¿En qué país vivimos?

Ninguna ley de amnistía, y menos si ha sido redactada por quienes pretenden ser amnistiados se debería aprobar

Ilustración

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Manuel Antón

Manuel Antón

La tan controvertida Ley de Amnistía fue tumbada por los de Puigdemont porque el texto que se sometió a aprobación no podía garantizar la impunidad de su jefe. Este no es sino un episodio más de los muchos que le quedan por pasar al nefasto presidente que "nos ha tocado en suerte…".

Si quiere seguir donde está, que va a ser que sí, el señor Sánchez ya sabe lo que tiene que hacer: seguir escribiendo la historia al dictado de "lo mejor de cada casa", o sea, de los bilduetarras, los ezquerro-republicanos de la Cataluña de abajo y los más expertos negociadores de las burguesías vasca y catalana, cuales son, los sucesores del jesuita que terminó siendo presidente del PNV (Xabier Arzalluz, 1932-2019), y los más que estirados y soberbios impulsores de la Cataluña de arriba, empezando por el "muy honorable" Jordi Pujol y acabando por el "más que escurridizo" Carles Puigdemont.

Y si ahora hay que decir que los actos violentos que protagonizaron los bárbaros de Tsunami Democratic y de los CDR (Comités de Defensa de la República) no fueron terrorismo, pues se dice y a correr; que fue lo que hizo el presidente Sánchez en la rueda de prensa que dio en Bruselas tras la celebración de una reunión del Consejo de Europa; don Pedro el impostor dijo: "Como todo el mundo sabe, el independentismo catalán no es terrorismo. Por eso, todos los independentistas catalanes van a ser amnistiados, porque no son terroristas"… palabra de Sánchez, "nuevo juez supremo del Estado español".

La violencia extrema que fue planificada y puesta en escena por los grupos organizados en torno a los CDR y Tsunami Democratic, en diversas ciudades catalanas, durante el procés y después de él, ocasionó heridas de gravedad a numerosos agentes de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Según se ha podido saber, algunos estuvieron a punto de morir, a consecuencia de los impactos que recibieron, y otros, desde entonces, arrastran secuelas que les han inhabilitado para el ejercicio de su profesión, de por vida

La violencia extrema que fue planificada y puesta en escena por los grupos organizados en torno a los CDR y Tsunami Democratic, en diversas ciudades catalanas, durante el procés y después de él, ocasionó heridas de gravedad a numerosos agentes de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Según se ha podido saber, algunos estuvieron a punto de morir, a consecuencia de los impactos que recibieron, y otros, desde entonces, arrastran secuelas que les han inhabilitado para el ejercicio de su profesión, de por vida.

Aquellos actos de violencia salvaje, que Junts exige que queden impunes a través de la amnistía, y que Pedro Sánchez ahora afirma: "no se pueden considerar actos terroristas", ¿qué fueron?, pues.

En la mente de todos están los incidentes que tuvieron lugar en varias calles y plazas de Barcelona, entre otras en la Plaza de Urquinaona y la Vía Laietana, y que pudimos ver por televisión durante el tristemente famoso procés y después de salir la sentencia que condenó a sus promotores. Díganme ustedes, estimados lectores, si los actos vandálicos que recuerdan haber visto a través de la televisión, en aquellas fechas, fueron de mucha, poca o nula gravedad, y si consideran que pudieron alterar la paz social y el orden público, o no. Servidor lo tiene más que claro.

Por ello, así como tiempo atrás ya dije: "Ni los indultos, ni la eliminación del delito de sedición, ni la rebaja ad hoc del de malversación se deberían haber aprobado, porque quienes se iban a beneficiar de tales decisiones, ni se habían arrepentido, ni se iban a arrepentir jamás". Hoy, de la misma manera digo que, ninguna ley de amnistía, y menos si ha sido redactada por quienes pretenden ser amnistiados se debería aprobar, entre otras razones, porque no es de recibo que se haga a medida de los que pisotearon y quemaron la bandera de España, pitaron al oír el himno nacional, cometieron actos que pueden ser considerados terroristas y dieron un golpe de Estado contra la unidad de España y la igualdad de todos los españoles; y si, además, no han pedido perdón, no han dado muestras de su arrepentimiento y afirman que lo volverán a hacer ¿qué quieren que les diga...?

Pero bueno, ¿en qué país vivimos?... ¿En el de los tontos?... Cuando somos muchos más los españoles que amamos España, respetamos la Constitución y queremos vivir en paz y ser iguales ante la ley. ¿En el de los listillos?...Que, al parecer, son los que quieren romper la nación y salir de ella forrados y limpios. ¿O en el de los sinvergüenzas?... Que son los politicastros que por perpetuarse en el poder están dispuestos a lo que sea….

No hay más palabras, porque servidor ya no sabe qué decir sobre la impostura, la desvergüenza, la osadía y la desfachatez del personaje que nos gobierna.

¡País!

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