La desigualdad

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Cartas de los lectores

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"La pobreza no es inevitable, porque se ha ido produciendo riqueza suficiente para que todos los seres humanos puedan llevar una vida digna, pero además no ser pobre es un derecho de las personas que los Estados deben satisfacer, y no solo un deber de beneficencia". Adela Cortina.

He acabado el libro "La España invisible", de Sergio Fangul y, casualidades de la vida, el domingo día 18 de junio, en la misa el padre jesuita que presidía la Eucaristía, expuso que se celebraba la misma por los emigrantes, por la organización "Entreculturas" y, créanme que, en su homilía, expuso con claridad meridiana, lo que en la calle es una auténtica realidad.

Comenzó diciendo que, rechazamos a los emigrantes, no porque sean emigrantes o procedan de otras culturas, sino porque son pobres, si fueran ingenieros de caminos o ricos, no los rechazaríamos. El rechazo se basa en la desigualdad.

Recuerdo haber escuchado en varias ocasiones, la frase que un rico de Zamora se entiende mejor con un rico de Marruecos que con un pobre de Zamora. En definitiva, todo depende de cómo veamos a las personas de nuestro alrededor.

Leía, recientemente, que la desigualdad entre ricos y pobre había aumentado en España en el año 2021 más que en toda la década anterior.

Por determinados sectores se pide que no se hable en términos de ricos y pobres, porque eso divide a la sociedad y, sabido es, que es la situación económica de las personas y sus familias, la que origina la división.

No podemos ignorar, las causas originarias de la desigualdad y, una de ellas, tal vez la principal, en el momento presente, es la precariedad laboral que lleva aparejada, en muchos casos, la baja remuneración salarial, y en consecuencia, la dificultad para la adquisición de una vivienda digna, en propiedad, y el acceso a la cultura y formación académica universitaria.

Todas las desigualdades, del tipo que sean, tienen su origen, en la desigualdad económica. En la época de la pandemia, que hemos vivido recientemente, los trabajadores esenciales para el funcionamiento del mundo, es evidente que no destacaban por recibir mejores salarios o el mejor reconocimiento social. No olvidemos que se va generalizando la aporofobia, esto es, el rechazo al pobre.

Son los otros los que no son como nosotros.

Me viene a la memoria la frase, "por el humo se sabe dónde está el fuego"

Se está generalizando la precariedad laboral entre los trabajadores más jóvenes, porque caminamos hacia la hiperautomatización, pues, para acceder y mantener un puesto de trabajo, debemos tener un alto nivel de formación y grandes conocimientos de la materia, en cuestión, amén de la informática y, actualizarnos varias veces a lo largo de nuestra vida laboral para ser competitivos.

Nada volverá a ser como antes. Es triste, pero es una auténtica realidad, que las máquinas nos mandaran a las filas del paro, si nadie lo remedia. En los momentos actuales, incluso las personas que tienen un puesto de trabajo, viven en situación de pobreza, pues no podemos olvidar que tener un puesto de trabajo no significa tener una mínima estabilidad vital.

Precariedad laboral, es sinónimo de pobreza. El trabajador ha de tener conciencia de su situación de clase trabajadora, y olvidar que las quejas no pueden manifestarse en la barra del bar, no sirven para nada. Me viene a la memoria, el refrán: "El que tropieza y no se cae avanza terreno".

La desigualdad y la pobreza van unidas y, cada día son más patentes en nuestra sociedad. Leía recientemente que "España acarrea todavía numerosas carencias y desequilibrios que le hacen ser el tercer país con mayor desigualdad de la UE y, el cuarto con mayor población en riesgo de pobreza según el informe 2050". La pobreza se hereda, salvo excepciones, y los niños pobres se convertirán en adultos pobres, porque el ascensor social está averiado y no funciona y, ello origina que se muera, en muchos casos, en el mismo estatus social con el que se nace.

El cambio experimentado en los últimos años es abismal. La situación actual no es nada halagüeña, tal vez, ya pasaron los tiempo de tener un piso, una segunda vivienda vacacional, varios coches y olvidarse de aquel anuncio, que seguramente alguno de ustedes recordarán por haberlo escuchado en la radio, hasta la saciedad "cada fin de semana, unas vacaciones". Seamos realistas y pongamos los pies en la tierra. Les recomiendo recuerden el poema de Pedro Calderón de la Barca La vida es sueño.

"Nos confronta con que la vida es un sueño, porque muchas veces estamos en un lugar muy privilegiado y cuando nos damos cuenta eso ya se acabó", Claudia Ríos.

Reflexionemos y cada uno obtenga su conclusión.

Pedro Bécares de Lera

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