Rozando el siglo de tradición
El zamorano Alfonso Morán Alonso, de 98 años, volverá hoy a acompañar a la Virgen del Encuentro en el último desfile de la Pasión
Son muchos los zamoranos que se habrán cruzado alguna vez con Alfonso Morán Alonso durante sus paseos matutinos junto a la orilla del río Duero, principalmente por la margen derecha. Es fácilmente reconocible, además de por el buen ritmo que lleva cada mañana, por ir siempre muy bien acompañado. Sus perros Aitana y Poli le siguen el paso sin problema. Una a buen trote y el otro cogiendo carrerilla con sus ruedines enganchados en la parte trasera de su cuerpo de luchador incansable.
En eso se parece a su dueño, que ya va camino de los 99 años y que goza de una vitalidad impropia de su edad, superando en todas esas décadas que lleva a sus espaldas más de un contratiempo y algún que otro sinsabor que da la vida. "Es todo un valiente", aseguran aquellos que lo conocen desde hace tiempo.
Entrenamiento antes de la procesión
Esos habituales paseos por el Duero se han intensificado en las últimas semanas —siempre acompañado por Aitana y Poli— por una razón de peso. Y es que tiene que "entrenar" para completar sin problemas el recorrido de la procesión del Domingo de Resurrección y así cumplir con lo que para él es algo más que una tradición. Por eso se afana especialmente en subir por la cuesta del Pizarro, para comprobar que sus piernas siguen fuertes y que responderán.
Pocas dudas hay de que el zamorano es el hermano más antiguo de la Cofradía de la Santísima Resurrección. No ha faltado nunca a su cita y no lo hará tampoco este domingo, siempre acompañando a la Virgen del Encuentro. Con ella empezó y a ella sigue en un desfile procesional con el que culmina la Semana Santa zamorana y que muchos califican como la primera romería del año, por la alegría que se desprende por las calles una vez que se realiza el esperado encuentro en la Plaza Mayor.
Buen acompañante
Los años no son obstáculo para Alfonso y cuenta las horas ya para estar con la Virgen del Encuentro, a quien acompaña por las calles de Zamora en este día tan especial, hasta la Plaza Mayor, donde vive con gran devoción esa espera por el Hijo.
La devoción es tal que, curiosamente, es un hermano longevo "en exclusiva" de esta cofradía, puesto que no está vinculado a ninguna otra hermandad de la Pasión zamorana.
Con su nieto
En esta nueva ocasión de acompañar a su Virgen, tampoco hará solo este recorrido. No estarán ni Poli ni Aitana —aunque no le importaría, porque los adora y son como dos miembros más de su familia—, sino que sustituirá en este paseo tan especial a sus mascotas por su nieto, a quien también ha contagiado la devoción por esta cofradía y este Domingo de Resurrección y que le acompañará para cumplir con una tradición de la que no piensa prescindir mientras las fuerzas le acompañen. Por muchos años más.
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