Zamoreando

Va de guerras

La probabilidad de un conflicto nuclear es más alta que baja

La amenaza de una guerra nuclear persiste

La amenaza de una guerra nuclear persiste / Shutterstock

Carmen Ferreras

Carmen Ferreras

Dicho así, incluso puede sonar frívolo, sin embargo la cosa no está para tomársela a broma. La amenaza de una guerra nuclear o Tercera Guerra Mundial no es un asunto baladí. Dos frentes abiertos en la actualidad: Ucrania e Israel y Rusia y Corea del Norte, a los que también se suma Estados Unidos, jugando a realizar pruebas nucleares, si no nos parecen suficientes indicios es que estamos muy alejados de la realidad.

La probabilidad de un conflicto nuclear es más alta que baja. Conflicto que involucraría a todos los países del mundo. Después de lo de Hiroshima y Nagasaki no es difícil imaginar las consecuencias devastadoras que no sólo se producirían al instante, ya que sus efectos se notarían muchos años después creando un planeta inhabitable que sería francamente difícil reconstruir. Esta realidad nos acerca a la ciencia ficción que tantas veces ha recreado el cine de Hollywood. Se me viene a la memoria El Planeta de los Simios. Posiblemente más inteligentes que muchos seres humanos. Mientras no se efectúen pruebas psicológicas a los que aspiran a mandar en los distintos países del mundo, estaremos a merced de locos, psicópatas y trastornados de todas las magnitudes.

El mundo no ha aprendido nada de su pasado. Se va a repetir. Es terrible saber que más de 34 millones de personas morirían en apenas tres horas después de un hipotético lanzamiento de trescientas ojivas nucleares rusas hacia Occidente que, a su vez, respondería con otras tantas contra Moscú. Muchos expertos coinciden en señalar que una guerra con armas nucleares podría tener lugar "en cualquier momento". ¡Dios nos libre y nos ampare!

¿Dónde nos metemos si algo así llega a ocurrir? No creo que haya lugar en nuestro entorno. Salvarse del Holocausto mundial y poder continuar la vida dentro de la normalidad sólo estaría al alcance de dos países. Esos países no son otros que Australia y Nueva Zelanda. Si los situamos correctamente en el mapa, su ubicación geográfica es la más alejada del fragor de la batalla. Ambos países tienen mayor probabilidad de sobrevivir al ubicarse en el hemisferio sur tan alejados de las principales potencias nucleares, gracias a las cuales vivimos con el miedo en el cuerpo, aunque no queramos reconocerlo.

Me veo haciéndome vecina de Elsa Pataky y Chris Hemsworth, su espectacular marido, que como todo el mundo sabe es australiano. Y si no de los maoríes neozelandeses, que tampoco estaría mal ya que se trata de un pueblo muy hospitalario. Y no sólo eso ambos países tienen una enorme capacidad de autosuficiencia alimentaria, lo que les permitiría sobrevivir a la crisis. Son muchos los expertos que se dedican a estudiar la posición de los distintos países durante una catástrofe mundial en la que incluyen el invierno nuclear. Y todos llegan a la misma conclusión. Aunque algunos científicos añaden a los ya citados, Islandia, Vanuatu en Oceanía, compuesta por doce islas grandes y decenas de islas pequeñas, y las Islas Salomón como candidatas a lograr una autosuficiencia alimentaria sólida, incluso en un invierno nuclear extremo.

La cosa, repito, sin alarmarse en exceso, no es para tomársela a broma, son muchas las revistas especializadas que hablan del tema y más todavía los científicos que estudian la posibilidad de que los señores de la guerra, Putin and Company, se líen la manta a la cabeza y la armen gorda.

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