Que viene Jalogüin

CARTAS

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Cartas de los lectores

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Al final de la Gran Guerra nuestras culturas, más que bimilenarias, comenzaron a sufrir cual invasión de termitas los hábitos de los americanos y desde entonces no han dejado de roer nuestros pilares. Empezaron las multinacionales, como ellos dicen de comida basura McDonald´s, Donuts, Coca-Cola con su ícono el gordinflón de Papá Noel, las palomitas en el cine, el Black Friday. Quedaron entre nosotros, siendo la fiesta de Haloween el grano en el culo, colmo de la horterez y canto a la estulticia.

Siempre celebramos la Noche de Tinieblas o de las Ánimas, quienes tengan la suerte de proceder del medio rural, seguro que saben de lo que hablo. En esos días tenía lugar la novena de las ánimas del Purgatorio (en la actualidad clausurado P.O. de la Autoridad Vaticana). El lúgubre tañer a muerto, la iglesia iluminada tan sólo por los hachones del altar.

Los rapaces recorríamos las casas pidiendo para las benditas ánimas, dando la cencerrada y quemando inmundicias, el vecino que negaba el óbolo se exponía a que meráramos en su puerta y la terrible amenaza con la estantigua que esa noche entraría en su casa y se metería la cama, con un saco de pesadillas, abriendo la ventana de par en par (no voy a negar que cuando nos corría con un palo, era una aventura sin par.) Otras vecinas más piadosas nos invitaban a un taco de chorizo con pan, en las casa de los ricos una onza de chocolate del de hacer y ¡Oh milagro! una copita de mistela.

La mocedad aprovechaba la oscuridad, el frío de noviembre y "un pavor terrible" para rozarse sin rubor y en ocasiones entrelazar las manos. Si había castañas el magosto estaba servido, donde se contaban historias de aparecidos y muertos mal enterrados. Nunca faltaba el malandrón que rompía el encanto con un alarido demoniaco o echaba a la lumbre un puñado de castañas sin rajar. Pero vinieron los americanos y todo se acabó. Pronto celebraremos el 4 de Julio y a la patrona del pueblo la emplearemos en el Burger King.

F. Mario Santos

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