El espejo de tinta

Las llaves de Guarido

Los ciudadanos con sus votos han tratado al alcalde infinitamente mejor que él a ellos y a la ciudad

Escultura de Baltasar Lobo en los járdines del Castillo de Zamora. | M. M. (Archivo)

Escultura de Baltasar Lobo en los járdines del Castillo de Zamora. | M. M. (Archivo) / M. M. (Archivo)

Ángel Macías

Ángel Macías

"Que nos diga cuándo y le dejamos las llaves" es lo que ha contestado el alcalde Francisco Guarido al presidente de la Diputación Javier Faúndez cuando éste le ha advertido de que el ayuntamiento de la capital es titular del inmueble del Castillo gracias a un convenio suscrito entre ambas instituciones en 2004 para la implantación allí del Centro de Arte Contemporáneo Baltasar Lobo y no para otros fines.

De la cerrazón y despotismo de nuestro alcalde llevamos muchos años de demostración en múltiples asuntos del día a día con la ciudad y los ciudadanos, pero nunca antes en un asunto tan de interés general, tan palmario y tan evidente.

En el que día de hoy coinciden todos los expertos y académicos, colegios profesionales, asociación de amigos de Baltasar Lobo y partidos políticos, excepción hecha de PSOE e IU, los dos que gobiernan el Ayuntamiento, uno por despotismo y el otro porque se deja llevar para no enfrentarse al alcalde. Que el lugar óptimo para la exposición de la obra de Lobo, para la investigación en torno a ella y su promoción y divulgación es el Castillo. Que a su vez el mejor destino posible para el Castillo a día de hoy es servir de sede a la creación y la figura de nuestro escultor más universal y en torno a él, con exposiciones temporales o fondo permanente, a la obra de otros escultores zamoranos de los últimos cien años. Que para la ciudad y la provincia, el proyecto que los integre se convertirá en un recurso turístico, cultural y económico de primera magnitud, máxime incorporando, como planteamos ya en 2004 quienes entonces gobernábamos una figura tan emblemática y trascendente en el mundo de la arquitectura como es Rafael Moneo. Y que urbanística y socialmente para Zamora y su Casco Histórico, generar ese polo de atracción en la proa del recinto amurallado y junto a la Catedral permitiría afrontar de una vez el desarrollo de un plan especial que rompa ese territorio vacío y desolador en el que hemos dejado convertirse muchos rincones y solares del tramo entre la plaza de Viriato y la de la Catedral.

Pero siendo esa desidia del "que nos diga cuándo y le dejamos las llaves", grave en este caso concreto, lo es más cuando vemos que podría darse en casi cualquier otro de los asuntos importantes que afectan al cuidado y la proyección presente y futura de nuestra ciudad. Es dramáticamente ofensiva. Es insultantemente agresiva esa postura reiterada y sistemática del "lo hago porque lo valgo", del me votaron sin programa para hacer lo que quisiera y así hago lo que en cada momento se me ocurre, digan lo que digan el resto, la oposición, los expertos y los directamente afectados. Y, preferentemente, no hago nada, porque vivo mejor y no me critican. Y así los asuntos se eternizan y pudren.

Los ciudadanos con sus votos han tratado al alcalde infinitamente mejor que él a ellos y a la ciudad. A Guarido le encanta figurar de alcalde, no tanto serlo. Para los asuntos importantes, complejos o problemáticos para la ciudad, que le digan cuándo y no lo mareen, que él deja las llaves y un problema menos.

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