Zamoreando

Volver a la cuchara

De la obesidad y el exceso de peso infantil la crisis no tiene la culpa

Un cuenco de lentejas con verduras.

Un cuenco de lentejas con verduras. / Archivo

Carmen Ferreras

Carmen Ferreras

Hay que volver a la cuchara. Hay que desechar de inmediato las comidas basura. Hay que dejar la bollería para los que inventaron el "Donet". Hay que volver a la dieta mediterránea so pena de aliarnos con la grasa y el colesterol y acabar con nuestra salud y a la larga con nuestra vida. No nos alimentamos correctamente. La Navidad es sinónimo de atracón para muchas personas y ahora llega enero con la rebaja que pasa indisolublemente por el gimnasio. Mal, los mayores. Peor, los niños.

La obesidad infantil en España se halla en los niveles de Estados Unidos donde abundan los niños bola y, encima, de sebo. Perdón por la crudeza pero es que es así. Pues bien, tres de cada diez niños españoles de entre tres y doce años sufren exceso de peso. El 21,7% padece sobrepeso y el 8,3% es obeso. El dato procede de un estudio concienzudo y riguroso que ha llevado a cabo la Fundación Thao con una muestra de 30.008 niños de 25 municipios de siete comunidades autónomas.

La dieta infantil no puede ser monocolor, monocorde y monótona. La dieta infantil necesita todo el color que le aportan las verduras y las frutas, dejar atrás la fritanga, dar un paso más allá de la pasta y olvidarse de la bollería en la merienda, especialmente la bollería industrial que tanto deja que desear y que, no obstante, se vende como rosquillas. El Ministerio de Sanidad debería ejercer un mayor control en el tema de la alimentación, de lo que se nos vende como bueno y que resulta ser la mar de malo para nuestra salud. Dónde se han quedado aquellos bocatas de pan-tumaca y jamón del bueno, aquellos bocatas de chorizo, de salchichón casero, de tortilla francesa e incluso de sardinas en lata que tan ricas resultan dependiendo sobre todo del hambre que se tenga.

Aquí no cabe aplicar el rodillo de la crisis a la que inmisericordemente se echa la culpa de todo o casi todo lo malo que nos asola. De la obesidad y el exceso de peso infantil la crisis no tiene la culpa. Más platos de lentejas y de garbanzos, más espinacas y acelgas, más fréjoles y alubias y dejar las pizzas y los perritos calientes para aquellos que necesiten sobrealimentación. Pues, no señor. Que papá y mamá se van de fin de semana, a los niños se les queda dinero para la pizza, para el perrito caliente o para la porquería de turno que pasa por incomestibles bolsitas de esta y de la otra mierdecilla con la que no hacen otra cosa que meter colesterol para el cuerpo, maltratándolo en exceso.

Y, mientras esto sucede, en medio de la preocupación de los expertos en alimentación, uno de cada cuatro menores de cinco años sufre exceso de peso. Hay que permanecer alerta y procurar que todos los agentes implicados en la formación y educación de los niños, también los padres, ayuden a corregir y combatir el "crecimiento de la gran epidemia de la obesidad", como ya la define la OMS, con el fin de prevenir, mejor que tener que curar, el grave problema que pesa sobre la salud de los niños.

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