Introspección en tiempo de Adviento

CARTAS

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Cartas de los lectores

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"Nadie puede construir para ti el puente sobre el cual debes cruzar la corriente de la vida, nadie más que tu solo" (Friedrich Nietzsche, "Así habló Zaratustra").

Inmersos en tiempos de este adviento cristiano, etiquetado de desaforado consumismo, busco refugio en la lectura, arropado del frío por libros en el hogar, cual compañeros que nunca me abandonan en los buenos y malos momentos. Me redimen de mi terca osadía de oficiar en la escritura, cuyo don me han negado las musas. Más persisto en ello. Estas líneas lo confirman.

Aislado del ruido, de la visión del dispendio de luces en las calles del lugar, me invito a la introspección de mi propia existencia. Lo que hoy soy, no de lo que fui, y mucho menos conjeturar del corto futuro que me aguarda. Vivir mi presente a la luz de la teoría de Friedrich Nietzsche "El Eterno Retorno", que desarrolla en el capítulo de "La visión y el enigma" en su célebre obra "Así habló Zaratustra". ¿Cuál es la clave?

Todo volverá a suceder tal como ha sucedido, y, por ello cada hecho de la vida, tiene una importancia infinita. Debemos vivir una vida que deseamos vivir una y mil veces. Si supiéramos que nuestra vida se repetirá exactamente igual de modo infinito, ¿viviríamos de modo diferente?, ¿la cambiaríamos? o ¿la apreciaríamos más? La tesis que manifiesta en este eterno retorno es una llamada a vivir nuestra vida al máximo, al abrazo de cada experiencia.

Nietzsche nos invita a retar a vivir nuestra vida del modo más auténtico y apasionado posible, en tanto que todos los eventos del universo se repiten en un ciclo infinito. No cabe duda que su tesis desconcierta tanto como atrae todo el pensamiento legado por el autor. Repetimos en la cultura occidental el tiempo de adviento, y reiteramos nuestro comportamiento en el mismo. ¿Lo seguiríamos haciendo si mediara elección alguna?

Si usted, dilecto lector, vive a tope este tiempo de adviento, al repetirse el ciclo, hágalo sin miramientos. "No puede el hombre a sentirse a gusto sin su aprobación" (Mark Twain). Me siento a gusto tras esta introspección debidamente guiada, y mucho más me complace al uso cíclico de remitir mis mejores deseos al prójimo en este tiempo de adviento y en todo tiempo, a través de la ventana, que me abre generosamente el periódico.

Retorno gozoso al silencio, que en palabras de Pitágoras es el inicio de la sabiduría. Vuelvo al encuentro tranquilo de mis libros, único tesoro que poseo. "Los libros van siendo el único lugar de la casa donde todavía se puede estar tranquilo". (Julio Cortázar).

Abelardo Lorenzo

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