Entrevista

Sílvia Penón: "Jugar te enseña a vivir, es un banco de pruebas"

La pedagoga defiende no solo que el juego es un elemento vital en la infancia, sino que también debe mantenerse a lo largo de toda la vida

Asegura que "es vital que los niños en situaciones vulnerables puedan acceder a espacios de juego y de naturaleza en su tiempo libre", especialmente ahora en verano

Sílvia Penón, rodeada de juegos en su casa.

Sílvia Penón, rodeada de juegos en su casa.

Eduard Palomares

Un juego puede ser muchas cosas, desde encestar en la papelera un papel arrugado a una partida de rol llena de variables. Y, entremedio, millones de opciones. Y ni es una cosa solo de niños ni algo improductivo ni algo frívolo; al contrario, la pedagoga Sílvia Penón defiende que debemos integrar la actitud lúdica a nuestra vida diaria. Y, por supuesto, asegura que el juego es algo vital en la infancia. Por eso, colabora con el programa CaixaProinfancia de la Fundación La Caixa, que facilita que 30.000 menores en situación de vulnerabilidad puedan participar este verano en colonias, casals y campamentos. 

-¿Qué piensa cuando un cartel en una plaza avisa que está prohibido jugar a pelota?

-Es cierto que las ciudades han dejado de ser entornos seguros y que hay que tener en cuenta los límites: si estás molestando a los demás entonces no es el lugar adecuado. Como adultos, debemos explicar el porqué de las prohibiciones, si no generan el efecto contrario, y sobre todo proporcionar espacios alternativos donde sí se pueda jugar, darle a los menores las máximas herramientas para que su espacio lúdico no se reduzca, sino que se expanda. Y más ahora que el juego motor se ha ido substituyendo por las pantallas.

-¿Por qué es tan importante el juego?

-Te enseña a vivir, es un banco de pruebas de lo que te vas a encontrar en la vida. Jugar y aprender va intrínsecamente ligado. Además, te genera placer, te permite conectar con tu yo más profundo y te enseña a relacionarte contigo mismo y con los demás.

-Y, además, desestresa.

Por supuesto, y esto es algo válido para todas edades. Si juegas una partida de los que sea con tus amigos durante 10 minutos, en ese momento solo ha existido el juego. Te has liberado y olvidado del mundo exterior, porque la conexión es inmediata. Todos deberíamos integrarlo en nuestra actitud vital.

-¿Cuándo empezamos a jugar?

-Se ha demostrado que en la vida intrauterina ya existe el juego, que el feto realiza movimientos repetitivos simplemente porque le genera placer. Y aquí ya está empezando a aprender. A partir de entonces, el ser humano no deja nunca de jugar, incluso sin darse cuenta, como cuando tienes un boli en la mano y das golpecitos contra la mesa. 

-¿Se juega lo suficiente en clase?

-Las escuelas están fomentando cada vez más la relación entre juego y aprendizaje. La neurociencia demuestra que el cerebro aprende mejor cuando está relajado, entusiasmado, contemplativo… Y que el juego consigue que la cantidad y calidad del aprendizaje sea mayor y más sostenida en el tiempo. Además, como el juego se basa en el reto y la superación, refuerza la autoestima y confianza. Ah, y permite retornar al ritmo natural de las cosas en esta época tan acelerada.

-Ahora que se ha acabado el curso escolar, existe el riesgo que el juego se convierta en un privilegio solo reservado para aquellas familias que se lo pueden permitir?

-El juego es intrínseco al ser humano, y cualquier niño puede jugar en cualquier situación. Pero es verdad que depende de los recursos que tenga a su alcance, podrá ser más rico y en mejores condiciones. Es vital que los niños en situaciones vulnerables puedan acceder a espacios de juego y de naturaleza en su tiempo libre, y por suerte existen ayudas y proyectos como los de CaixaProinfancia. Esto permite que el juego no solo sea igualitario sino que también se produzca en condiciones igualitarias… ¡Además, las colonias y casals de verano nos dejan una gran huella emocional!