El fin de la séptima edición del Plan PIVE ha cogido desprevenidos a muchos concesionarios de la provincia, que no esperaban que el fin de los fondos llegara tan pronto. La posibilidad de realizar reservas y adherirse a los descuentos que ofrece el Gobierno se acabó el pasado diez de abril y desde entonces -hace apenas quince días- las ventas se han reducido hasta niveles "ínfimos", apuntan los vendedores.

Los datos que maneja la Dirección General de Tráfico van por la misma línea, por lo que no puede hablarse de una simple sensación dentro del sector. La DGT, que ofrece datos de matriculaciones por días, indica que en los primeros quince días de este mes solo salieron de los concesionarios 51 vehículos. Por contra, en idéntico periodo del mes pasado las ventas ascendieron a 77 unidades. En conjunto, las matriculaciones han descendido en Zamora un 33% en la primera quincena de abril en comparación con la primera de marzo. Sin embargo, no todo el descenso es atribuible al fin de los fondos del Plan PIVE. Abril, como consecuencia de la celebración de la Semana Santa, ha tenido menos días hábiles para adquirir un vehículo, y eso se ha notado en las cifras que las marcas presentan ante la Dirección General de Tráfico.

De esta situación se deriva que Ganvam (patronal de los concesionarios) solicite la aprobación "inmediata" de la octava edición del programa PIVE. "Pese a que se habla de recuperación gradual de la confianza y una cierta apertura del crédito, los incentivos a la compra son todavía los que sostienen las ventas", considera la asociación que representa a 4.600 concesionarios en España. Las matriculaciones de particulares, que son los principales beneficiarios de las ayudas del PIVE, en el conjunto del país cayeron un 10,5 por ciento en la primera mitad del mes. Pese a todo, el dato es mejor que el registrado en Zamora.

El presidente de Ganvam, Juan Antonio Sánchez Torres, reconoce que el sector del automóvil "no debe estar permanentemente incentivado" pero es consciente que, hasta la normalización de la situación económica, con un descenso de las tasas del desempleo, las ayudas al comprador son las únicas que pueden mantener la "inercia positiva" de las ventas. Por otro lado, "no supone un gasto para el Estado sino una inversión que se recupera vía impuestos".