la medida en la que Feijóo se acerque a gente como Sémper y a la cooperación con el Gobierno, Vox no tendrá nada que hacer

–¿Y cómo analiza la situación actual de Unidas Podemos?

–Me recuerdan a cuando yo estaba en la facultad, en el 68, como un novato, hablando de la Revolución Francesa sin saber apenas nada, con aquel “seamos realistas, pidamos lo imposible”. Pablo Iglesias tenía al principio una gracia que ya se pasó y ahora no se sabe lo que va a ocurrir con la izquierda. Probablemente, lo que más va a cambiar el sesgo de las encuestas y el posible resultado electoral sea la posibilidad de que alguien tan atractivo como Yolanda Díaz sea capaz de aglutinar una cierta idea de izquierda.

–¿Qué cualidades destacaría de esta política?

–Cuando digo que es una figura atractiva me refiero a que es una política que no se mete en líos, que cuando se habla de la república y la monarquía se calla, como cuando se refieren a la OTAN o a Putin. No se mete en líos, como otros compañeros de Unidas Podemos, no se pasa el día diciendo que los hombres son muy malos y las mujeres muy buenas, como Irene Montero, no anda con radicalismos, intentando enfrentar a unos españoles con otros. Necesitamos a alguien que una y no separe y, a lo mejor, Yolanda Díaz es una respuesta a las plegarias de mucha gente de la izquierda. ¿Por qué no a Yolanda Díaz, como en su día a Baltasar Garzón, se le ofrece integrarse en las listas del PSOE y que, de alguna manera, juegue un papel preponderante? Si yo estuviese en el Gobierno ahora mismo, intentaría tenerla de número dos. Sería más atractiva que ningún otro de los que ha estado. Falta un número dos que aglutine una cierta idea de izquierdas, alguien que represente esa evolución de la socialdemocracia hacia fórmulas más modernas. No digo que ella sea la salvación, sino que es la única incógnita por resolver para ver qué va a pasar en las próximas elecciones.

ZAMORA. EL CLUB DE LA OPNION CON FERNANDO JAUREGUI. LA FOTO DEL PALACE

ZAMORA. EL CLUB DE LA OPNION CON FERNANDO JAUREGUI. LA FOTO DEL PALACE / ANA BURRIEZA

–En estos comicios, ¿qué posibilidades le vaticina al PP con Feijóo?

–Feijóo es el único valor que hay y la única posibilidad de alternativa en estos momentos. Claro que, si me lo hubieran preguntado hace dos años, habría hablado también de Pablo Casado como única alternativa y mira todo lo que ha pasado. Este es el país más inestable del mundo, mucho más que Francia e Italia. Bajo la apariencia de la estabilidad tenemos una inestabilidad en cuanto a formaciones políticas, ideas, criterios y líneas a seguir como ningún otro.

–La ultraderecha sí que está en más países. ¿Cuál puede ser su avance con Vox en España?

–Vox es un misterio, parece que va bajando en las encuestas, pero dentro de la estabilidad, así que no se prevén batacazos. Pero es que esto son habas contadas, en la medida en que Núñez Feijóo se acerque a gente como Borja Sémper y a unas líneas de moderación y cooperación en las cosas importantes con el Gobierno en vez de confrontación absoluta, Vox no tendrá nada que hacer. Aquí hay seis o siete millones de señores que están en posiciones bolsonaristas, no hay más que oír a los oyentes de algunas radios hablando sin fundamento de la imposición de una república y de la separación de Cataluña. Están de acuerdo con lo que dice Vox y les gusta más lo que intentó Bolsonaro que la legalidad de Lula, solo por ser de izquierdas y sindicalista.

Necesitamos a alguien que una y no separe y a lo mejor Yolanda Díaz es una respuesta a las plegarias de mucha gente de la izquierda

–Con todo este caldo de cultivo, ¿qué nos puede esperar en las próximas elecciones generales?

–Es muy difícil saberlo. Ahora resulta que la fecha que se está barajando es el 17 de diciembre, aunque el 10 sea la fecha límite. Pero es de regreso de un largo puente y no votaría ni Pedro Sánchez, porque estaría viniendo de puente de Doñana (risas). Creo que va a intentar alargar la legislatura todo lo posible, porque el último es el mes dorado de presidencia europea y tiene muchas oportunidades de salir en las fotos y reunirse con mandatarios. En la medida que pueda, va a intentar mantener la mayoría de la investidura, que ahora mismo es imbatible por el PP, con Vox o sin él. Otra cosa es que Sumar consiga votos, Unidas Podemos se hunda o ERC se cabree y se vaya. Pero mucho tendría que crecer el PP, cansarse los españoles y hundirse el PSOE para el cambio.

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