Zamoreando

Se veía venir

Todo es posible con la legislación actual; todo es posible conociendo la identidad de su promotora

La ministra de Igualdad, Irene Montero, interviene durante el coloquio 'Defendamos los derechos feministas', en en la Sala Cotxeres del Palau Robert, a 14 de julio de 2023, en Barcelona, Cataluña (España).

La ministra de Igualdad, Irene Montero, interviene durante el coloquio 'Defendamos los derechos feministas', en en la Sala Cotxeres del Palau Robert, a 14 de julio de 2023, en Barcelona, Cataluña (España). / David Zorrakino - Europa Press

Carmen Ferreras

Carmen Ferreras

No descubro nada nuevo si digo que la entrada en vigor de la ley trans generó incertidumbre en las prisiones españolas. Dónde ingresar a un hombre que se declara mujer, ¿en una cárcel para hombres o en una prisión para mujeres? He ahí la cuestión. Los profesionales de instituciones penitenciarias a los que no se tuvo en cuenta y por lo tanto se hizo caso omiso de sus recomendaciones, alertaron en su día sobre la posibilidad de que se produjeran situaciones no deseadas, como que una mujer se declare hombre para ingresar en un módulo masculino, instigada por las mafias que la prostituirán o que un hombre diga sentirse mujer para estar en módulos femeninos y beneficiarse de ello. Todo es posible con la legislación actual. Todo es posible conociendo la identidad de su promotora.

Un fulano, ingresó como hombre en la prisión alicantina de Fontcalent y, una vez dentro, ya cumpliendo condena, declaró que se auto percibía como mujer y solicitó su traslado al módulo de mujeres, petición que le fue concedida. Ingresada ya en el pabellón femenino, inició allí una relación con otra interna y ésta quedó embarazada. No me diga que no se veía venir. La picaresca, o algo peor, ha hecho acto de presencia en la vida carcelaria.

La supuesta reclusa transexual, de origen búlgaro, era bastante conocida en el Centro Penitenciario Alicante Cumplimiento -como se denomina oficialmente a la cárcel de Fontcalent- ya que era reincidente. Contaba con numerosos antecedentes por robos y delitos contra la salud pública fundamentalmente y había estado presa en Fontcalent en varias ocasiones con anterioridad, siempre como hombre y siempre ocupando una celda en el módulo masculino.

Allí fue destinado también tras su último ingreso, hasta que manifestó que quería transicionar de género, que se sentía mujer -concretamente mujer de tendencia sexual lesbiana- y pidió que internamente se la llamara con nombre femenino. Solicitó además ser enviada al módulo de mujeres. El traslado se produjo pero, tras conocerse en prisión que había dejado embarazada a una de las compañeras con las que compartía pabellón, la dirección de la cárcel la devolvió de nuevo al pabellón masculino. Espero que Irene Montero, tan callada ahora, no salga reivindicado el derecho de este falso trans a volver al módulo femenino. Puede dejar a todas las reclusas embarazadas. ¡Menudo pájaro!

Como no podía ser de otra forma, la tonta de turno, la interna embarazada es de nacionalidad española, se planteó en principio interrumpir la gestación pero finalmente sigue adelante con el embarazo en prisión. Esta es otra de las muchas consecuencias de haber permitido a una descerebrada formar parte de todo un consejo de ministros.

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