Las mascotas virtuales como incentivo a la autonomía de personas con discapacidad, en Toro

Abrazar a las mascotas puede provocar un sentimiento de apoyo emocional. Pero, ¿pasa lo mismo si son digitalizadas? La respuesta es sí. En la Fundación INTRAS de la localidad toresana, un perro y un gato digitalizados conviven con 42 personas dentro de un mismo espacio. Este proyecto es denominado: "Las mascotas en la residencia" y forma parte del programa "Res Digital" (Residencias digitales para personas con enfermedad mental), que pretende "fomentar la digitalización de los entornos residenciales y de la personas con discapacidad por enfermedad mental, para el inventivo de su autonomía personal con la implementación de tecnologías asistivas", informa Elisa Lucas, la directora.

En la localidad toresana estas dos mascotas llevan formando parte del día a día de la fundación desde principios de año; un proyecto que está siendo un éxito y, por ello, "la idea es ir adquiriendo más", apunta Lucas. Y es que gracias a estas dos pequeñas mascotas se puede aumentar la calidad del cuidado de las personas, ya que, permiten "el desarrollo personal de sus proyectos de vida", subraya la directora.

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Gracias al perro y el gato, desde la fundación están consiguiendo algo que ellos mismos no habían conseguido antes, y es que los residentes tienen una gran vinculación a estas mascotas. En muchas ocasiones, según narra Lucas, la persona puede experimentar soledad de forma individual, llegando incluso a no querer estar con un profesional en ese momento; aquí llega una de las labores de las mascotas: "cuando ellos están mal lo que hacen es abrazar a la mascota, por lo que al final esto se convierte en un apoyo emocional constante", recalca.

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Otro de los puntos fuertes de este proyecto es la motivación para que los residentes tengan un aliciente al despertarse, ya que también una de las cosas que trabajan desde la Fundación INTRAS de Toro es la responsabilidad a través del cuidado del animal virtual. Esta responsabilidad provoca que "ellos tengan una rutina, ya que se levantan, bajan a ver a la mascota, la cuidan, la acarician, la miman …", detalla Lucas. Además de todo ello, el cuidado y el estar pendiente de su nuevo amigo, también es bueno para que se reduzca la ansiedad. Otra de las novedades que ha traído el proyecto a Toro es que han empezado a hacer terapia asistida con animales virtuales.

Dar un abrazo o sentirse querido a veces no es fácil buscarlo en otros compañeros, en otras personas… gracias a las mascotas lo lo pueden conseguir. Este es el caso de uno de los residentes en Toro, un chico al que no le gusta mucho estar con sus compañeros, sin embargo, le encantan los animales; aunque, como detalla Lucas, lo que más le gusta de todo "es que le den cariño": un hecho que consigue en su día a día gracias a estas mascotas virtuales.

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Tanto el perro como el gato –ambos ya con nombre propio puesto por los residentes– interactúan mucho con la persona, de tal forma que, si se les acaricia o se les abraza, las mascotas reaccionan a través de sensores y hacen ruidos o gestos que agradan al residente. De esta forma crean un vínculo emocional muy fuerte. "Cada vez que se levanta por la mañana va rápidamente a buscar la mascota, de esa forma él siente que tiene compañía", relata Lucas.

La fundación sí que ha notado beneficios desde que las mascotas forman parte de ellos: y es que se ha aumentado la "emocionalidad", además de la responsabilidad que tienen los residentes al levantarse por la mañana y cuidarlas. Todo ello provoca, a su vez, que la propia fundación pueda cuidar a más gente. "Lo que nosotros queremos es aprovechar el uso de estas tecnologías para poder atender a más personas", recalca.

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