Fray Diego de Deza, O. P.

Mantuvo un decidido y decisivo apoyo a la aventura de Cristóbal Colón, al que protegió en todo instante, incluso en el de la adversidad

Modesto Vicente

El 9 de junio de 2023 se cumplió el V Centenario de la muerte del ilustre varón zamorano Diego de Deza, O.P. (Orden de Predicadores). Sirva esta colaboración de reconocimiento a su figura.

Nacido en Toro en 1443, vivió a caballo de los siglos XV-XVI en la España de los Reyes Católicos, a los que sirvió con total lealtad. Como también lo hicieron otras grandes figuras de la Iglesia de ese tiempo: el arzobispo Alfonso Carrillo de Acuña, el cardenal Mendoza, el cardenal Cisneros, fray Hernando de Talavera…

Ingresó como dominico en el convento de San Ildefonso en Toro. De su patria chica pasó al convento dominico de San Esteban en Salamanca. Dedicado en cuerpo y alma al estudio de la teología, enseñó como profesor en la célebre Universidad de Salamanca, llegando en 1480 a ser "Maestro de Prima de Teología" sustituyendo a su maestro y amigo Pedro Martínez de Osma que, ya anciano, había sido acusado de heterodoxia.

Su destino era: la renovación de la teología en Salamanca y trabajar en la reforma de su orden haciéndola retornar a la autenticidad espiritual y a la autenticidad tomista. Pero en 1486 los Reyes Católicos lo nombran "preceptor" de su hijo, el príncipe don Juan. Su destino cambia: de las aulas pasó a enseñar al príncipe, fue su capellán y lo lloró muerto en sus brazos (+ 4 - octubre -1497). Ahora entra en la escena de la vida eclesial y nacional con plena madurez y lucidez sirviendo plena y responsablemente a la corona y a sus empresas. Su biógrafo Armando Cotarelo Valladares escribe:... "Fray Diego de Deza… confesor de los Reyes Católicos y de su Consejo, su capellán mayor y gran Canciller de Castilla, obispo sucesivamente de Zamora (1487), Salamanca (1494), Jaén (1498), Palencia (1500), segundo inquisidor general de España, albacea testamentario de la reina doña Isabel, arzobispo de Sevilla (1504) y electo de Toledo (1523), de la que no llegó a tomar posesión, y fundador del Colegio Mayor de Santo Tomás de Aquino de Sevilla… el decidido protector de Colón, el prudente reformador de la Claustra, el pacificador de la Bética, el teólogo profundo, el diestro polemista, el fidelísimo consejero del Rey Católico, el varón eximio…".

Cuatro aspectos o facetas que nos ayudan a comprender al personaje:

Como obispo-pastor solícito: fue un hombre emprendedor y reformador que iba delante con el ejemplo.

De su etapa más larga, la de Sevilla, destacamos: su interés en terminar la catedral; la reforma del cabildo con estatutos severos, pues estaba convencido de que la reforma de la Iglesia universal debía empezar en la clerecía. Él mismo predica con celo; reside de ordinario en la diócesis; rodeado de su clero; promociona el estudio y la "cura pastoralis"; se preocupa de la conversión de los moros y judíos; y de adoctrinar a los conversos.

Su solicitud pastoral desborda los límites sevillanos: se desveló por la "evangelización" de las Indias novísimas recién descubiertas por Colón, al que tanto apoyó; y de la erección de las primeras diócesis americanas: Santo Domingo, la Concepcióin de la Vega y San Juan de Puerto Rico, vinculadas como sufragáneas a la diócesis de Sevilla.

Como prudente político: el servicio en la Corte (capellán y preceptor del malogrado príncipe don Juan) le pone en contacto con la política: en adelante será hombre de consejo y confianza de los reyes, destacando por su lealtad. Su máxima gloria en este campo está cifrada en su decidido y decisivo apoyo a la aventura de Cristóbal Colón, al que protegió en todo instante, incluso en el de la adversidad.

De otras actuaciones "políticas" (en el sentido más noble de "servicio al bien común") baste recordar su fidelidad al rey católico, precisamente en los momentos más amargos, cuando el rey don Fernando sale al encuentro de su yerno Felipe el Hermoso para los "pactos" del traspaso de poderes. (Recuérdese la tortuosa ruta del flamenco: La Coruña -y no Laredo-, Villafranca del Bierzo, Monterrey, Verín, Puebla de Sanabria. Y la ruta del Católico a su encuentro: La Bañeza, Asturianos, Puebla de Sanabria).

Muerto el flamenco rey Felipe (25 – IX – 1506), el anciano rey pide a su "confesor", amigo y consejero que le ayude en aquella crítica situación: su hija doña Juana, viuda y reina, ¿será capaz de reinar? Años más tarde, cuando se levantan las "comunidades" frente a Carlos I, Deza saldrá por las calles de Sevilla implorando la paz al servicio de la corona.

Como manso inquisidor: nombrado por el Papa Alejandro VI, a propuesta de los Reyes Católicos, inquisidor general de Castilla (1 – XII -1498) y de Aragón (1 – IX – 1499), demostró su benignidad en todas las causas en que intervino: el proceso de Pedro Martínez de Osma; algunos procesos de la "Beata de Piedrahíta" (María de Santo Domingo); Nebrija… El proceso de Hernando de Talavera, arzobispo de Granada, instigado por el fanático inquisidor de Córdoba Diego Rodríguez Lucero.... al tiempo de la revuelta de Córdoba capitaneada por el marqués de Priego. No se resistió a renunciar a tan enojoso cargo. En 1507 el timón del Santo Oficio pasó a manos de Cisneros.

Aguerrido defensor de la verdad: liberado del cargo de inquisidor, "su ejercicio ordinario era estudiar y escribir" sin menoscabo de la cura pastoral de su inmensa diócesis sevillana ayudado por su obispo auxiliar fray Francisco de Córdoba.

En defensa de la doctrina de Santo Tomás de Aquino (1491) se enfrenta a las opiniones de Nicolás de Lira y de su apologista Matías Doering. Su plan de reforma de la teología consistía en el retorno al tomismo de pura ley. Para ello escribió la impresionante obra "Nuevas defensas" y fundó un colegio-universidad en Sevilla dedicado a Santo Tomás, que fue la niña de sus ancianos ojos.

Murió en Sevilla el 9 de junio de 1523. Y fue sepultado en la iglesia de su Colegio-Universidad de Santo Tomás de Aquino (si bien su sepulcro fue profanado en la invasión francesa). Fue uno de los personajes más representativos de la España nueva de los Reyes Católicos.

(*) Resumo lo encontrado en el trabajo de Álvaro Huerga O.P., Diego de Deza, arzobispo de Sevilla, en Fliche – Martín, Historia de la Iglesia, tomo XVII, pp.635-646.

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