Opinión

La guerra

CARTAS

CARTAS

Fracaso de la humanidad, donde se pone en evidencia lo inútil mas inútil de la política partidista e interesada. Esas que guían las ambiciones mas absurdas. Sí, las guerras son la política del fracaso mas inútil y absurda. Política cimentada en la ignorancia más primitiva y vacía de valores que deberían definir al hombre.

Las guerras son la sangre más inocente vertida por capricho; la estupidez más cruel; la injusticia más injusta y la mayor vergüenza de la humanidad. Esa que vemos plasmada en color cada día en televisión y nos remueve las entrañas de impotencia.

Guerras que, tan sólo, son patrimonio y juegos del hombre sin fronteras en sus principios mas humanos. Caprichos que rayan el sadismo enfangado en el odio más cruel. Nada hay que pueda degradar más a la humanidad que esa crueldad que vemos a diario mientras rebañamos el plato en la distancia, y a la vez, tan cerca. Nada como el pensar que matarnos entre nosotros será la solución de los problemas y conflictos. No, no seamos ingenuos, para eso debemos romper fronteras y disparar con las palabras más amables que duermen en el espíritu humano.

Son las guerras pólvora para otras guerras, metralla y semilla del odio. Parece que la historia pasada de la humanidad no nos haya servido de nada, y que no hayamos aprendido que nunca una guerra fue solución de nada.

Ni en la prehistoria de la humanidad existen precedentes de tanta barbarie y crueldad. Ni mucho menos, claro, tanta sofisticación. ¿Será la guerra el denominador común para toda la historia de la humanidad? Sí, la vergüenza y la mancha más negra de la humanidad. La ignorancia mas extrema y la injusticia mas abyecta.

Guerra es aniquilar versos porque riman, acallar a Lorca o a Miguel Hernandez, ignorar a Cicerón, cuando decía que no es más que "la afirmación del hombre por la fuerza". Guerra es un injusto Consejo de Guerra a mi padre, por ser niño en la guerra. Es vivir constantemente entre las trincheras del odio; la impotencia más amarga del hombre; son los huérfanos y heridas que quedan grabadas en el alma para siempre. Es la pérdida de los atributos más humanos que pudieran definirnos, hasta desembocar en la deshumanización más humillante.

Deberíamos mirarnos en el espejo de la historia y reflexionar con mayor humanidad y humildad, por ver sí, aún, nos queda algo de dignidad. Y si aún nos sentímos partícipes de este genero humano, o, tan sólo, somos "un lobo para el hombre".

Benjamín Charro Morán

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