«Pipeleras»: 25 años de un gran invento procesional zamorano

Las bolsas de doble compartimento que desde Zamora se exportaron a toda España gozan de gran aceptación

Zamoranos esperan el paso de una procesión comiendo pipas y dando uso a las "pipeleras".

Zamoranos esperan el paso de una procesión comiendo pipas y dando uso a las "pipeleras". / Alba Prieto

Desde luego, Zamora tiene múltiples elementos de su Semana Santa que permiten enorgullecerse de ella y hasta los llamados hermanos de acera –quienes presencian los desfiles procesionales– tienen entre sus imprescindibles un elemento del que la ciudad puede presumir de haber exportado a toda España. Además se trata de un invento que este año está celebración porque cumple sus bodas de plata.

Las «pipeleras», esas bolsas de papel de doble compartimento ideadas para tirar las cáscaras de pipas, siguen 25 años después de su primera Semana Santa de 1999, gozando de gran aceptación. Sin duda, entre los que más agradecieron en su momento el invento y más alivio les produce ahora figuran los cofrades que en signo de penitencia van descalzos. Ellos notaban como nadie las consecuencias de los más incívicos que arrojaban las cáscaras de pipas al suelo y luego se les clavaban en la planta del pie. También agradecen enormemente la práctica bolsa de papel los trabajadores del servicio de limpieza. Y la propia ciudad en general, que así ve engrandecida su imagen con calles más limpias.

"Pipeleras": 25 años de un gran invento procesional

«Pipeleras»: 25 años de un gran invento procesional / Alberto Ferreras

Hoy en día está en el inconsciente colectivo de los zamoranos el reclamar cuando compran sus pipas en el kiosco que les entreguen también la «pipelera». Este año, el Ayuntamiento de Zamora y la concesionaria del servicio de Limpieza, PreZero, han distribuido 20.000 «pipeleras» con el eslogan «Zamora, la ciudad que quieres», una imagen de la ciudad, y en la parte interior de la doble bolsa, una infografía explicativa de cómo se utilizan para aquellos turistas que aún desconocen el invento, y un pequeño plano de las calles del centro y el casco histórico para saber orientarse.

"Pipeleras": 25 años de un gran invento procesional

«Pipeleras»: 25 años de un gran invento procesional / Alberto Ferreras

Las «pipeleras» llegaron a Zamora en el año 1999 de la mano de la locutora jubilada de Radio Zamora, Charo Borrego, que a través de una amiga, Ana Velasco, había descubierto esas bolsas de doble compartimento que se utilizaban en Austria para tirar las cáscaras de los frutos secos. La iniciativa gustó a la Junta Pro Semana Santa, entonces presidida por Dionisio Alba, y al Ayuntamiento de la época, con Antonio Vázquez como alcalde, que vio en ese invento la solución a los diez mil kilos de cáscaras de pipas que entonces recogían en Semana Santa los servicios municipales.

"Pipeleras": 25 años de un gran invento procesional

«Pipeleras»: 25 años de un gran invento procesional / Alberto Ferreras

La crónica de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA del 27 de marzo de 1999 que se hacía eco de la presentación pública de las «pipeleras» ya daba cuenta del éxito al que estaba llamado la iniciativa. «Pasará a formar parte de esa letra pequeña, pero de calado popular, con que también se escribe la historia de la Semana Santa. Y a buen seguro, será la novedad más comentada este año, la anécdota que correrá de crónica en crónica en medios de comunicación nacionales que se asoman a esta Semana de Pasión zamorana». Así empezaba entonces el reportaje de este diario la periodista Susana Arizaga, y lo clavó. Ese año medios nacionales se hicieron eco de la iniciativa y en la ciudad causó furor. «La pipelera: ¡Cáscaras de invento!», «Los niños, encantados con el nuevo juego», fueron algunos de los titulares de los reportajes de los días siguientes publicados en el diario haciéndose eco de la gran aceptación de una sencilla idea que mejoró la limpieza de la ciudad. Al año siguiente se sumaron al carro otras ciudades y unos años después las «pipeleras» se habían extendido por toda España. Hoy en día, es algo tan cotidiano como ver entre el público taburetes plegables o mantas para la espera de los desfiles nocturnos.

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