Entrevista | Ángel Hernández Estudiante toresano en Países Bajos

"En el sistema académico fuera de España valoran más la parte práctica"

"Estudiar un máster en el extranjero te abre muchas puertas e incluso ofrece más salidas laborales, es una experiencia muy completa"

Ángel Hernádez en Utrecht, ciudad donde cursa sus estudios. | Cedida

Ángel Hernádez en Utrecht, ciudad donde cursa sus estudios. | Cedida

Irene Alfageme

Muchos jóvenes deciden irse al extranjero a estudiar parte de su formación académica y, de esa forma, abrirse a nuevas posibilidades, conocer nuevos lugares, personas e idiomas. Uno de ellos es el joven toresano Ángel Hernández que decidió irse a Utrecht, Países Bajos, a cursar el máster en "Drug Innovation", unos estudios enfocados tanto a investigación como al desarrollo farmacéutico. Hernández afirma que siempre ha querido irse fuera de España y para hacerlo ha aprovechado que también quería enfocar sus estudios de farmacia a la investigación. "En el caso de mis estudios, tanto para la investigación como para la industria, las oportunidades fuera son mucho mayores", relata el joven. Además, también narra cómo es su experiencia, los desafíos a los que se ha enfrentado y la diferencia que percibe entre el sistema académico de ambos países.

–Se ha ido a estudiar un máster en el extranjero …

–Sí, estoy en Utrecht, Países Bajos, estudiando máster en «Drug Innovation», unos estudios enfocados tanto a investigación como al desarrollo farmacéutico. Me fui en verano y mi idea es quedarme un par de años hasta que finalice las prácticas; a partir de ese momento no descarto quedarme más tiempo. La universidad cuenta con muchos estudiantes internacionales y una gran comunidad científica. 

–¿Cómo le surgió la idea de cursar un máster en el extranjero y qué factores influyeron en su decisión?

–Durante el último curso de la carrera una profesora nos habló de diferentes salidas profesionales y algunas de ellas eran en el extranjero. Yo siempre he tenido ganas de irme fuera de España y, en el caso de mis estudios de farmacia, tanto para la investigación como para la industria, las oportunidades son mucho mayores. Además, otro de los factores que también influyeron en la decisión fue que, el año que iba a irme de Erasmus me lo cancelaron por la pandemia, por lo que siempre me quedé con ganas de vivir esa experiencia.

–¿Qué diferencias culturales ha notado y cómo ha adaptado su vida diaria a ellas?

–Aunque suene a tópico, la bici. En Utrecht todo el mundo se mueve en bici, ya sea para ir a la universidad, al supermercado o incluso de fiesta; es imprescindible en mi día a día. A lo que todavía no me he acostumbrado aún es a los horarios de comida y cena, y de momento los sigo manteniendo a «la española»: aquí es muy común comer a las 12 un sándwich de queso y cenar más fuerte a las 6, pero de momento no es mi caso. Otra cosa que de primeras te sorprende es que los holandeses son muy directos a la hora de decir las cosas, aunque sean negativas, pero es algo que forma parte de su forma de ser así que te acabas acostumbrando. 

–Estar lejos de su familia y amigos puede resultar, en algunas ocasiones, duro …, ¿cómo maneja esa situación?

–En mi caso bastante bien, ya que, hoy día no hay problema para mantenerse en contacto con las grandes facilidades que hay para comunicarse. Lo que hago para mantener el contacto es hacer videollamada un par de veces por semana.

–¿Nota diferencias en el sistema académico, en comparación con lo que estaba acostumbrado en España?

–Sí, es muy diferente. En España estamos acostumbrados a muchas clases teóricas y plasmar los contenidos en un examen; sin embargo, aquí es todo mucho más práctico y dinámico. Se valoran mucho los proyectos en grupo y las exposiciones, y muchas de las clases las dan expertos en el campo fuera de la universidad. El grueso del máster es el proyecto dentro de un grupo de investigación, que dura varios meses, y en mi caso lo hago sobre Parkinson. Le dan mucha importancia a la parte más práctica y que aprendas a trabajar en el laboratorio de manera independiente, ya que es lo que más te prepara para el mundo laboral.

"Se valoran mucho los proyectos en grupo y las exposiciones, y muchas de las clases las dan expertos en el campo fuera de la universidad".

–¿Cuáles son sus planes después de completar el máster? ¿Plantea quedarse en el extranjero o, en cambio, va a regresar a España?

–De momento no lo tengo decidido, pero sé que me gustaría trabajar en investigación dentro de la industria farmacéutica. No quiero cerrar puertas a nada, por lo que quedarme en el extranjero puede ser una opción bastante posible; aunque en algún punto sí que volveré a España. 

–¿Cuáles han sido los mayores desafíos a los que se ha enfrentado al mudarse a otro país para estudiar?

–Desde luego el tema de la vivienda. En Países Bajos la demanda es muy alta y la oferta escasa; además, los precios están más altos a los que nos podemos encontrar en España. Si es cierto que la universidad ofrece bastante ayuda con este tema y cuenta con bastantes edificios en el campus para estudiantes. En mi caso, tuve suerte de encontrar alojamiento antes de empezar el máster, porque es bastante frecuente alojarse en hostels hasta encontrar algo definitivo. El idioma en mi caso no fue una barrera, ya que me sorprendió que todo el mundo hablara inglés de forma fluida, por lo que no he tenido que aprender holandés. 

–Alguna experiencia que destaque más … 

–En lo académico, hace poco tuvimos la oportunidad de acudir a la sede de la EMA (Agencia Europea del Medicamento), a unas jornadas para estudiantes de máster y postgrado. Fue una oportunidad increíble donde pudimos hablar con expertos a nivel europeo y que nos hablarán de su día a día. Quién sabe, igual en unos años también trabajo allí. Fuera de lo académico, destacaría el cambio de pensamiento que te da conocer a tanta gente de países y culturas diferentes; Utrecht es una ciudad muy internacional y muy joven. Cuando llegué, la primera semana la universidad organizaba una jornadas para internacionales, por lo que fue muy fácil conocer gente y adaptarme rápido al cambio.

–¿Qué consejos daría a otros jóvenes que estén considerando cursar un máster en el extranjero?

–Les diría que sí tienen la oportunidad, un máster en el extranjero te abre más puertas e incluso ofrece más salidas laborales, que puede que no te hayas planteado. Es una experiencia muy completa:  una nueva cultura, conoces a gente de todo el mundo y mejoras el idioma.

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