Opinión | Religión

Luis Santamaría del Río

Alto y bajo clero, por supuesto

Dios no dejará de guiar a su Iglesia con pastores según su corazón

Hay clérigos de primera, de segunda y de tercera. Y al final, los parias. Algún lector fruncirá el ceño creyendo percibir un "revival" del felizmente pasado esquema de otros tiempos que hablaba de alto clero y bajo clero. Pero nada más lejos de mi intención. La realidad de secularización galopante y de pérdida de espacios de poder e influencia por parte de la Iglesia católica en nuestra sociedad, si se vive por parte de los creyentes no desde el derrotismo ni desde los cálculos humanos, sino desde la fe (¡qué menos!), resulta ser un signo de los tiempos, una situación que Dios permite para provocar que seamos más fieles. Más como tenemos que ser.

Lo que, entre otras cosas, nos puede ayudar a entender los ministerios jerárquicos en la Iglesia. Nada de cargos, privilegios o prebendas, honores o galones. No. Podemos hablar de una sucesión acumulativa de renuncias en la dinámica de la gratuidad. Se trata de renunciar a cosas buenas y legítimas, en la perspectiva del Reino, a imagen de Jesús e impulsados –y sostenidos– por su Espíritu. De esta forma, podríamos decir que la estructura de la Iglesia se parece a una pirámide… invertida. Algo perfectamente entendible si recordamos que la palabra "ministerio" significa "servicio".

En esta pirámide invertida (recuerden: el vértice hacia abajo), arriba están los laicos o seglares, que forman la mayor parte del pueblo fiel. Justo por debajo se encuentran los diáconos, que han renunciado a poner el yo en primer lugar, para dar prioridad a la comunidad a la que sirven. Son los clérigos "de primera". Descendiendo un poco más, están los presbíteros (los curas), que renuncian al amor de una familia para ser, en medio de su pueblo, un poco como Dios Padre cariñoso que cuida, y enseña y alimenta, y como Cristo, esposo enamorado de la Iglesia hasta la entrega de sí mismo. Clérigos "de segunda".

Bajamos y encontramos a los obispos, que renuncian prácticamente a la autodeterminación, y me atrevo a decir que a la tranquilidad, para vivir sumidos en una vorágine de problemas, responsabilidades y quejas que les vienen por todos lados, en ocasiones en una experiencia de gran soledad. Sí: tras las pocas reverencias que les quedan y bajo los capisayos rosas y negros… son los clérigos "de tercera". ¿Y qué nos queda en el vértice inferior? ¿Quiénes son los parias? En realidad, sólo uno: el obispo de Roma. En efecto, llega al extremo de renunciar a su propio nombre de pila, el que le dieron sus padres, para despojarse de casi todo al servicio de la Iglesia y del mundo. "Siervo de los siervos de Dios".

Diáconos, presbíteros, obispos, el Papa. Una jerarquía piramidal, pero con la cúspide hacia abajo. Celebrar en marzo el Día del Seminario y, también, el aniversario del pontificado de Francisco, es seguir confiando no en los números –bajan las cifras y suben las edades–, ni en nuestras fuerzas –esto, de risa–, sino en que Dios no dejará de guiar a su Iglesia con pastores según su corazón.