Propiedad intelectual

La pregunta no debería ser si la ultraderecha está detrás de las tractoradas, sino por qué a nadie le sorprendería que así fuera. Por qué setecientos campesinos han paralizado Zamora sin contar con las organizaciones agrarias. Y por qué la izquierda, siempre solvente entre los jornaleros, ha perdido ahora el apoyo de quienes trabajan la tierra.

El sector primario, como tantos otros, está sufriendo las consecuencias de un modelo globalista que ahoga a los pequeños productores, a los pequeños empresarios. Lo que el campo necesita son precios justos, rentabilidad en sus explotaciones y acción frente a los abusos en la cadena alimentaria. Una guerra, por cierto, que afecta en la misma medida al consumidor, por ser quien termina pagando la disparatada diferencia, engordada por los intermediarios, desde el origen hasta las grandes superficies.

Quien busque enfrentamiento entre los últimos y los penúltimos del sistema está afinando muy mal el tiro. Lo mismo que quien simplifique las manifestaciones apuntando a la propiedad intelectual de la ultraderecha. El populismo siempre es oportunista. Y si la izquierda no hace suya esta lucha y deja espacio libre en la defensa del campo, como en otros asuntos de interés general, que nadie tenga dudas de que siempre habrá un extremo, en este caso a la derecha, que intentará ocuparlo con todas sus fuerzas.

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