La vendimia empezará este año en la DO Toro y otras zonas de la provincia pasado el día 20 de septiembre, entre diez y quince días más tarde que en la campaña pasada. ¿Los motivos? La abundancia de lluvias de primavera y los dos episodios de tormenta que se desencadenaron en la última semana de junio y la primera de julio. La cosecha en la DO Toro va a estar por encima de la recogida el año pasado, algo menos de 16 millones de kilogramos entonces, pero por debajo de la media de las cinco últimas campañas, que se sitúa en 20 millones de kilos.

Los datos aportados en el párrafo anterior son los que maneja en este momento el sindicato Coag. Su representante en el sector vitivinícola, Amancio Moyano, cree que las tareas de recolección se intensificarán durante la primera semana de octubre. "No obstante -apunta- todo depende de la evolución del tiempo: si continúa el calor diurno y el frío nocturno la maduración se adelantará, y si llegan las lluvias todo puede dar un vuelco y retrasarse. En los datos de este sindicato, coinciden también otros viticultores que confirman el retraso, respecto al año pasado, del inicio de las tareas de recolección.

Aunque la brotación fue abundante y la gran humedad del terreno hacía prever una cosecha histórica, si respetaban enfermedades como el oídio y el mildiu, las excelentes previsiones adelgazaron por los efectos nocivos de la helada del 13 de mayo y después por los episodios de pedrisco que afectaron zonas muy determinadas de algunos términos municipales.

Proceso vegetativo

El proceso vegetativo del viñedo ha estado marcado por unas condiciones excepcionales de humedad, lo que ha incentivado el crecimiento de la masa foliar de los bacillos, pero también de la hierba, lo que ha obligado a realizar numerosas labores en los majuelos, muchas más que en los últimos años, lo que ha encarecido los costes de mantenimiento.

También como consecuencia de un mes de mayo muy lluvioso, la amenaza de enfermedades endémicas como el oídio o el mildiu, ha sido permanente. El miedo a la podredumbre ha obligado a intensificar los tratamientos sistémicos y el tradicional con azufre. Hasta hace muy poco han continuado este tipo de labores en los viñedos.

Estado sanitario

Las uvas presentan un buen estado sanitario, con algunas excepciones muy pequeñas debido a brotes muy localizados de enfermedades y a las consecuencias del pedrisco, por lo que se espera una cosecha "excelente". Pero aún es pronto para adelantar los resultados sanitarios de la añada. El tiempo durante los próximos días aún tiene mucho que decir. Si ahora se produjera una precipitación normal (sin la virulencia de la tormenta) beneficiaría a las uvas, que se aprovecharían de un mejor equilibrio entre los azúcares, el mosto y los ácidos. Si las lluvias llegan a finales de septiembre o principios de octubre, ya en plena campaña de recolección, los perjuicios serían evidentes.

En la campaña pasada el grueso de la vendimia se inició entre el 15 y el 20 de septiembre. El primer municipio en comenzar las tareas fue Morales de Toro y el último San Román de Hornija. En torno a un 75-80% de la uva se recogió a mano.

En la segunda semana de agosto, Felipe Nalda, presidente de la DO Toro, se mostraba optimista sobre la cosecha de uvas y destacaba la abundancia de lluvia que permitió el lavado de la flor. Resaltaba, además, que la masa vegetativa es "perfecta" porque ha habido "agua suficiente" para la recuperación del viñedo de los últimos dos años.