El Castillo de Zamora podría cerrar al público si la obra de Lobo termina en el ayuntamiento viejo

La Diputación, propietaria del monumento, cedió el edificio a la capital en 2004 con la obligación de dedicar su uso a exponer el legado del artista

Castillo de Zamora, propiedad de la Diputación Provincial y cedido al Ayuntamiento para su conversión en Museo de Baltasar Lobo.

Castillo de Zamora, propiedad de la Diputación Provincial y cedido al Ayuntamiento para su conversión en Museo de Baltasar Lobo. / | A. G. (Archivo)

L. G.

La Diputación Provincial podrá reclamar la devolución de la propiedad del Castillo al Ayuntamiento de Zamora en el mismo momento en que se tome el acuerdo definitivo para trasladar el Museo de Baltasar Lobo al ayuntamiento viejo. Así lo establece el convenio de mutación demanial suscrito en el año 2004 entre los otrora dirigentes de ambas instituciones, Fernando Martínez-Maíllo y Antonio Vázquez, quienes acordaron la cesión de la fortaleza única y exclusivamente para la creación de un espacio expositivo centrado en la figura del artista de Cerecinos de Campos. El incumplimiento de esta premisa, según lo reflejado en este documento, faculta a la institución de la Encarnación a resolver dicho concierto e incluso a reclamar, previa tasación judicial, el valor de los detrimentos experimentados por el inmueble. Un extremo que el gobierno de Javier Faúndez podría ejecutar haciéndose valer de las estipulaciones firmadas hace ahora mismo veinte años.

Las dos principales instituciones que operan en la provincia están condenadas a entenderse para resolver el conflicto generado en torno al Museo de Baltasar Lobo. Y es que, desde el inicio del proyecto, ambas administraciones han colaborado codo con codo para tratar de sacar adelante esta iniciativa y conseguir dar al artista universal un buen continente donde exponer su contenido. Fruto de este interés, en el año 2004 se firmó entre la Diputación Provincial y el Ayuntamiento de Zamora un convenio de colaboración para la instalación del centro de arte en el Castillo. Cuatro folios con obligaciones y derechos que podrían suponer un problema en esta nueva etapa que afronta la iniciativa, de concretarse el traslado del legado al ayuntamiento viejo.

El documento rubricado por Fernando Martínez-Maíllo y Antonio Vázquez consiste en la instrumentalización de la colaboración entre ambas instituciones mediante la mutación demanial del Castillo por parte de la Diputación Provincial a favor del Ayuntamiento de Zamora. Un cambio de titularidad de carácter gratuito, pero con obligaciones. El texto, de manera literal, especifica que el fin de dicha mutación es el de "servir de sede principal para el Museo de Baltasar Lobo, pudiendo, no obstante, llevarse a cabo en dicho inmueble otras actividades complementarias de carácter cultural".

La redacción del convenio va más allá y se pone en el lugar de que los objetivos acordados no lleguen a buen puerto. De esta manera, se explicita que, si los fines descritos anteriormente se incumplen, y en especial el relativo a convertir la fortaleza en sede del Museo de Baltasar Lobo, se podrá considerar el documento como resuelto para revertir el bien de forma inmediata a la Diputación Provincial. Ese mismo apartado ofrecía un plazo máximo de cinco años para que el Ayuntamiento de Zamora pusiera en marcha el proyecto, lo que ha sido imposible al cumplirse dos décadas desde el momento de la firma.

Fernando Martínez-Maíllo y Antonio Vázquez. | J. L. L. (Archivo)

Fernando Martínez-Maíllo y Antonio Vázquez. | J. L. L. (Archivo) / L. G.

Para dejar bien claro en qué consistían estas especificaciones, ambos mandatarios incluyeron una cláusula más que obligaba al Ayuntamiento de Zamora a cumplir el fin y las prescripciones relatadas en el convenio y a "devolver el inmueble" objeto de cesión, incluidas todas sus pertenencias y accesiones, si no fuese destinado al uso previsto. Un extremo que está a punto de ocurrir, en el mismo momento en que el acuerdo del bipartito de gobierno sea firme para llevar el Museo de Baltasar Lobo al edificio renacentista de la Plaza Mayor.

Es decir, que este convenio que en pocos meses cumplirá dos décadas podría llevar al cierre del Castillo, el monumento más visitado de toda la ciudad de Zamora, por haberse incumplido las estipulaciones en él establecidas para abrir allí el Museo de Baltasar Lobo. Una situación que obligará de manera irremediable a maniobrar a ambas instituciones para evitar que el patrimonio de la capital y uno de sus edificios más emblemáticos sufran las consecuencias de la falta de consenso que desde hace años arrastra este proyecto.

El Ayuntamiento de Zamora es firme en su convicción de trasladar el legado del artista universal hasta el ayuntamiento viejo, conscientes sus mandatarios de que es la solución más razonable a fecha actual y teniendo en cuenta la existencia de proyecto museográfico, de edificio y de dinero suficiente para poder ejecutar la actuación en su totalidad en el momento en que la Policía Municipal tome el camino del Banco de España, que no debería alargarse más allá de este ejercicio. Una decisión, no obstante, que ha sido ampliamente cuestionada durante las últimas semanas por parte de la oposición, que ha reclamado diálogo para tratar de llevar el centro expositivo al Castillo.

La Diputación Provincial, hasta ahora actor no invitado a la función por tratarse de un proyecto exclusivo del Ayuntamiento de Zamora, tendrá que decidir si hace valer las prescripciones del convenio para reclamar la titularidad del Castillo en el caso de que no se vaya a utilizar para Museo de Baltasar Lobo. Y el Ayuntamiento de Zamora explicar si tiene algún plan para evitar que esto ocurra y que el monumento más transitado de cuantos se reparten por la ciudad termine cerrando sus puertas.

Suscríbete para seguir leyendo