Señor
Y es que llamar, pongamos, Manolo o Pepe, especialmente por profesionales que les atienden, a señores que rozan el centenario es,cuando menos chocante. De siempre, en los viejos tiempos, que por cierto no hay por qué añorarlos en su totalidad, por exteriorizar respeto, cuando se dirigía a las personas de cierta edad, se le anteponía "señor" o "don"; lo que no cuesta nada y, además, quienes lo pronuncian quedan muy bien.
La profesionalidad, la "clase", la formación, la madurez, etc., también se pone de relieve en el trato con la "clientela", que es la "jefa", la "reina" de quienes gracias a ella existen, por ser sus padres, abuelos, etc., y además quienes mensualmente les aportan la "soldada", entran en sus establecimientos, o requieren de sus servicios profesionales.
O sea, menos "familiaridad" donde realmente no la hay y, consecuentemente, dirigirse a los demás con las expresiones "ad hoc" que debieran emplearse cuando la confianza es nula. Otra actitud pudiera considerarse hipócrita, engañosa, etc.
Marcelino de Zamora
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